jueves, 16 de septiembre de 2010
16/ 09: JUAN MOREIRA
Hubo un tiempo en que en Argentina se producía historieta de género. Sí, de verdad. Aventuras lisas, llanas, con principio desarrollo y fin, con personajes nobles, heroicos y altruistas. Había de los géneros más variados: de deportes, de ciencia-ficción, de piratas, de cowboys, de exploradores de la jungla, de superhéroes, de detectives y hasta de gauchos. Claro, porque esa producción estaba pensada para ser consumida en Argentina por argentinos, o sea, por tipos a los que no hacía falta explicarles que el gaucho era como un cowboy pero con facón en vez de winchester. Suena raro, no?
Igual quedate tranquilo, que la historieta gauchesca ya casi no existe. Aparece en diarios del Interior del país, nomás, y más allá de su calidad, ya casi nadie habla de ella. Pero cada tanto (muy cada tanto) un editor rescata del olvido alguna obra, o algún autor enrolado en este género. No es el caso de José Massaroli, porque Massaroli hizo de todo: gauchos, malevos, ciencia-ficción, lo que venga. De hecho, es famosísimo en los países escandinavos porque es uno de los tipos que mejor dibuja a los patos de Disney. Pero Juan Moreira sí, es un personaje icónico de la literatura gauchesca (digamos un Spider-Man, porque Superman es Martín Fierro y Batman, Don Segundo Sombra) y republicar hoy esta historieta realizada entre 1983 y 1984 es una patriada más riesgosa que tomar agua del cordón de la vereda, o votar al PRO.
Pero bueno, acá está el libro. Con muchos problemas, porque casi todas las páginas están borrosas, empastadas, o con la línea rota y los píxeles a la vista. Probablemente esto se haya levantado de la publicación original, un diario de los ´80 con un papel espantoso, y de ser así, difícil que quedara mucho mejor. Pero la verdad es que el dibujo se desluce bastante. También habría jugado a favor un laburo de re-rotulado de la obra, ya que está letreado a mano por alguien cuyas letras son bastante desprolijas.
El dibujo de Massaroli, lejos de su nivel actual y de su laburo para la Disney de Dinamarca, es correcto. Se nota la sana intención de mirar a Hugo Pratt y a Cacho Mandrafina, pero sin copiar. Los caballos (difíciles de dibujar) están perfectos, los rostros son expresivos, cada personaje tiene rasgos bien definidos y el trabajo de anatomía, perspectiva, iluminación y documentación histórica es más que aceptable. Las primeras seis páginas, en las que aparecen sólo tres tiras de viñetas, se lucen muchísimo más que las posteriores, en las que se agrupan cuatro tiras. No entendí bien el criterio con el cual cambia tan radicalmente la forma de presentar las tiras, una vez que la historieta ya arrancó.
El guión es dinámico, va para adelante sin rodeos. Massaroli elige bien los momentos para las pausas, los cortes y los silencios, y le pone todo a las escenas de acción, que son muchas y bastante sangrientas por tratarse de un material al que tenían acceso los chicos. El personaje no se termina de entender, al menos leído hoy. ¿Por qué hace lo que hace? ¿Por qué responde con nobleza, lealtad y sacrificio a avechuchos hijos de puta que lo cagan, lo humillan y lo maltratan de punta a punta de la novela? Moreira es un valiente, está claro. Y además, a partir de cierto punto está jugado, porque no le queda casi nada por perder. Pero se cuida de no matar, de no aceptar guita ni favores de nadie, como si alguien le fuera a reclamar algo a un tipo tan temido y respetado como él. Muy limado para los parámetros de hoy, donde todos son antihéroes y los “buenos” asesinan por deporte.
Juan Moreira es una tragedia sangrienta y desoladora, llena de tiros y cuchillazos, y de gauchos, chinas, partidas, overos, pulperías, rebencazos, prostíbulos legales y comicios espúreos. Hoy nos resulta un mundo medio alienígena, pero hace 150 años eso existía acá nomás. Y hace menos de 30, era un tema bastante recurrente en la historieta argentina. Amalaya!
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5 comentarios:
La historieta gauchesca seguia teniendo lugar tambien en las revistas de Columba hasta que cerro y ya no se pudo conseguir mas nada de eso por ningun lado, y era recurrente siempre esa nobleza bien propia de los gauchos en todas las historietas gauchescas, pero en el caso de Juan Moreira creo que ademas la novela original se basaba en una historia real, el Juan Moreira real era un delincuente con principios y querido por la gente como lo era el Gauchito Gil tambien, de ahi viene esta historia en la que Juan Moreira nunca quiso perder su nobleza por mas que le pasara lo que le pasara, Andres.
Saludos.
y como dijo el gaucho geregeta... cuatro mujeres, ocho tetas.
Anónimo, hasta donde recuerdo, y por lo hojeé de esta historieta, es una adaptación de la novela de Eduardo Gutiérrez, que a su vez está inspirada en la figura real de Juan Moreira, pero de ningún modo pretendía ser una biografía (como sí lo pretendió con Hormiga Negra). Qué pena que esté mal editada, quita las (pocas) ganas que tenía de leerla
"Muy limado para los parámetros de hoy, donde todos son antihéroes y los “buenos” asesinan por deporte."
¿Qué tenés, 70 años? Además, esa oración me parece más acorde a los 90s, cuando todo era Exxxtremo que a este 2010 bastante más diversificado. Sí, sé que no hablabas del mainstream yanki, pero el tonito y la comparación casi parecía que sí. De todos modos, buena reseña, si lo veo muuuuuy barato le daré una oportunidad.
VRT
La figura del gaucho no solo fue tomada por la historieta argentina, sino por la publicidad argentina. A partir de los finales de los años 30 y durante la década siguiente completa, se pueden ver muchísimos productos con la figura del gaucho (yerba, remedios, productos de limpieza, etc). Hoy es un género y figura (casi) pérdida. Saludos.
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