viernes, 19 de noviembre de 2010
19/ 11: SPIDER-MAN: FEVER
¿Se puede hacer comic de autor dentro de una mega-editorial y con los personajes que todo el mundo conoce? Sería algo así como lo mejor de ambos mundos, no? Digo, excepto porque si usás a los personajes conocidos no retenés los derechos sobre tu obra… Pero la respuesta es: a veces. A veces aparecen proyectos limados en donde las editoriales dejan jugar a los artistas con total libertad, y no siempre tienen que ser antologías tipo Bizarro Comics o Strange Tales. En una miniserie de Spider-Man también se puede combinar a personajes emblemáticos y a autores de primera línea con rienda suelta para zarparse y contar lo que tengan ganas.
Esta vez, el afortunado fue el genio inglés Brendan McCarthy, un autor siempre arriesgado, siempre experimental y cuyos primeros coqueteos con el guión los habíamos visto en ese glorioso número de Solo que le publicó hace unos años DC. Ahí McCarthy demostró que, además de holocaustos oculares, puede producir holocaustos mentales, con guiones complejos, sorpredentes, en un punto perturbadores, en una línea no muy apartada de sus mejores trabajos junto a quien durante décadas fuera su guionista de cabecera, el zarpadísimo Peter Milligan. Era obvio que ese Solo iba a traer consecuencias, y acá están: Marvel lo invitó a jugar con sus chiches, con una sóla condición: que apareciera como co-protagonista un héroe de primera línea. Milligan le quería poner todas las fichas al Doctor Strange (porque es un cebado incondicional de Steve Ditko y sus mundos místico-lisérgicos) pero tuvo que reformular la historia para que Spider-Man (el otro hijo de Ditko) compartiera el spotlight con el Doc.
Y si bien se nota que McCarthy no está tan cómodo dibujando a Spidey como al Hechicero Supremo, la historia recontra-funciona. Es simple, es lineal, está apenitas estirada, pero tiene todo para que se lea en forma satisfactoria y –lo más importante- para que se luzca a full el arte de este torbellino de talento, este Amo de las Artes Dibujísticas que pela un conjuro atrás de otro y te hechiza de principio a fin. Básicamente, Spidey cae prisionero de unas arañas-brujas de otra dimensión y Strange va a tratar de rescatarlo. Con ese planteo básico, hay muy buenas secuencias de Peter (no creas que es la típica “chica en peligro que espera que venga el héroe a salvarla”), hay un muy buen trabajo de construcción de los villanos y su mundo, hay personajes secundarios graciosos, y una nueva hechicera (con acento australiano y un dominio notable de la magia de los aborígenes del continente oceánico) que bien podría integrarse al elenco estable del Dr. Strange, si el Doc volviera a tener serie propia y si algún guionista de Marvel se tomara el laburo de leer esta saga. O sea que si te aguantás los diálogos pomposos y faltos de onda que profiere Strange entre conjuro y conjuro, esto se lee con gran placer.
Y la pulenta, por supuesto, es el dibujo. McCarthy siempre fue un Ditko posmoderno, un Ditko que leyó demasiado la Métal Hurlant, y acá lo termina de demostrar. Y no se queda en el homenaje al maestro, sino que se va al carajo y más allá. McCarthy ya era infernal en blanco y negro, o cuando coloreaba con marcadores, lápices y acuarelas. Ahora, desde que descubrió la computadora, se convirtió en una criatura quintaescencial, incomprensible para el ser humano. La diferencia entre el McCarthy pre-photoshop y el actual es más o menos la misma que entre Alec Holland y el Swamp Thing de Rick Veitch. Ahora sí, el genio explota, hace lo que realmente quiere y todo se ve perfecto.
Ojalá Marvel publicara aunque sea UN comic por mes con la calidad y la originalidad de esta obra que termina de consagrar a Brendan McCarthy como un monstruo con voz propia, que sabe limar, que sabe impactar, pero también se banca contar una historia más lineal, más accesible, sin escatimar nada de su fascinante y delirante impronta personal. Y además, cualquier comic en el que el Doctor Strange trata de dialogar con fósforos vivientes, es lo más.
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7 comentarios:
Pues parece que tiene muy buena pinta
Bueno se ve interesante. Pasa algo curioso con el Dr. Strange, es un eterno secundario, pocas veces tiene colección propia pero dentro y fuera de ella lo recuerdo siempre presente y asociado a historias grandiosas, desde El Juicio de Galactus, a las joyas que escribiera roger stern en su momento. Y te podría decir que Marvel al menos publicaba un título decente al mes Daredevil, pero con Diggle la serie se fué al diablo.
Hola Andrés! Nomás te escribo uno cortito para aconsejarte una boludez: estaria buenisimo que las etiquetas estuvieran por orden alfabético (fijate que entrando en la parte de Diseño podés personalizar eso). Te digo nomás porque el otro día, en la crítica de Demo, quise buscar la de DMZ y me volví más pelotudo de lo que ya soy, jajaja.
Bueno, eso nada más. Muy bueno el blog, como siempre!
Andrés, le dan una miniserie a cada muerto...¿por qué no puede tener una el Dotor Strange? Además hasta donde yo sé Brother Voodoo ya es fiambre...
A todo esto Andrés...¿a cuanto está el TPB de Fever?
El TPB de Fever está u$ 15. Trae la mini de tres episodios y el Annual 2 de Amazing Spider-Man (de Stan Lee y Steve Ditko!) que me parece que es el primer team-up entre estos dos personajes.
Yo prefiero las etiquetas ordenadas por uso. Patricio, para buscar DMZ: Control+F
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