Sí, son menos de 140 páginas por año. Pero eso que parece poco, cuando te sentás a leerlo es muchísimo. Locke & Key es una cátedra de historieta, sin un cuadrito librado al azar. Un mecanismo de relojería perversamente genial, una cruza genéticamente perfecta entre el costumbrismo más agudo y la fantasía más descontrolada, con un mix de escenas truculentas, tiernas, bajoneras, vibrantes, introspectivas, cómicas, pochocleras, enigmáticas y sobre todo, impredecibles. Después de Locke & Key (que termina en el Vol.6), Joe Hill podría no escribir historietas nunca más en su vida y aún así tendrá ganada su página en la historia del Noveno Arte, porque lo que está haciendo en esta serie desafía todos los límites, de la imaginación y de la exégesis.
Menos de 140 páginas por año le alcanzan al Gauchito Hill para repartir el protagonismo entre unos 10 ó 12 personajes importantes, para darle vida a todo un pueblo, para indagar en el pasado que vincula (de modos sombríos y ominosos) a los personajes más veteranos y, por supuesto, para maravillarnos con las llaves que los hermanos Locke siguen descubriendo en la imposible y ancestral Keyhouse. Algunos misterios se resuelven, otros no hacen más que agigantarse. Algunos personajes secundarios se alejan o mueren, otros no hacen más que juntar infinita chapa. Algunas máscaras se caen, otras simplemente se transmutan para que la farsa siga en pie y el peligro siga expectante, al acecho. Y para que nosotros sigamos al palo, pidiendo YA el próximo tomo, a ver cómo sigue la historia.
Hill, mientras tanto, se divierte con la exploración de nuevas variantes, nuevas formas de contarnos la extraña vida cotidiana de los hermanos Locke. En el primer episodio, por ejemplo, buena parte de la historia está contada como si fuera una tira de Calvin & Hobbes, del maestro Bill Watterson. El tercer episodio, en cambio, recorre día a día el mes de Febrero, con una escena (o a veces, una viñeta) por día. Y la segunda mitad del tomo está teñida de sangre, porque explota una violencia hasta acá insospechada, aunque sin descuidar ni el suspenso ni la caracterización.
El trabajo del chileno Gabriel Rodríguez también es merecedor de containers llenos de elogios. Si bien su estilo no es super-original, tiene una calidad en el acabado, una precisión en las expresiones faciales, una dinámica, y sobre todo una capacidad de acoplarse con el guión y narrar escenas muy jodidas desde la imagen, que lo ponen muy, muy arriba. En este tomo tiene, además del muy obvio (y muy logrado) homenaje a Calvin & Hobbes, uno un toque más sutil (pero también brillante) a la época de Paul Smith en Uncanny X-Men. La frase que manda Jordan (imitando la clásica pose de Kitty Pryde) me hizo reir un rato largo: “Professor Cornwell is a fucking bitchass dyke!”. Ya sea en las escenas más tranquis o en la machaca más desaforada, Rodríguez pone siempre lo que hay que poner para que esto sea tan estimulante desde lo visual como lo es desde la faz “literaria”.
Realmente, Locke & Key es indescriptible. Cualquier cosa que yo diga es una nimiedad, una paparruchada, al lado de lo que pelan acá Joe Hill y Gabriel Rodríguez. Hay que leer para creer. Y si creés en algún dios, rezá mucho para que el Vol.5 se edite pronto en libro (softcover, así lo compramos los crotos) y para que el último arco argumental (que está por debutar en revistitas el mes que viene, creo) esté al nivel de las glorias acumuladas hasta ahora por esta serie, cuya lectura es absolutamente indispensable.
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4 comentarios:
Leyendo tu crítica me lo compró al libro del hijo de Stepehn King. Su primera novela era bastante buena.
Yo no se como el pibe no lo mata al viejo le puso joe king, como "jodiendo" no da.
Igual es muy groso locke and key, aparentemente ya salió un one shot nuevo.
Accorsi, maldito cabrón, dejá de sumarme comics para leer... ¡¿qué no te das cuenta que ya soy un adulto con trabajo, familia y responsabilidades?!
Que hijo de puta que sos Accorsi, que manera de cebarme. Segui asi!
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