el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 10 de julio de 2013

10/ 07: THOR: GODS ON EARTH

Bien. Muy bien. Excelente, casi. De los ´80 para acá, no fueron pocos los comics de superhéroes que se animaron a preguntarse qué pasaría si estos tipos, que además de ser buenos son MUY poderosos, un día decidieran ejercer el poder en el sentido político, es decir, en el de la toma de decisiones que afectan al conjunto de las sociedades. Lo hizo Mark Gruenwald en el Squadron Supreme, lo hizo Alan Moore en Miracleman, lo hicieron Warren Ellis y Mark Millar en Authority.... todos con distintos enfoques y distintos resultados. Hace 10 años (o un cachito más) lo hizo Dan Jurgens en Thor y se ve claramente cómo el autor estudió y tomó lo mejor de cada una de las exploraciones anteriores de este tópico.
En esta saga, Thor se hace cargo de que es un dios, con un poder muy por encima del de los mortales, y decide usar ese poder para mejorar a la Humanidad. Los asgardianos se dedican a combatir el crimen, a curar a los enfermos, a llevar lluvias donde hay sequías, a crear cultivos donde hay desiertos, a proteger los recursos naturales del planeta con nuevas fuentes de energía y –acá es donde la cosa se pone espesa- a rajar de los cargos gubernamentales a déspotas y corruptos. ¿Sos rey, dictador o presidente y violás los derechos humanos o ponés bajo amenaza la vida de tu propio pueblo? Viene Thor y te mete una patada en el orto. Lógicamente, muchos aplauden las proezas del Señor de Asgard y otros desconfían, un poco porque la limosna es grande y un poco porque se hace obvio que este rubio grandote no le va a pedir permiso a nadie para hacer absolutamente nada que a él le parezca correcto. El famoso “¿quién vigila a los que nos vigilan?”.
Con esta consigna, Jurgens va a llevar adelante un arco argumental casi sin machaca, en el que el conflicto es filosófico. Thor está haciendo lo que todos los poderosos deberían hacer, pero no hacen. ¿Por qué? ¿Cuáles son los riesgos de intervenir tanto y tan a fondo en asuntos terrenales? ¿A quiénes les conviene y a quiénes no que el Señor de Asgard cace la manija y decida, según su criterio, qué cambios son urgentes en la forma en que se comportan los mortales? ¿Cuáles son los límites? La cosa se pone más y más compleja, la tensión crece más y más, y ya cuando ves a Loki conforme y orgulloso con el accionar de su hermanastro, empezás a sospechar que esto se puede llegar a ir al carajo, mal.
El voluminoso TPB cierra con un arquito de tres episodios, de los cuales uno salió en la revista de Thor (escrito por Jurgens), uno en la de Iron Man (escrito por Mike Grell) y uno en la de Avengers (escrito por Geoff Johns). Acá la tensión llega al límite. Thor se manda a imponer justicia a un conflictivo paisito balcánico y rápidamente empiezan a operar otros dos jugadores, muy interesados en el equilibrio de poderes de la región: un afiladísimo Dr. Doom y los muchachos del Pentágono, los milicos yankis, cuya intervención motivará también la de los milicos rusos, y así. Acá Iron Man cumple el mismo rol patético que cumpliera Superman en el Dark Knight Returns de Frank Miller, mientras que el Capitán América representará el balance, la cordura, la integridad y la longevidad del vínculo que une a estos tres pilares de los Avengers. Y pierde el Capi. Los vínculos se hacen crosta y Thor, cada vez más convencido de que su cruzada es por el bien de todos, abandona a sus ex-camaradas, en un final emotivo y polémico, que anticipa (por no decir “hace innecesario”) mucho de lo que años más tarde sucedería en Civil War.
A nivel visual, este arquito final nos trae 66 páginas de un Alan Davis deslumbrante, que deja la vida en cada secuencia, perfectamente complementado con los colores de Dave Kemp. Cátedra del as británico. Los siete episodios restantes nos tratan un poquito peor: dibuja bastante el muerto de Joe Bennett, sin onda ni imaginación; hay dos episodios de Tom Raney (le tocó uno en el que sólo hay gente hablando, pobre pibe, y otro muy lindo, con un gran rol para Spider-Man); uno dibujado por el propio Jurgens (que con las tintas de Tom Palmer parece un dibujante setentoso, un clon medio torpe de Neal Adams), y un episodio en el que varios dibujantes grossos aportan ilustraciones de una o dos páginas. Ahí están Carlos Pacheco, Mike Kaluta, Bill Sienkiewicz y Dave Johnson, entre otros capos, pero son casi pin-ups, así que guardá el babero.
Más allá de los altibajos del dibujo, esta serie está en un momento increíble. Tomo a tomo, Dan Jurgens hace gala de unos huevos gigantescos para abordar temas que el género superheroico rara vez aborda y lo hace con mucha categoría, con miles de recursos para enganchar al lector con la trama aunque casi no haya acción. Prometo volver pronto, porque ya tengo los brolis que me faltaban para completarla.

6 comentarios:

Julio dijo...

Cada vez me cebo más con el Thor de Jurgens. Es cuestión de ponerme las pilas.

Supongo que lo habrás dicho antes pero ya que lo mencionás en la reseña: que te parece el Squadron Supreme de Gruenwald?

A mí me encanta, lo releí varias veces y le sigo sacando cosas.

Andres Accorsi dijo...

Está muy bien! Si pensamos que es una obra de 1985, la verdad que estaba adelantada a su época. En el guión, no? Porque los dibujos son medio catastróficos...

brunowayne dijo...

Andrés, una pregunta. ¿Leíste "The Ultimates 2", de Millar/Hitch? Me voló la peluca. No sé si es una obra tan conocida dentro de su carrera o si han hablado de ella antes, pero yo la compré a ver qué onda y me pareció uno de sus mejores trabajos. Y no le des bola a Ferrero tirando para abajo a este guionista que no hace más que romperla. Cuando leas "Wolverine: Enemy of the State", me vas a dar la razón a full...

Andres Accorsi dijo...

No, nunca leí The Ultimates 2. La primera mini me pareció sobrevaluada, así que hasta ahí llegué.

brunowayne dijo...

Hacé un esfuerzo, confiá en mi. A mi también no me pareció la gran cosa la primera. Pero acá se desata y mucho, es un placer de comienzo al final.
Entrale al primer tp y fijate si no da para seguirla. El segundo es fastuoso...

Pedro dijo...

Me permito adherir al comentario de Mr. Wayne. Creo que Millar perfecciona sus mejor etapa en The Authority, y lo de Hitch en los lápices es casi milagroso.

Me re-cebaron con el Thor de Jurgens, viejo. Ojalá pueda encontrar algo de todo esto en español.