el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 19 de junio de 2024

SARUTOBI

No tenía idea de la existencia de este manga de Osamu Tezuka, hasta que lo vi barato en una comiquería de París. Obviamente, me tiré de cabeza. Ahora, a la hora de encarar la lectura, me encuentro con que Sarutobi es una obra apuntada al público infanto-juvenil que el Dios del Manga serializó entre principios de 1960 y principios de 1961 en la revista Manga King. O sea que no solo la estética recuerda mucho a la de AstroBoy, sino que además las fechas coinciden totalmente con la publicación del clásico más famoso de Tezuka. Como ya vimos en varias de sus obras, en Sarutobi el maestro toma un hecho histórico (en este caso una guerra civil que transcurre a fines del Siglo XVI y principios del XVII) y la cuenta a su manera, con personajes ficticios, elementos fantásticos, guiños anacrónicos, humor metatextual... Acá dos de los protagonistas (Sasuke y Sai, los chicos que posan en la portada en plan canchero) son ninjas que manejan (con distintos grados de habilidad) la magia más zarpada que te puedas imaginar: se transforman en distintas criaturas, generan ilusiones en la mente de sus contrincantes, mueven objetos con telekinesis, se hacen invisibles, transmutan la materia, vuelan... Cada uno de ellos es casi una Justice League en sí mismo. Sai es una ninja sumamente eficaz y aplicada, mientras que Sasuke es poco inepto, y bastante irresponsable en el uso de sus poderes. Una vez que se involucren en el conflicto entre samurais, nobles, daimios y demás caudillos, se van a hacer amigos de Daisuke, el tercer protagonista de la obra, que es un espadachín implacable. Con estos elementos, Tezuka construye una epopeya de casi 330 páginas donde casi no se percibe una improvisación por parte del autor. No hay volantazos bizarros, la narración nunca pierde el rumbo. Y si bien es un manga de aventuras para chicos, tiene momentos bastante fuertes, incluso trágicos, como la muerte (bastante truculenta) de los padres de Sasuke. Por ahí lo que sobran son algunos villanos: puestos a meterle ficción a los sucesos históricos, quizás hubiese estado bueno "unificar" a distintos personajes que entran en conflicto con los protagonistas para generar a un único villano (o por ahí dos) un poco más potente. De todos modos los combates son peliagudos, nunca vemos a "los buenos" derrotar a "los malos" de taquito, sin despeinarse. Mi devoción absoluta por Tezuka no para nunca de crecer, pero sigo sin engancharme con el humor del maestro. Me molesta cuando se dibuja a sí mismo para meter chistes, me molesta cuando en un manga histórico tiran chascarrillos anacrónicos tipo "esto parece un dibujo animado", me molesta que trate de generar gags a partir de personajes que se pegan golpes o tropiezan con objetos contundentes... Si me vas a narrar una guerra, con sangre, torturas y masacres, dejate de joder y no me pongas chistes sacados de los cortos de los Looney Tunes. Pero bueno, entiendo que esto está pensado para chicos de 10-11 años de 1960, no para mí. Me quedo entonces con lo más hermoso que tiene Sarutobi que es el dibujo. Y dentro del dibujo, dos cosas: primero, el diseño de los personajes, que es glorioso, tanto en héroes como en villanos, como en las criaturas bizarras en las que se transforman. Segundo, esas escenas en las que decenas de guerreros a caballo cargan sobre fortalezas, pueblos, o sobre ejércitos enemigos. Lo que dibuja Tezuka en esas viñetas es descomunal, no se puede creer. La puesta en página, en cambio, tiene mucho que ver con la de los mangas de AstroBoy y casi nada que ver con la de las obras más adultas de la etapa posterior: el Manga no Kamisama divide las páginas en cuatro tiras, con viñetas cuadraditas, prolijas, de formas regulares, y conserva cierta versatilidad para que algunas de estas viñetas ocupen más espacio (de pronto, en vez de cuatro tiras hay tres, una de ellas doble) y hasta tenemos páginas con un solo cuadro, todas ellas apoteóticas. Es un dibujo amistoso, aniñado (de hecho, en un momento del relato pasan 10 años pero Tezuka aclara que no quiere que los personajes se vean 10 años más viejos y los sigue dibujando como nenes), muy influenciado por los dibujos animados de EEUU, muy prolijo. Y puesto al servicio de un relato de gran dinamismo, intenso, y en el que (a diferencia de trabajos anteriores) el maestro ya entendió que no hace falta dibujar TODO, y que hay algo que se llama elipsis y que en la historieta funciona bárbaro. Tarde pero seguro descubrí que Sarutobi está vinculada a otra obra del ídolo, El Castillo del Alba, que es un poquito anterior y que también me compré en Francia. Cuando la lea me voy a enterar si es una secuela, una precuela, un spin-off, una remake, otra aventura con los mismos personajes, o qué corno es. Con Tezuka, nunca se sabe. Y es parte de lo que lo hace tan atractivo. Ni bien tenga un rato para leer algo más, lo comentamos acá en el blog. Gracias y hasta entonces.

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