sábado, 13 de noviembre de 2010
13/ 11: EL ESCORPION Vol.6
Stephen Desberg el belga y Enrico Marini el suizo, trabajan juntos desde 1996. Y trabajan mucho. A diferencia de la mayoría de los consagrados en el mercado francés, Marini no suele dibujar menos de 100 páginas al año. Y Desberg no escribe menos de cuatro series simultáneas. Con Le Scorpion (iniciada en 2000), Marini realizó su primera incursión en un género fundamental en el mercado francés: la aventura histórica. Y no le fue nada mal.
Le Scorpion es una serie 100% aventurera, ambientada en la Europa del Siglo XVIII, que combina lo mejor de Indiana Jones, El Zorro y El Péndulo de Foucault: tesoros ocultos, ladrones enmascarados, secretos que hacen temblar a los poderosos enquistados en la cúpula del Vaticano, trampas imposibles, escapes aún más imposibles, cierta tensión sexual, espadas, puñales, sectas… No se puede pedir mucho más, realmente.
Con este coctel explosivo, Le Scorpion cambió la forma en que se lee la historieta de aventura en Francia. Marini acostumbró al lector a varias “cosas raras”, como caras que nos recuerdan a las de Alan Davis o Carlos Pacheco, poses típicas de Katsuhiro Otomo, pocos cuadros por página, o primeros planos de cabezas. Y Desberg se jugó todo a otra rareza para el lector franco-belga: los finales con cliffhangers. Los primeros cinco álbumes de Le Scorpion no cierran en algo así como un final de episodio. Cierran con el protagonista al borde de una muerte segura, en el peor momento, donde uno menos quiere que se acabe el tomo. Y después, a esperar un año (con suerte) para leer cómo sigue la historia, cómo zafa el Escorpión, cómo se desenvuelve la trama de intrigas y traiciones más trepidante y apasionante de los últimos tiempos.
En este sexto tomo, por primera vez, hay una sensación de final. Quedan asuntos pendientes en la tremenda pica entre el protagonista y el cardenal (ya casi papa) Trebaldi, pero todo el primer arco, el del tesoro de los templarios, llega a su resolución definitiva. Que es apenitas predecible, pero inteligente y sugestiva. Por ahí se podría haber tomado un atajo, llegar a este mismo final sin pasar por algunas de las peripecias por las que galopamos en estos seis tomos junto al Escorpión y sus aliados, pero el galope estuvo muy divertido; fue trepidante, ganchero, entretenido y sexy. Y le dio margen a Desberg para explicar las motivaciones de todos los personajes y revelar un montón de secretos ancestrales, que en algún punto intersectan con los que nos revela Arvid Nelson en Rex Mundi, otra saga llena de misterios de la época de los templarios.
El dibujo de Marini, siempre impecable, ajustado al relato y de gran impacto visual, acá está en su mejor momento. Se juega a unas tomas panorámicas de ciudades, templos y fortalezas que te ponen los pelos de punta, maneja la acción con precisión de relojero (por algo es suizo) y te asesta el golpe de gracia con un trabajo de color absolutamente consagratorio. Posta, el color de Marini podría hacer que se viera bien el trabajo de cualquier dibujante del montón, o incluso malo. Pero al servicio de un dibujante espectacular, como el propio Enrico, es resultado es delicioso de verdad.
El Escorpión sigue su camino y ya tiene nueve tomos editados en Francia. Sin duda, es una de las series más importantes que nos dio el inicio del milenio y si te gusta la aventura, seguro te va a resultar irresistible, en más de un sentido. Entregate.
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3 comentarios:
En realidad eso de terminar con el personaje principal en el mayor peligro, no es mas que un recurso para vender, porque cuando comienza el siguiente tomo generalmente se termina rapido con el peligro como si no hubiera sido nada. no lei esta historieta en particular pero en las mayorias es asi
Yo no lei a ningun boludo, pero todos opinan como el anterior....
lindos dibujos no muy originales con algo de Manara y Risso. las historias son bastante Dan Brown o sea literatura chatarra.
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