el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 30 de octubre de 2013

30/ 10: SECRET BATTLES OF GENGHIS KHAN

¿Te acordás cuando, en Julio de este año, vimos el Drácula de Robin Wood? Ahí nos sorprendimos alentando a un genocida despiadado, sanguinario y calculador... y de alguna manera estaba todo bien. Ahora se viene el “quiero retruco” con esta biografía de Gengis Khan, en la que el guionista Daryl Gregory y el dibujante Alan Robinson nos cuentan la vida del legendario conquistador mongol, desde el punto de vista del propio Khan, de tal modo que él es el héroe, no el villano.
No me preguntes cómo, pero esta pirueta de Gregory logra que nos identifiquemos con este guerrero pasado de rosca y lo veamos realmente como un héroe, como un prócer de su patria que lideró a su pueblo no en masacres imperialistas, sino en gestas épicas de inigualable valentía. Ya existía un antecedente de este enfoque: un manga llamado “Genghis Khan: To the Ends of the Earth and Sea” (de Nakada Higurashi) que adapta una novela de Seiichi Morimura y que a su vez fue adaptado al animé. Acá también, la historieta nos muestra la infancia del conquistador, cuando se llamaba Temujin y era apenas el hijo del cacique de una tribu nómada y de escasos recursos. Tanto Morimura como Daryl Gregory apuestan fuerte a que el lector se identifique con este chico que sufre, al que de pronto no le queda más opción que –con sólo 11 años- ponerse al frente de esta tribu de las estepas de Mongolia y tratar de subsitir sin que se lo morfen los caciques de las otras tribus, que siempre parecen más sanguinarios y más avechuchescos que él.
Para cuando el joven Temujin ya es un guerrero consumado, es decir, para cuando empiezan las sangrientas incursiones de sus hombres por los territorios de sus enemigos, uno ya se encariñó con el “bravo guerrero”. Por si faltara algo, Gregory se centra en sus "batallas secretas": nos cuenta cómo su mujer le mete los cuernos (y él tiene el gesto noble de darle su apellido y su amor a ese hijo bastardo, fruto de la traición de la bella Börte), cómo su mejor amigo (muerto de celos) se le da vuelta y se planta en la vereda de enfrente, cómo lucha para que sus hijos no se maten entre ellos, cosas que nos muestran al ambicioso conquistador como un tipo vulnerable, al que no es para nada imposible hacerle daño.
De todos modos, lo más atractivo de esta novela gráfica es la cantidad de información que nos brinda Gregory en sólo 80 páginas y sin aburrirnos en ningún momento. Mientras nos entretenemos con las batallas, las runflas y la intriga palaciega, el guionista no para un minuto de tirar data sobre las tribus de Mongolia del Siglo XIII, su situación geopolítica, su relación con sus aliados y enemigos, cómo cambia el mapa con la irrupción de Gengis Khan, cómo revoluciona la táctica militar de su época, como se relaciona con los otros imperios grossos que coexistían en la Asia de aquel entonces, etc. Más todos los detalles de la vida de Temujin, claro, desde su nacimiento hasta su muerte. Es una biografía rara, porque nunca nos muestra al personaje como el genocida que la Historia dice que fue (de hecho, acá jamás pronuncia su frase más famosa, la de “por donde yo piso, no vuelve a crecer el pasto”), y aún así muy efectiva, muy sólida. Un lindo material para que los profesores de Historia compartan con sus alumnos.
Al frente de la faz visual tenemos al amigo chileno Alan Robinson, a quien conocimos en la reseña de Phoenix Without Ashes (27/06/12), en un trabajo que le impuso desafíos heavy metal tanto en el rigor documental como en esas escenas multitudinarias, con centenares de guerreros a caballo dispuestos a dar sitio a una gigantesca fortaleza y demás elementos de los que hacen que varios dibujantes consagrados se vayan al mazo o contraten hordas de asistentes. Robinson piloteó la ordalía con decoro y cintura, se lució en los primeros planos, aportó ritmo y dinamismo en la puesta en página y eligió con astucia las viñetas en las que tirarse a chanta y no dibujar los fondos. El color es de Jay Fotos, el colorista de Locke & Key, quien logra algo notable: que Robinson se parezca mucho a Gabriel Rodríguez. Es cierto que no son dibujantes de escuelas opuestas ni mucho menos, pero hay algo en el color de Fotos que los hace casi clones.
Secret Battles of Genghis Khan se puede leer como un buen comic de aventura, con abundante machaca y dramas humanos, o como una biografía que elige un enfoque atípico para un personaje histórico decididamente cautivante. Es una historia que le hubiese encantado escribir a Robin Wood (a quien mencionaba en el primer párrafo) y que a mí me gustó mucho leer.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

DIFICIL QUE APAREZCA LA FRASE DEL PASTO, PORQUE, SI EN VERDAD ALGUN PERSONAJE HISTORICO LA PRONUNCIO ALGUNA VEZ, NO FUE GENGIS KHAN, SINO ATILA, HABLANDO SOBRE SU PROPIO CABALLO. GORDO EXPENDEDOR DE HUMO

Andres Accorsi dijo...

¿Sabés que tenés razón? Me mezclé los personajes...
Y bue, a veces pasa.

Doc Gonzo dijo...

Correcto el comentario de "Anonimo", me ganó de mano, la frase es de Atila el Huno. Los modos, dignos del caballo de Gengis Khan.

Anónimo dijo...

Te hago una pregunta que no tiene nada que ver con el interesante comic que reseñaste. El libro Barlovento de Alcatena, es que quique dice es parecido a piratas del caribe?

Andres Accorsi dijo...

No lo leí y me faltan muchos meses para leerlo, pero sí, es probable que tenga una onda similar.