domingo, 12 de septiembre de 2010
12/ 09: SCALPED Vol.1
Por fin arranco a leer una serie a la que le tenía muchísimas ganas hace varios años, y de la que ya tengo acovachados varios tomos. Seguro que en el último tiempo oiste hablar bastante de Jason Aaron, por ahí por su laburo en Wolverine, o en Ghost Rider, o si tenés paladar más finoli, por la magistral The Other Side, que fue su primer trabajo publicado, también en Vertigo, como Scalped. Y si nunca habías oído hablar de esta bestia, dejame ser yo el que te cuente que EEUU ya tiene su Garth Ennis y que no son pocas las veces en las que la sucursal yanki le rompe el culo a la casa matriz irlandesa.
Scalped debe ser lo más grim ´n gritty jamás publicado por Vertigo. Sí, peor que 100 Bullets. Esto es absolutamente abisal. La historia nos narra el regreso a la reservación indígena de Prairie Rose de Dashiell Bad Horse, un piel roja que llevaba 15 años alejado de su gente, y que se encuentra con un panorama desolador. El Jefe Red Crow es ahora una especie de Kingpin aborigen, un capo-mafia legitimado con un cargo oficial (en realidad, varios), líder indiscutido de una tribu sumida en la pobreza, el alcoholismo y la drogadicción, a la que un casino suntuoso y pagado con plata sucia puede llegar a sacar del pozo. Por supuesto, Dash Bad Horse y el Jefe van a chocar, pero Aaron se las ingenia para que el choque no sea frontal, ni obvio, ni rápido. Pero lo más importante es que, si bien está claro que Red Crow es el villano, nunca nos propone a Dash como el héroe.
Dash es una bestia, un tipo rencoroso, malo, entrenado por las fuerzas armadas para matar, una máquina de combate brutal, feroz, implacable, un jodido desalmado que odia a su propia madre (una de las pocas indígenas que se moviliza contra el templo de corrupción con el que Red Crow la va a levantar en pala), que combate a sus sentimientos con más fuerza que a sus adversarios, un violento fuera de control, siempre a punto de explotar. Un sorete, bah. Pero esta vez, parece estar del lado correcto, porque enfrente tiene a un hijo, nieto y bisnieto de puta como es el Jefe Red Crow, una rata miserable envuelto en runflas espúreas con cuanto elemento criminal azota a la reservación, y que además tuvo una vieja historia con la mamá de Dash. Obviamente, espero que Aaron no se vaya al carajo con la revelación (predecible y digna de telenovela barata) de que el Jefe es el verdadero padre de Dash. El no-héroe, a su vez, tiene una historia pendiente con Carol, la hija del Jefe, su amiguita favorita de la infancia, a la que hace 15 años que no ve y a la que ahora se encuentra convertida en un yiro depravado, que le mete los cuernos al marido con media tribu y a la que le sobran motivos para confrontar con su padre. Y mientras el implacable Bad Horse combate al narcotráfico y la prostitución en la reservación, avanzan los preparativos para la fastuosa inauguración del casino, que es la anteúltima secuencia del tomo. La última es la muerte, impactante y escabrosa, de un personaje que pintaba para protagónico.
Todo este festival de atrocidades, condimentado con una sobredosis de puteadas que haría sonrojar al mismísimo Cazador, avanza a paso firme y se hace más sórdido y más real a cada viñeta gracias al trabajo devastador de un dibujante impresionante, un monstruo del grim ´n gritty: R.M. Guéra nació en la ex-Yugoslavia pero hace casi 20 años que vive en España. Es un tipo ya cincuentón, que publica en Europa desde principios de los ´80 y que, en simultáneo con Scalped, dibujó varios tomos de una serie para el mercado francés, con guiones de Patrick Cothias (nada menos). Visualmente, Guéra es una mezcla entre el mejor Jean Giraud y los dibujantes más dark de Vertigo (Leo Manco, Sean Phillips, esa onda bien sucia). Por momentos se zarpa en el uso de fotos para zafar de dibujar edificios y vehículos, pero cuando tiene que dibujar seres humanos, explota un expresionismo visceral, intenso, perturbador, de un power desgarrador. Realmente espectacular y apenas opacado por una floja labor de Lee Loughridge al mando del coloreado digital.
Bienvenido a otra serie adictiva, mal. Otro viaje de ida por la violencia, la corrupción, la indigencia material y moral, el sexo salvaje y la mala leche elevada al rango de religión. Un viaje en el que vamos a aprender un montón de cosas acerca de cómo viven hoy los pueblos originarios del centro-oeste de los EEUU, esos indios que antes tener orgullo y hacer barullo, y hoy ser parias en su propia tierra y comerse goleadas de local. Jason Aaron y R.M. Guéra se metieron en el submundo de los pieles rojas y nos dejaron a los lectores al rojo vivo. Pronto volveremos!
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5 comentarios:
Hace dos dias leí este mismo tomo. Gran serie.
Y ese final! Que lo parió!
debo leerlo
Las dos serie de Vertigo que sigo a full son DMZ y Scalped. Esta ultima la leo escaneada, aunque la verdad vale la pena invertir unos billetes porque es lo mas. Andres a ver cuando reseñas los tomos 7 y 8 de DMZ. No sabes como se pone la serie!!!. En serio, el final del tomo 8 es im-pre-sio-nan-te.
Todavía no me los compré!
Ni bien los vea baratos, me los compro y me pongo al día!
Cap 1 de Saclped leído y paga la vuelta. Otra gran recomendación, AA!!!
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