Hace unos cuantos años leí el Vol.1 de esta colección, dedicado a la relación entre el Loco Chávez y Gato, y no me gustó. Por el contrario, reafirmó mi convicción de que El Loco Chávez es la oveja negra en la insuperable seguidilla de colaboraciones entre Carlos Trillo y Horacio Altuna que engalanaron a la historieta argentina (y mundial) entre 1975 y 1987, más o menos. A la historia con Gato le faltaba pimienta, se quedaba en el chamuyo, o en las fantasías, nunca llegaba a concretarse nada, ni un beso. Claro, Gato era una chica de 16 años y el Loco un tipo de treinta y pocos. La historieta salía en un diario masivo, en plena dictadura militar... no era muy lógico esperar que subiera demasiado el voltaje erótico entre ellos en esas condiciones. Y todo quedaba en la franela inofensiva, en chispazos de histeriqueo.
Esta vez, aunque parezca una joda, es peor. En apenas 48 páginas, el Loco conoce a una periodista llamada Roxana (al toque la invita a salir y rebota), se reencuentra con Renata, una artista plástica con la que –se supone- tuvo un tiroteo en el pasado y a la que también le tira los galgos con escaso éxito, y conoce a la fotógrafa-bomba atómica apodada Pampita, a la cual no llega ni a encarar. Con suerte le tira un par de piropos, o de semi-indirectas. Y de estas tres minas, ninguna es menor de edad. O sea que en vez de “Las minas del Loco” esta colección podría llamarse “Las pajas del Loco”, porque lo vemos ratonearse con varias minas, pero nunca está ni cerca de ponerla.
Las aventuras propiamente dichas son blanditas. Junto a Renata tendrá que abrir la caja fuerte de una financiera, y junto a Pamipita desentrañar el misterio del sátiro (en esa época no se podía usar la palabra “violador”) de Pompeya. En los dos argumentos Trillo deja que se filtre una generosa dosis de comedia, como para que el lector se relaje y no viva con tensión las situaciones apenas ásperas en las que se meten los protagonistas. Casi pareciera que el guionista se esforzaba por desenfatizar el aspecto peligroso de meterse con violadores y ladrones de cajas fuertes. Todo está condimentado con chistes (alguno que otro me causó gracia) y con personajes caricaturescos, de brocha gruesa, que están siempre en función de la comedia y no de la aventura.
Lo grosso acá es el dibujo de Altuna. Un Altuna que para este momento (1977) todavía no llegó a su pico, pero que ya te brindaba mucho más de lo que esperabas ver en una tira diaria. La anatomía, las expresiones faciales, la forma de meter los negros, la integración de la referencia fotográfica, los truquitos narrativos, el trabajo con las tramas mecánicas... todo nos habla a las claras del talento descomunal de un tipo que estaba en un momento increíble, ¡y que iba a seguir mejorando! Hoy no sé si hay en algún lugar del mundo un historietista que haga tiras diarias a este nivel. Me parece que no.
Más allá de todos esos hallazgos gráficos, este librito de El Loco Chávez es básicamente humo. Son aventuras que no llegás nunca a tomarte en serio, chistes que por ahí hace 35 años eran graciosos y hoy no, y relaciones entre adultos que todo el tiempo amagan con ir para el lado del sexo pero que jamás llegan ni a un beso hot. Por ahí tuve mala suerte y agarré justo las 48 páginas más flojas de una obra que se publicó durante 12 años, y que –supongo- tendrá momentos mejores. No lo sé. Para eso habrá que esperar a que alguien edite una recopilación POSTA de El Loco Chávez: tomos de muuuuchas páginas, que arranquen en la primera tira, que lleguen hasta el final sin cagarse en el orden en el que Trillo y Altuna generaron el material, y que no omitan esas tiras “de coyuntura” en las que el Loco, en vez de vivir alguna peripecia pseudo-cómica o pseudo-erótica, opinaba sobre los temas “del día”, como los cambios de ministros o el aumento de las mandarinas. En esa cancha se verán los pingos. En esta, lo único realmente atractivo es el dibujo de Altuna. Sólo por eso (y porque lo vi muy barato en una mesa de saldos) me animé a entrarle a este tomito.
jueves, 31 de octubre de 2013
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5 comentarios:
La recopilación de la biblioteca Clarín de la historieta está basada en la segunda etapa de El loco Chavez. La que transcurre en Argentina y de temática cotidiana, donde se hace mucho hincapié en el caretaje de la sociedad y la relaciones empiezan a subir de tono. Creo que esa es la que vale la pena. En cambio las aventuras por el mundo de por ejemplo un primer tomo que leí hace unos años son bastante menos llamativas, casi genéricas.
Lei todo el articulo pensando en preguntar si hay alguna recopilacion del Loco antes de venir a la Argentina, por lo visto no la hay. Me gustaron mucho esos dos tomos, aunque si, son bastante light en cuanto al sexo a diferencia de lo demas. Aunque hay que destacar que en la version de la Biblioteca de Clarin tapaban las partes pudicas de las minas con bombachas que parecen hechas con el paint. Una paradoja, dado que en esa misma coleccion se editaron historietas de Milo Manara de lo mas guarangas.
No, en realidad lo más bizarro del tomo de Clarín es que esas historietas a las que Muñones y sus esbirros les agregaron bombachas y corpiños... NO fueron hechas para la tira de Clarín, sino que se hicieron por pedido de revistas europeas para adultos, que les pedían expresamente a los autores que metieran varias escenas eróticas. O sea que Muñones eligió para publicar las historietas más zarpadas y más explícitas del Loco (las que acá publicó SexHum® Ilustrado) para después censurarlas!
Jajaja. Yo tengo un tomo viejo(que en la portada tiene un logo de un diario ficticio "Clirán") de la primer época del loco. En es entonces tenía un aspecto como de mexicano, con los bigotes más largos.
Bitácora del capitan. Año 2021. Todavía seguimos esperando una colección completa de El Loco Chávez :(
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