el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 19 de diciembre de 2019

ULTIMO JUEVES DE PRIMAVERA

Ya se viene el verano, la ridiculez de la Navidad, fin de año… un kilombo bárbaro que se repite año tras año. Y uno mientras tanto prende el ventilador para cagarse un poco menos de calor y clava el orto en la silla para reseñar los últimos libritos leídos.
Hace un par de semanas, el 04/12/19, me tocó comentar el Vol.1 de Low y prometí entrarle pronto al Vol.2. Ahora cumplo, pero me encuentro con un tomo mucho más finito que el anterior, con apenas cuatro episodios, donde encima las tramas avanzan muy poco. Es el típico « tomo de pretemporada », en el que el guionista (en este caso Rick Remender) baja ocho cambios, presenta a algún personaje nuevo o profundiza en algún secundario al que se le dio poca bola en el tomo anterior, pasa en limpio lo más relevante de lo sucedido hasta el momento (ante la posibilidad de que se enganchen nuevos lectores) y tira algunas puntas de hacia dónde se puede llegar a encauzar la historia en la siguiente saga power, que por supuesto ya se está cocinando a fuego lento.
Básicamente esas son las aristas que explora Remender en este tomo que, sin ser olvidable ni prescindible, es menor comparado con la ambición que le aplaudíamos al Vol.1. El tema de la esperanza, que en la primera parte era importante, acá es excluyente. Remender la manda bien al frente y la subraya, la resalta con marcador flúo para que hasta el último subnormal entienda que la cosa va a pasar por ahí. Y bueno, también hay aventura, machaca, romance y un poquito de runfla política.
De todos modos, lo que te garantiza que vas a volver a comprar el siguiente TPB ni bien lo veas es el dibujo de Greg Tocchini, a un nivel descomunal, realmente alucinante tanto cuando se colorea él mismo como cuando delega esa tarea en Dave McCaig. Low sigue impactando sobre todo por el despliegue visual, el pandemonium de naves, armas, trajes, ciudades, criaturas, razas enteras a las que el trazo mágico de Tocchini les da vida como si fuera una boludez, como si cualquiera pudiera hacer una cosa semejante. Tocchini da cátedra en todos los rubros del dibujo y no cae en la tentación de volverse barroco, o sobrecargado, o de distraernos de lo que Remender nos quiere contar. Un laburo bestial de este prodigio del Noveno Arte. Y no tengo más tomos de Low sin leer, pero ni bien vea la continuación, me sumerjo en los abismos de la indigencia con tal de comprarla.
Me vengo a Argentina, año 2019, cuando se publica Marilyn, un excelente trabajo del guionista Alejandro Farías y la dibujante Daniela Kantor. Esto es grosso de verdad, es el Fun Home argentino, ponele. En apenas 67 páginas, Farías y Kantor nos narran el encuentro entre Leopoldo y Lisandro, dos personajes maravillosos, entrañables, que uno siente que conoce de toda la vida. Leopoldo es un señor homosexual ya sesentón, que tuvo un hijo a principios de los ´80 pero nunca lo vio cara a cara. Lisandro es ese hijo, que creció sin padre, sin saber prácticamente nada de él, y que ahora –justo en un momento complicado de su vida personal- tiene que atenderlo, cuidarlo y, ya que estamos, escuchar su historia.
Si Marilyn fuera sólo eso, la exploración del vínculo entre un gay sesentón y su hijo de 30 al que nunca conoció, ya sería una novela sumamente atractiva. Pero hay mucho más: Farías la clava en el ángulo al sumar el elemento político. A principios de los ´70, cuando un joven Leopoldo asume su sexualidad alternativa a contramano de una sociedad que consideraba a los homosexuales enfermos o depravados, se vuelva también a la militancia política, en el ala revolucionaria del peronismo. Y ahí la historieta trasciende la biografía de Leopoldo y levanta un vuelo espectacular al volverse casi un documental, una crónica, un retrato de cómo era ser gay y militar en política en aquellos años de dictadura militar, después de un breve regreso del peronismo, y después de otra dictadura militar, más sangrienta que la anterior. A través del relato de Leopoldo, Farías expande la experiencia del personaje para contar la historia de un colectivo, perfectamente imbricada (con perdón de la palabra) en un período fascinante y turbulento de otra historia, de otro colectivo mucho más grande, que es la de nuestro país. Un magnífico laburo de investigación, puesto al servicio de un guión apasionante, donde la dinámica entre los personajes (incluyo también a la mamá y la novia de Lisandro) brilla a la par de la increíble cantidad de cosas tremendas que vemos en los flashbacks a la juventud de Leopoldo.
El dibujo de Kantor tiene un impedimento bravo para lucirse y es la cantidad de viñetas que tiene que meter en cada página. Aún así, tiene unas cuantas imágenes memorables y muchos logros en la reconstrucción de la época. En sus mejores pasajes, Kantor recupera gestos, trucos narrativos, líneas y composiciones de la Maitena que dibujaba aventuras o historietas eróticas, de la Patricia Breccia de los ´80, o del glorioso José Muñoz. Y la faz visual se desluce en esas viñetas en las que Daniela combina varias técnicas de entintado en vez de jugarse entera a una sola (esto se ve por ejemplo en la segunda viñeta de la página 33, o en la tercera de la página 48). En general, las páginas con menos de 7 viñetas son las que mejor se ven, pero el promedio general es muy bueno.
Recomiendo fervientemente Marilyn (¿lo mejor que escribió Farías?) y cierro no sin antes invitarlos a reencontrarnos muy pronto con nuevas reseñas, acá en el blog.


2 comentarios:

NN dijo...

Si querés leer de un autor que vivió la militancia política de los '70 atravesada por su propia disidencia sexual conseguí "Prosa Plebeya" de Nestor Perlongher, un verdadero adelantado en infinitos aspectos que aún hoy se discuten(conste que el ala "revolucionaria" del peronismo no fue muy amable con él en su momento).
Me interesó lo de Farías, espero que aborde esa complejidad.
Y Felicitaciones, Papa, por los 10 años del blog, un poco lo que te comenté en un video de YouTube de "Agenda Argenta". Eso mismo.
¡Saludos y gracias!

Andrés Accorsi dijo...

Sí, Farías menciona en la historieta la experiencia de Perlongher. Muy interesante todo. Y gracias por los saludos de la "década ganada" ;)