el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 3 de julio de 2013

03/ 07: JONAH HEX: COUNTING CORPSES

Cumplo con algo que tenía pendiente, que es la reseña (la última, por un largo tiempo) de un TPB de Jonah Hex. De los 11 tomos que recopilan la serie pre-reboot me falta uno sólo, pero no sé cuándo lo conseguiré, así que ya me mando derecho a All-Star Western. Una vez más, los infaltables Justin Gray y Jimmy Palmiotti dejaron la vida en seis historias autoconclusivas del cazarrecompensas más jodido del Lejano Oeste. Veamos cómo les fue.
La primera es una historia dura, áspera, no brillante, pero importante, porque los guionistas la usan para explicar (de modo no muy evidente) que a Hex nunca le falta plata y que si sigue su carrera de cazarrecompensas es porque lo lleva en la sangre. Dibuja el maestro Paul Gulacy en un gran nivel, con la extensas secuencias mudas perfectamente orquestadas que ya son su marca de fábrica.
La segunda es la más extensa: 38 páginas dibujadas por el insuperable Darwyn Cooke. Se me dirá que el dibujo de Cooke es demasiado limpito y alegre para una serie tan sórdida como esta. Y sí, algo de eso hay. Pero el canadiense se la re-banca. Adopta sombreados que nos remiten a los de Russ Heath, algunas expresiones faciales más próximas a las de Bernet y pone toda su destreza narrativa al servicio de un guión tremendo, descorazonador, de irredimible crueldad.
La tercera no es mala, pero sin dudas es menor. La típica historia de traiciones, codicia y lujuria, con el único condimento atractivo de que el tipo decidido a matar por el amor hacia una mina es un cura. El resto, ya lo vimos mil veces. Dibuja el veterano Dick Giordano (no mucho antes de su muerte, con lo cual tal vez este sea su último trabajo publicado), que siempre fue mejor entintador que dibujante. Acá el trabajo del prócer ya evidenciaba muchas limitaciones, a tal punto que, si hacés el esfuerzo de imaginarte estas páginas en blanco y negro, vas a ver que el colorista hizo milagros para que Giordano no quedara al borde del papelón.
La quinta es otra historia trillada, condimentada con mucha mala leche, lo cual la hace llevadera. El dibujo es muy raro: está a cargo de Bill Tucci, el que en los ´90 dibujaba a Shi, una bad girl mal choreada de las minas de Marc Silvestri, esas de gambas larguísimas, capaces de extrañas contorsiones para que en todas las viñetas les viéramos el orto y las tetas. Pero no se parece en nada a eso. Acá Tucci se juega todo al color y ofrece un trazo más etéreo y más orgánico, muy realista en algunas cosas, muy grotesco en otras (la anatomía por momentos es cualquiera) y con un acabado finoli, tipo Gary Gianni o Mike Kaluta. Muy raro.
Y dejé para el final la cuarta y la sexta, en la que Gray y Palmiotti se reencuentran con el ídolo, con el artista que más números dibujó de esta serie, y con el que la dupla de guionistas se sintieron más a gusto: el maestro catalán Jordi Bernet. Las historias con Bernet son las realmente canónicas, las que definen la biografía (ficticia, obvio) de Jonah Hex. Acá se hacen cargo de que tuvo un hijo con una mujer que luego lo dejó, acá reaparecen personajes de aventuras anteriores... acá es donde realmente esto parece una ongoing y no un rejunte de historias descolgadas. Una de las dos historias con Bernet es suspenso puro: páginas y páginas de tensión, cada vez más enroscada, más al límite. Y en la otra, Hex es casi un personaje secundario: todo pasa por un plan brillante de Starman, el asesino serial de sheriffs, para cargarse a varios representantes de la ley, uno más corrupto que el otro. Esta historia sorprende por la gran cantidad de viñetas que dibuja Bernet en cada página. Posta, parece un álbum francés. Por supuesto, el maestro se luce como siempre.
Cuchillazos, tiros, mutilaciones, torturas, violaciones, robos y muertes de bebés, incendios de casas con gente adentro, decenas de cadáveres podridos en fosas comunes... Si todas esas cosas no te hacen salir corriendo a lanzar, y si te bancás que el protagonista zafe siempre de los peligros más extremos casi sin despeinarse, esta serie de Jonah Hex te va a hacer pasar grandes momentos. Esto es grim´n gritty de alto impacto y adornado por la magia de talentos como Bernet, Gulacy y Cooke, que –si leés mainstream yanki lo sabés- no aparecen todos los días en todas las revistas, ni mucho menos.

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