Venía mal acostumbrado a los TPBs de muchos episodios, parece, porque este me dejó con ese gusto a poco que tenían las revistitas de 22 páginas en la época en la que uno leía comic yanki en ese formato. Desde Febrero que no leía Daredevil; ahora fui por este tomo y me encontré con apenas 125 páginas de historieta. Que me gustaron mucho, debo aclarar, pero el “che, qué cortito se me hizo” le ganó al “che, qué bien la pasé mientras lo leía”.
Este tomo arranca con el famoso número 7, ese del que tanto se habló y tantos aplausos recibió. Está buenísimo. No tengo dudas de que Mark Waid dejó el alma en cada viñeta, en cada diálogo y cada bloque de texto, y el trabajo de Paolo Rivera en el dibujo, si bien no es muy original, es más que competente. Aún así, tengo malas noticias: para cualquiera que haya leído los unitarios que metía Ann Nocenti en esta serie en la segunda mitad de los ´80, esta es una historia... no del montón, pero ni en pedo para poner en el podio de las mejores. Y si no leíste la etapa de Nocenti, esto te va a parecer realmente formidable, no lo dudes.
Después tenemos la saguita con Black Cat, que nos lleva a un crossover con Spider-Man (antes de que fuera Superior), todo escrito por Waid. Acá el guionista pela varios hallazgos, de los cuales rescato tres: la forma magistral en la que retoma el principal plot del tomo anterior, la onda que le da a Black Cat (personaje que nunca me había interesado en lo más mínimo) y la precisión quirúrgica para que la historia no se estire ni una viñeta más de lo que se tenía que estirar. Spider-Man está medio de adorno, le sirve a Waid para tender el puente entre Daredevil y Black Cat, y una vez que define la química entre estos últimos, se saca de encima al arácnido con elegancia.
La historia con Black Cat no se estira, en parte porque no se puede estirar. Naturalmente, nuestra atención pasa a focalizarse en otra amenaza mucho más inminente, que es la de Mole Man. La trama que enfrenta a DD con el antiguo enemigo de los Fantastic Four me hizo acordar a un buen episodio de Batman: The Animated Series, lo cual es un gigantesco elogio. Pero no es de esos arcos fundamentales, que redefinen el rumbo de una serie mensual. Es uno de esos combates que uno quería ver hacía años, porque era casi increíble que el héroe ciego y el villano casi ciego nunca se hubiesen enfrentado. Este conflicto también está bien resuelto, en la cantidad de páginas justas y –como aquel combate del Vol.1- de nuevo vemos a Daredevil exigido al 100% de sus asombrosas capacidades.
Cierra un unitario increíble, lógica y magnífica secuela a aquel trepidante n°6 con el que cerraba el tomo anterior. Acá, además de mostrarnos una pelea menor contra un villano de la C, Waid nos muestra su plan maestro, traza el curso que va a seguir la serie a futuro, o por lo menos hasta resolver el plot más interesante, el que atraviesa todos los arquitos argumentales que vimos hasta ahora, que es el del Omega Drive. Las últimas cuatro páginas de ese episodio son una CATEDRA de guión, de esas que te dejan aplaudiendo de pie.
Y por más flaquitos que vengan los TPBs de Marvel, resulta inevitable tener que hablar siempre de no menos de tres dibujantes. Parece casi imposible que un sólo tipo dibuje seis comic-books seguidos y eso es una epidemia jodida, que no creo que tenga cura. El que más dibuja es Paolo Rivera, a mi juicio un poquito inflado. Es un dibujante correcto, no mucho más, al que se le nota el amor por David Mazzucchelli y Lee Weeks, dos dibujantes que hicieron cosas gloriosas en esta serie. Y lo ayuda MUCHO el color de Javier Rodríguez, un historietista del carajo, del que vimos varios trabajos acá en el blog.
Para reemplazar a Rivera cuando no entrega tenemos primero a Kano, en un estilo muy distinto al que pelaba en sus épocas en los títulos de Superman, ahora más cerca de Marcos Martín. Y más tarde a Khoi Pham, un dibujante bastante precario, al que se le notan demasiado los afanos a Lee Weeks. El capítulo de Amazing Spider-Man lo dibuja Emma Ríos, una española a la que nos cruzamos hace mucho en alguna antología, ahora más suelta, con un estilo menos frío, más personal, una especie de Giuseppe Camuncoli entintado por Paul Pope en crack. Bien, copado.
El Daredevil de Mark Waid no es –hasta ahora- la gema insuperable que algunos nos quieren vender. Pero no hay dudas de que es un excelente comic, muy bien escrito, repleto de ideas innovadoras, respetuoso de la tradición y a la vez rupturista, al nivel de lo mejor que está publicando Marvel entre sus títulos mensuales. Le tengo fe ciega al Vol.3.
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8 comentarios:
¿Y para cuándo el final de la etapa Bendis? Papa muy fina...
Ya vendrá. Dame tiempo.
Esta serie la sigo y realmente lo mejor esta por venir... cuando entra chris samnee se estabiliza el duo creativo
Es una pena que acá hallan editado solo 3 números y el resto ni noticia.
Para vos cuáles son los mejores títulos mensuales que está sacando marvel?
Accorsi, leiste uncanny xforce de remender?? excelente... increible lo que hace con personajes ultraconocidos... mainstream de calidad
No, nunca lo leí. Me la baja mucho que sea X-Force, pero escuché muy buenas críticas...
Estoy de acuerdo , la serie no es una joya, pero es de lo mejor que se está publicando. Después de este número la serie decae un poco, los útimos números que leí del 28-30 están bastante buenos (en el último sale el Silver Surfer , para seguir con la tendencia de los personajes raros en la serie).
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