Me enteré de que existía un Vol.2 de Capitán Patapalo el día que vi este libro en la batea de una comiquería. Para mí, la serie lanzada por el español Enrique Sánchez Abulí y el francés Christian Rossi en 2000 había sido un fracaso (injusto, pero fracaso al fin) y ni me imaginaba que en 2007 se había editado un segundo tomo. Como me acordaba que el primero me había divertido bastante, me compré este sin dudarlo.
La fórmula básica es la misma: historias cortas, de 7 u 8 páginas, autoconclusivas, y que pueden leerse en cualquier orden. La ambientación nos lleva a las aguas del mar Caribe, donde los clásicos piratas hacen de las suyas y tienen en jaque a los galeones que se llevan el oro a España, a los barcos ingleses que se dirigen a los territorios del norte, o a los navíos portugueses que vienen a América a vender esclavos arrancados de Africa. El maestro Sánchez Abulí reduce el elenco protagónico a cuatro o cinco piratas que son los que aparecen en casi todas las historias y le otorga la voz cantante al más joven, al rubio grumete apodado Blondín. El Capitán Patapalo rara vez es la estrella. Las historias o bien están protagonizadas por toda la tripulación del barco, o bien se centran en el propio Blondín, que además de narrar las historias, las protagoniza con frecuencia. Pero claro, seguro es más atractivo que la portada diga “Capitán Patapalo” y no “Grumete Blondín”.
En general las historias son livianitas, con bastante humor negro, eso sí, pero sin mayor ambición. Abulí nos muestra las tropelías de estos piratas abominables, en clave de comedia, de modo que nos resulte gracioso ver cómo roban, matan y violan a gente que –generalmente- no les hizo nada. Por momentos, el guionista desliza algún dilema moral que los piratas deben resolver y, para sorpresa de ellos mismos, por ahí se cuela un rayito de esperanza, algún código, algún gesto honorable que no los redime de sus crímenes, pero los hace un poquito menos hijos de puta. Igual, la maldad de Patapalo y los suyos está planteada en son de joda, como hacía Alan Grant con Lobo, ponele. Y como Lobo en los buenos comics de la Bruja, los piratas de Abulí varias veces pierden y a veces se tienen que esforzar para arañar un empate.
La historia de este tomo que más me gustó es la que se centra en Carabín, un loser consumado de quien nadie sabe demasiado, hasta que una noche Blondín lo encara, y Carabín cuenta su estremecedor “secret origin”. Esta es una historia triste, por momentos escabrosa (Carabín mata a la mujer a la que amó toda la vida y luego tiene sexo con su cadáver), con alguna secuencia más distendida, o más cómica, pero impregnada de un clima muy heavy, muy desolador. Una timba brava, que sin dudas garpó.
El dibujo de Christian Rossi muestra la sana intención de despegarse del estilo de Jean Giraud, que es el que se ve todo el tiempo en casi todos sus trabajos, especialmente en los álbumes de Jim Cutlass en los que dibuja guiones del maestro. El primer tomo de Capitán Patapalo tenía dibujos perfectamente clonados de los de Giraud y ahora se lo ve felizmente afianzado en un estilo más personal. O en realidad, más amplio: ya no me recuerda TODO EL TIEMPO a Giraud, sino que también hay dibujos, enfoques y detalles que me recuerdan a Enrico Marini, François Boucq o Regis Loisel. Y muchos momentos muy originales, también, que no me recordaron a ningún otro dibujante, ni europeo, ni de ninguna otra nacionalidad. Rossi pilotea con éxito los desafíos narrativos, se banca como un duque todas esas páginas de 9 y 10 viñetas, se luce cuando dibuja fondos, le pone mucho huevo a las expresiones faciales y se complementa muy bien con el color, que no sé si lo pone él mismo, o si trabaja con un colorista que no aparece acreditado en la edición española de Norma.
Para hacerla corta, Capitán Patapalo es un comic de entretenimiento más que correcto, con una faz gráfica cuidada, linda, dinámica, y varios guiones muy filosos, repletos de esa alquimia entre humor, mala leche y aventuras que el glorioso Sánchez Abulí llevara a los extremos más geniales cuando escribía Torpedo 1936. No es un comic que te vaya a cambiar la vida ni mucho menos, principalmente porque no se lo propone. Y está muy bien.
lunes, 22 de julio de 2013
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3 comentarios:
Q grande Andres! que bueno es leer sobre Enrique Sanchez Abuli.
Nada que ver con esta nota sino con la de Thor, Simonson estuvo al frente de la serie desde el 337-382, es un poco más de los 35 números que le adjudicabas. eso.
Uh, sí... tenés razón. Y hay que contar los cuatro de la mini de Balder, que los escribe el Gran Walt y están muy enganchados con el tronco central de la saga.
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