Andá a saber por qué los españoles le pusieron “Gil Pupila” a esta serie que en Francia y Bélgica se conoce como Gil Jourdan. Se trata de una serie interesantísima, centrada en enigmas policiales, sin elementos fantásticos, aunque con una cuota de humor. Su creador fue Maurice Tillieux, un maestro fallecido en 1978, con sólo 56 años. Las aventuras de Gil Jourdan se publicaron en la revista Spirou (templo, bunker y aguantadero de la línea clara de Marcinelle) a partir de 1956 y este segundo álbum (“Popaïne et vieux tableaux” en el idioma original) data de 1960.
La verdad es que al leerlo, parece mucho más moderno. La trama es compleja y está muy elaborada (de hecho, continúa linealmente del tomo anterior y, si no fuera por un resumen que aparece en la primera página, mucho de lo que se sucede aquí no se entendería), los diálogos son abundantes y hacen gala de una sofisticación poco frecuente en la historieta infanto-juvenil, y sobre todo se trata de un comic para pensar. Hay acción, hay chistes, hay malos que se quieren sacar de encima a los buenos, hay persecuciones, pero Tillieux se jugaba todo al disfrute intelectual, a desafiarnos desde la inteligencia. El plan de los villanos es excelente y el contra-plan que pone en marcha Gil Jourdan para cagarlos no sólo es brillante; también me hizo acordar a los mejores episodios de Los Simuladores, esos en los que las estrategias de Santos y su equipo tenían un grado de detalle y de precisión casi de relojería, y a la vez abrían la puerta a situaciones de gran potencial cómico.
Lo único que no me terminó de cerrar es que los protagonistas no son queribles. Gil se pasa de canchero, Libélula (el ex-chorro, ahora ladero del detective) es insoportable, y me tengo que quedar con Cerecita (Queue-de-Cerise, en francés), la joven ayudante del héroe, con su actitud combativa y sus diálogos pomposos y desafiantes. El otro integrante del elenco estable es el Comisario Corrusco (Crouton, en francés), a quien Gil Jourdan siempre le gana de mano a la hora de resolver los misterios, obviamente dejándolo en ridículo. De hecho, en tiempos menos tolerantes, los primeros álbumes de Gil Jourdan estuvieron prohibidos en Francia precisamente por faltarle el respeto a la policía. En 1971, alguien recapacitó y levantó la prohibición.
El dibujo de Tillieux es magistral. Como tantos autores de su camada (y en especial de la revista Spirou), estaba muy pegado al estilo de André Franquin, pero con varios rasgos que lo diferencian. Primero, Tillieux era más “careta”, menos fan del descontrol y el kilombo. Y del lirismo, la fantasía y el virtuosismo. Sus viñetas son más ordenadas que las de Franquin, más prolijas, sin llegar al extremo de los muchachos de enfrente, los seguidores de Hergé, “afiliados” a la línea clara de Bruselas. Las páginas de Tillieux, además, tienen más viñetas (rara vez menos de 10) y mucho más texto que las de Franquin, quizás porque antes de ser historietista se dedicó brevemente a la literatura. Y dentro de esta estética super expresiva, ideal para complementar la aventura con pasos de comedia y algún momento de slapstick, Tillieux hace el esfuerzo de que todo (salvo los personajes) se vea bastante real. Comparado con lo que vimos en álbumes más recientes (los del Marsupilami, o el de Boule et Bill), el color es tirando a berretón, pero bueno, pensemos que es de 1960. No se puede pedir milagros. El trabajo de Tillieux en la faz gráfica seguirá mejorando (lo vamos a comprobar pronto, porque tengo un tomo más sin leer) hasta que para el Vol.11 suma a un equipo de asistentes y para el Vol.13 deja de dibujar y se dedica sólo a escribir los guiones, para esta serie y para varias más, ya que rápidamente se convirtió en el guionista más querido por los lectores de la revista Spirou.
No sé si alguno de los álbumes se llegó a serializar en alguna revista argentina, tipo Billiken o Anteojito. No lo descarto. Lo cierto es que en nuestro país se habla poco y nada de Maurice Tillieux y de su detective atildado y presumido, que de Gil no tiene un pelo. Por supuesto, se trata de una gigantesca injusticia, porque si todos los álbumes de Gil Jourdan son tan buenos como este, estamos ante un clásico fundamental de la historieta ya no europea, sino mundial.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Excelente blog. Antes de pasar por una comiquería voy a hacer una parada aquí.
Bueno, pero acá no vengas a pedir descuento ni a revolver si no vas a comprar ;)
Andres. los tomos que siguen de gil pupila son geniales. Uno mejor que el otro. Si podes conseguite los integrales de planeta de hace unos años. Decime donde conseguiste este por favor. Saludos.
Choripan Balsamico.
Estos los "heredé".
Voy a tratar de conseguir los integrales, Sé que Fantagraphics también sacó por lo menos un hardcover con varias aventuras...
Publicar un comentario