martes, 7 de septiembre de 2010
07/ 09: ALTER EGO
Una vez más, La Duendes se lanza a recopilar en libro los trabajos de un historietista de creciente repercusión en la región patagónica, pero mayormente desconocido en el resto del país. Esta vez es el turno de Lautaro Defossé, más conocido como Taro, un autor chubutense volcado a la historieta humorística, habitual colaborador de los distintos proyectos que motoriza La Duendes.
Taro es un gran dibujante. En su estilo se reencuentran André Franquin y Dani the O, y en su ritmo narrativo hay algo del underground yanki de los ´60 o de Patrick McDonnell, el autor de la imprescindible tira Mutts. La línea medio chunga, combinada con paisajes cuasi-abstractos, le dan una onda muy atractiva, muy especial, con alguna reminiscencia a George Herriman. Herriman también viene a cuento por el lado del surrealismo, o de la poesía naif cuasi-críptica, que son recursos a los que Taro apela frecuentemente y con notables resultados.
Es muy raro, pero leer Alter Ego es más interesante que gracioso. Se supone que cada página es un chiste, que termina con un remate, pero en realidad no. Las “historias” terminan en cualquier lado, no hay una verdadera estructura de chiste. A veces lo más gracioso pasa en la primera viñeta, o arranca tranqui, se pone gracioso y termina en un delirio incomprensible que no te causa la menor gracia. No sé cuáles son sus influencias, en qué escuela de humor se enrola Taro, pero realmente su trabajo no tiene nada que ver con el de ningún otro humorista. Alter Ego (el protagonista) encuentra un compañero/ interlocutor en un manchón de tinta que cobra vida, pero además por la tira desfilan un chancho, varios filósofos griegos y varios personajes extraños y extremos, muchos creados por la propia mente de Alter Ego, especialista en discutir consigo mismo.
Hay varios diálogos atractivos, porque Taro tiene un innegable oído para el habla cotidiana. Pero los contrapuntos verbales muchas veces terminan en cualquier parte, en disparates sin sentido en los que el nonsense le gana por goleada al humor. Las primeras planchas parecen ajustarse al ya gastadísimo subgénero del personaje que se sabe personaje y que rompe la cuarta pared para tratar de interactuar con el autor y los lectores. Pero por suerte, llegado el segundo tercio del libro, Alter Ego muta hacia una especie de tira surrealista ambientada en los campos de la Patagonia, siempre al aire libre, con el desfile de personajes limados ya citado (al estilo Inodoro Pereyra) y destellos de poesía suburbana de esos que mandaba Caloi en los primeros años de Clemente.
O sea que los elementos atractivos no escasean para nada, y si Alter Ego no es una tira devastadoramente grossa se debe exclusivamente a que Taro se resiste con uñas y dientes a encorsetar a sus historietas en algo así como un formato tradicional de página humorística. Muy raro, pero bien.
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3 comentarios:
Yo me cuidaría de ese flaco, dicen que maneja la mafia de los chanchos en Trelew, pero igual es un tipazo, gran artista y buen amigo.
Un abrazo para todos.
toto.
Toto: ´ta 30 pe´el kilo de lechon, ¡una ganga!... teniendo en cuenta que el matarife le cobra 30 pesitos por cabeza y los controles sanitarios de la triquina son una relojeadita nomá´. Por ende, si le crecen larvas en las articulaciones, yo, todo liso, eh, a quejarse al matadero.
Un gran abrazo amigo.
Buenos días Andrés, ¿cómo le va?. Me pegaron el chiflido y me vine de la chacra a leer su blog (cada tanto me doy una vuelta, cada vez con más frecuencia) y me encontré con esta hermosa reseña. Esta muy buena.
No conocía la tira Mutts, la busqué y me gustó mucho. Siempre estoy descubriendo historietas nuevas porque no leo tanto como mis pares. Mis colegas y usted son como un faro para mis gustos historietiles.
Muchísimas gracias por el artículo y a sus órdenes.
Un cálido abrazo desde el sur.
Taro.
Gracias por pasar, Taro. Y quédese tranquilo que se ganó en buena ley todos los elogios recibidos.
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