No, si yo no aprendo más... Después de que decidí darle de baja a esta colección por lo chotos que eran los guiones, me dejé tentar. En su momento dije “no compro más tomos a menos que aparezcan de recontra-saldo a precio ridículo”, y así fue. Los libros que no se vendieron en Buenos Aires a $ 25 se distribuyeron en Córdoba en packs de dos por $ 10 y ante semejante oferta no me pude resistir y le encargué a un amigo de allá que me comprara –por miseros $ 35- los 7 tomos que me faltaban para completar todo lo de Burne Hogarth.
Pagarlos fue fácil, lo difícil es leerlos. Libro tras libro esperando que mejoraran los guiones y los guiones no sólo no mejoran, sino que empeoran. Ahora ya ni son sutiles: en el tomo anterior había un villano que era una especie de caricatura de Hitler. En este, directamente hay un traidor hijo de puta con una esvástica tatuada en el pecho, o sea, un auténtico villano nazi, de esos que tenemos casi todas las semanas acá en el blog.
Pero lo peor es la repetición: el cliché de “Tarzan se encuentra con una civilización perdida y una minita (generalmente princesa) se moja cuando lo ve y se lo quiere quedar de mascota sexual” se reitera tres veces en 50 páginas. El cliché de “Tarzan combate con el jefe de una manada de monos, le gana y por ley se convierte en el nuevo jefe” es el final absolutamente predecible para el predicamento en el que dejamos al Rey de la Selva al final del Vol.11, allá por Enero de 2011. Y por supuesto, vemos al protagonista zafar de ataduras, cárceles, caídas al vacío, flechazos, tiros, redes, espadazos... todo el clásico repertorio. Los malos, además de malos, son bastante pelotudos: todos en algún momento capturan a Tarzan, pero a ninguno se le ocurre sacarle el puñal que el Hombre Mono lleva atado a la cintura, a la altura de la nalga derecha. ¿No se dan cuenta de que con eso Tarzan puede cortar las sogas con las que lo atan, y si se pone espeso, hasta cortarles la yugular? Es como capturar a Batman y no sacarle el bati-cinturón... De Tarzan no esperaba mucho, pero la verdad es que en los tomos anteriores hubo mejores villanos, más idiosincráticos, más memorables. Acá el único que tiene mínima chapa es el de la esvástica, y sólo porque se hizo pasar por amigo de Tarzan y se dio vuelta muuuchas páginas después. Si no, ni eso.
Lo cierto es que, si esto fuera aventura clásica escrita con mínima onda, uno se bancaría todas estas estupideces inexplicables. El tema es que, entre la serialización de a una página por semana (estas son planchas de 1942/43) y el uso de textos en tercera persona en vez de diálogos, el paquete está armado para que la onda no pueda entrar ni a saludar. Por supuesto, si el guionista (que no sabemos quién es) usara globos de diálogo, en algún momento nos preguntaríamos cómo es que Tarzan habla sin problemas con todos: no menos de 15 especies animales y unas 25 civilizaciones de humanos y afines, algunos negros, otros nórdicos, otros que parecen chinos, algún inglés...
Al final, y una vez más, lo único que salva a estos hermosos tomos de terminar en el carrito de los cartoneros es el dibujo del maestro Burne Hogarth, que casi siempre logra romper la grilla de 12 cuadros por página para brillar con su estremecedor manejo de la figura humana y los paisajes exóticos. Acá aparecen unas cuantas minas (una de las civilizaciones perdidas está compuesta por amazonas) y no, los rostros femeninos no le salen a Hogarth tan bien como los masculinos, le cuesta más hacerlos distintos, darles expresividad. Los cuerpos sí, están perfectos. La viñeta esa en la que un barco es abordado por cuatro o cinco mastodontes es una obra maestra en sí misma, una genialidad casi surrealista. Y en materia de dibujo todavía falta lo mejor, porque en un par de años/tomos más, Hogarth se va a superar a sí mismo.
Veremos qué tan infumables se me hacen los guiones de los próximos tomos. No me queda más remedio que leerlos, pero espaciados, así no te torturo a vos con mis padeceres...
lunes, 23 de julio de 2012
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9 comentarios:
Pegame y llamame Andrés.
¿Y si en vez de leerlos te limitás a apreciar los dibujos?
No, man... La historieta está pensada para ser leída. Para mirar dibujos me voy a un museo o me compro un artbook.
Pregunto sin mala onda. Al leer esto que de entrada sabés que va a ser chotísimo (salvo por el dibujo), ¿no pensás que estás perdiendo el tiempo y que podrías estar leyendo algo mejor? O sea, ¿para qué lo leés? ¿Por una especie de "curiosidad histórica" digamos, de conocer todo lo que hay aunque sea choto, u otra cosa? Repito, no va con mala leche la pregunta. Es que me ha pasado a mí el leer algo que pienso "para qué verga leo esto" a la vez que lo considero "necesario" para adentrarme en determinada etapa artística y demás. Adieu!
A ver... ¿por qué leo los libros de Tarzan? Porque me los compré. ¿Por qué me los compré? Porque soy muy fan de Burne Hogarth, me ceba mal su dibujo, lo considero uno de los dos o tres tipos más virtuosos de la escuela académico-realista.
Pero además me gusta verlo narrar, usar ese dibujo fastuoso para contar algo, adaptarse al soporte, bancarse el desafío de la página de 12 cuadros repleta de textos... Para eso no queda otra que leer las historias.
¿Qué tan seguro estoy de que no me van a gustar los guiones? Al principio no sabía qué onda. Después pensé "capaz que más adelante mejoran" y ahora sólo espero que no empeoren.
Y sí, es muy probable que en ese tiempo pueda leer algo que me guste más, pero a) ese algo no está dibujado por Hogarth y b) como vos señalás hay una "curiosidad histórica", un interés por analizar y decodificar las fórmulas y los clichés de un estilo de hacer historietas que desapareció hace décadas sin dejar casi vestigios. Así que hago de tripas corazón y me fumo esas 56 páginas de Tarzan, cada tanto, con abnegación, y con el placer que me brindan los dibujos de ese monstruo sacrosanto.
El fanatismo nos ha llevado a lugares más peligrosos. Y si no, preguntale a los fans de Spider-Man por qué se fumaron la saga del Clon, o One More Day...
Jaja! Excelente. Era una pregunta que tenía que hacer porque, repito, me pasó muchas veces y en esos momentos siento que, con todo lo que hay que leer en el mundo, me demoro en algo que quizá no esté a la altura de otras cosas que aún me faltan. Es la eterna lucha interna entre lo que uno tiene ganas de leer, lo que debe leer, y lo que aún no leyó. Adieu!
Pará... ¿Existe lo que uno "debe leer"? Uno debe leer lo que se le canta, acá no hay "deber" en el sentido de obligatoriedad...
No coincido. Hay obras que, si uno va a leer en serio historietas, no se te pueden pasar de largo. Qué sé yo... si leés superhéroes, "Watchmen". Comic argentino, "El Eternauta". Tiro un par de ejemplos nomás, y hay miles. Es como leer literatura y nunca en tu vida entrarle al Quijote, o ver buen cine y no conocer "El Padrino", En ese sentido digo. Cuando uno quiere adentrarse en un medio artístico está bueno empaparse de las mejores obras.
Y bueno, ahí debatiremos cuáles son "las mejores obras" para cada uno...
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