el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 11 de noviembre de 2012

11/ 11: ELMER

Hoy nos vamos a Filipinas, un país donde, desde hace más de 40 años “la fácil” para los autores resulta ser insertarse en el mercado de EEUU a dibujar o a entintar, y resignarse a no crear ideas ni conceptos propios. De hecho, el autor de esta novela gráfica, Gerardo “Gerry” Alanguilan, ya era bastante famoso por sus trabajos como entintador en infinitos comics (casi todos bastante chotos) de Top Cow, Marvel y DC. Pero cada tanto, a Alanguilan le picaba el bichito de la dignidad, de la creatividad, de querer generar, además de un billete, algo así como una obra propia. El entintador convertido en autor batalló contra viento y marea y finalmente vio la luz este proyecto, que no tiene nada que ver con nada.
En un punto, Elmer se parece a Maus: el hijo de un tipo que las pasó muy heavies por culpa de la discriminación y la intolerancia revive la vida de su padre y la convierte en una exitosa obra de ficción. Y no es “un tipo”, es un animal con raciocinio. La diferencia grossa está en que en Maus los ratones ocupan el rol de los judíos víctimas del nazismo, mientras que en Elmer los gallos y gallinas se imponen como una nueva especie con conciencia y facultades mentales que –a partir de bizarros acontecimientos- compartirán el mundo con los humanos. La consigna –no hay que ser un genio para darse cuenta- va muy para el lado de la joda. Imaginate un what if… en el que un día se descubre que los pollos piensan y sienten como los humanos, tienen las mismas capacidades de aprendizaje y demás, y se los termina por incluir como una raza más de la especie humana. No más parripollos, no más riñas de gallos, no más chistes de gallinas (le estamos buscando nuevo apodo a River). Pero Alanguilan se propone convertir esta premisa en el sustento de una novela gráfica que, por su extensión y su ambición, necesita sí o sí tomarse en serio este cambio brutal del status quo.
Así, lo que a priori parecía un chiste, cobra la forma de una trama espesa, muy brava, con momentos de gran dramatismo y gran tensión, escenas tremendamente bajoneras y desoladoras y algunas de esas que permiten que –de a ratitos- renazca la esperanza. Alanguilan logra esa proeza ciclópea a fuerza de dos elementos fundamentales: por un lado, el realismo, el análisis a fondo y sin concesiones de las lógicas consecuencias del suceso que detona la trama. Y por el otro lado, la excelente construcción de los personajes, principalmente Jake y su padre Elmer. No quiero contar mucho de la trama para no spoilear, pero la posta es esta: si lográs ver más allá del detalle pintoresco de que la nueva raza son pollos, acá hay un mensaje muy potente, muy contundente, acerca de la tolerancia, de la reacción al cambio, de la capacidad del ser humano de aceptar al diferente. No es un mensaje idílico ni muy alentador, porque Alanguilan no edulcora para nada la mierda que aflora en la sociedad cuando se enfrenta con lo distinto, con lo imprevisto, y de ahí se nutre para hacer sufrir tanto a sus personajes como al lector. Pero gana el talento del filipino por meternos en la historia, hacernos sentir que es posible y dejarnos pensando en estos temas tan delicados.
En materia de dibujo, Alanguilan derrapa un poquito a la hora de dibujar los primeros planos de los personajes humanos. En todo lo demás, es una gratísima sorpresa. Sus plumíferos son sumamente realistas, están llenos de detalles y además de expresividad. Los fondos están laburadísimos, los crosshatchings y las texturas te hielan la sangre, la narrativa está impecable y todo funciona para que la historia llegue a buen puerto. De la nada, un entintador de esos que llenan las viñetas de rayitas innecesarias, emerge con un artista interesantísimo, generoso a la hora de contar con su dibujo una historia de enorme impacto emocional. Y eso sin dudas está buenísimo.
Elmer es una historieta con mucha alma, mucho huevo (aunque nunca sabremos si vino antes que la gallina) y la sana intención de contar algo distinto. Ojalá más autores filipinos se animen a emprender el camino que acá marca Gerry Alanguilan.

4 comentarios:

Fede Velasco dijo...

Yo te dije que valia la pena.

Andres Accorsi dijo...

Es muy cierto y te agradezco enormemente la recomendación!

Anónimo dijo...

... ahora lo quiero leer, se conseguirá por alguna comiquería?


pd: aguante alfredo alcalá y tony de zuñiga, saludos

Andres Accorsi dijo...

Desconozco, Anónomo. Yo creo haberla visto exhibida en algún puesto de la Feria Rocketbooks.