Otro caso de brutal desproporción entre la historieta en sí y sus accesorios. Este álbum de 48 páginas tiene 14 –sí, CATORCE- páginas que no son de historieta. Por lo menos no son carátulas ni páginas en blanco: hay una muy buena entrevista al autor realizada por el gran Santiago García y varios pin-ups muy grossos, entre ellos uno de David Rubín que me hizo correr a cambiarme la ropa interior. Y después bocetos, el proceso de realización de las páginas, fichas de personajes y cositas así, que aportan algo más a las aventuras de Astro.
Estas 34 páginas de historieta escritas, dibujadas y coloreadas con la computadora por el glorioso Javier Olivares están apuntadas básicamente al público infantil. Le encontré unas cuantas similitudes con Kaput & Zösky (ver reseña del 29/09/12), que también abordan desde el humor la temática de los viajes por el espacio, la exploración de planetas extraños, etc.. La gran diferencia está en el protagonista: Astro Boreal quiere ser un héroe del cosmos, el más grande explorador de la galaxia… pero es un pusilánime que vive con la mamá y que acumula muchos más papelones que éxitos. Y además, mientras Kaput & Zösky eran dos soretes amorales, Astro es bueno. Tan bueno que parece una parodia a Flash Gordon, Adam Strange y demás paladines planetarios “de los de antes”.
Las historias tienen poquitas páginas (no más de cuatro), finales cómicos, enredos varios, la acertada decisión de sumar gradualmente nuevos personajes para hacerle la vida imposible a Astro, y hasta un sub-plot que –dice Olivares en la entrevista- va a dar origen a una aventura larga: el misterio del padre de Astro, también explorador del espacio, largamente desaparecido. Hay historias donde la mayoría de la gracia está en los textos, a veces las historias son mudas y la gracia está en las imágenes y a veces el efecto humorístico se logra en el contrapunto entre textos e imágenes. Así que, en poquitas páginas, hay recursos variados para enriquecer las tramas y para que los chistes no sean obvios.
El dibujo de Olivares está increíble. Me pasa lo mismo que ayer cuando comentaba lo que hace Pedro Mancini en Alien Triste: el madrileño habitualmente tiene un despliegue gráfico de la mega-San Puta, unas composiciones zarpadísimas en las que las masas negras tienen muchísimo protagonismo y los fondos te vuelven loco por el detalle y por la originalidad con la que están plantados. Acá, como sabe que está trabajando para chicos, Olivares juega a simplificar todo lo más posible. Las masas negras tienen menos presencia, los fondos son minimalistas (la ambientación espacial le facilita ese yeite), y el dibujo se hace más simple, más sintético, como si Olivares toda la vida hubiese hecho tiras cómicas despojadas, al estilo de Charles Schulz.
No hay mucho más para contar, porque son sólo 34 páginas de historieta. Este es un muy lindo punto de entrada a la narrativa secuencial para chicos de 7, 8, quizás 9 años. Seguramente no pescarán ese nivel paródico que tiene Astro, pero no tengo dudas de que se van a reir y se van a cebar con las disparatadas andanzas espaciales del personaje, sus monstruos, sus robots y sus planetas limados. Además el dibujo está tan bueno que si lo hojea un grande, no sé si se lo habilita a los pibes…
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