Ay, ay, ay… Este libro clavó a milímetros de la categoría Historieta Perfecta. ¿Qué le faltó? Nada, le sobró el “Vol.1”. Si la historia terminara acá en lugar de continuar, estaríamos hablando de una obra maestra, de una joya definitiva. Quizás más adelante, cuando consiga el Vol.2 y lo lea, la suba a esa categoría. Por ahora quedó ahí, en el zaguán. Lo cual es un mérito inmenso, porque la verdad es que son 72 páginas de historieta de una calidad impresionante, y que encima al no terminar, dejan abiertas las puertas a otras 72 páginas de la misma calidad, que avancen hacia un final más definitivo, que es lo único que este tomo no tiene. Pero bueno, me queda claro que el guionista Jean-Christophe Deveney tiene varios ases en la manga para jugar en la segunda mitad y no puedo menos que apostarle toneladas de fichas.
Johnny Jungle se propone jugar con el mito de Tarzan, con una pirueta brillante, bien pensada y bien ejecutada: en un momento, la historia del clásico hombre mono creado por Edgar Rice Burroughs se empieza a entrelazar con la de los actores que interpretaron a Tarzan en las películas de los años ´30, especialmente Johnny Weissmüller, Buster Crabbe y Bruce Bennett. De las biografías de estos tarzanes de carne y hueso provienen elementos cruciales en la vida de Johnny Jungle, como el nacimiento en Alemania (Bennett), las medallas olímpicas en natación (Weissmüller y Crabbe) y las dificultades para adaptarse al extraño mundo de Hollywood. El choque de culturas, tan importante en el mito de Tarzan, acá no se produce cuando Lord Greystoke trata de integrarse a la aristocracia inglesa, sino cuando Johnny se ve inmerso en la subcultura superficial y frívola de la era dorada de Hollywood.
Hasta ese momento, la historia se asemeja bastante a la de Tarzan, incluso con la presencia de una Jane convertida en un personaje de enorme complejidad, mucho más atractivo que en la mayoría de las versiones del héroe selvático. O sea que hay un primer tramo más aventurero, con Johnny en la jungla y peleas con animales salvajes; un segundo tramo de transición, en el que Johnny y Jane se conocen y empiezan a ver qué puede ceder cada uno para cimentar una relación que arranca calentita desde el primer día; y un tercer tramo ya más extenso, que nos cuenta las andanzas de Johnny entre los animales bípedos, en un tono que coquetea hábilmente con la comedia y el drama, el romance y la denuncia, y además habilita toneladas de data acerca de cómo se filmaban las películas de Tarzan, de dónde sacaban a los actores, etc.
J.C. Deveney no se propone respetar a muerte el verosímil, pero hay una escenita en la que este se va muy al carajo, que es cuando Johnny se reencuentra con Kinka durante su fiesta de casamiento. Esa escena dispara otras espectaculares, muy tiernas y muy cómicas, pero me hizo un poco de ruido porque –si bien se desliza bastante antes la posibilidad de que Kinka haya viajado a EEUU- todo es demasiada coincidencia.
El dibujo, a cargo de Jerome Jouvray, es sencillamente glorioso. Tiene un estilo en algún punto emparentado al de Joann Sfar y Blutch, pero mucho más prolijo, más redondito, más amistoso, como si cada tanto se colara Morris, o algún otro dibujante más clásico. Para que lo ubiques más rápido, se parece bastante a lo que hacía Pablo Túnica en sus trabajos para la revista Genios. Las páginas están todas armadas en cuatro tiras y rara vez tienen menos de 9 ó 10 viñetas. También hay algunas secuencias “testimoniales”, armadas con la grilla de Watchmen, y a modo de separadores entre capítulo y capítulo, unas ilustraciones majestuosas en las que Jouvray imita el diseño y la estética de los afiches de las películas de Tarzan de los años ´30. De punta a punta del tomo, al dibujo de Jouvray le sobra onda, plasticidad, dinamismo, elegancia, expresividad, ternura… Está todo tan cuidado, que sería genial incluso en blanco y negro. El color lo incorpora Anne-Claire Jouvray, la esposa del dibujante, y tiene escenas en las que aporta un montón y otras en las que se vuelve totalmente prescindible, aunque nunca eclipsa la colosal labor de Jerome.
Este libro se publicó en Argentina casi por accidente, para acompañar la visita a Crack Bang Boom de un autor que finalmente no vino (creo que Deveney). Johnny Jungle llegó a las bateas medio rengo, sin ese impulso que significa tener a uno de los autores promocionándolo en un evento gigante, pero por suerte la venta fue muy buena y además se alzó con el premio a la Mejor Edición Argentina de Historieta Extranjera en la última edición de Comicópolis. Es tan infrecuente que en nuestro país se edite historieta europea (y menos de esta calidad) que hay que ovacionar de pie a la gente de la Editorial Municipal de Rosario y rogarles de rodillas que editen pronto el Vol.2, así zafo de tener que comprarlo en francés… Tengo otro trabajo de J.C. Deveney para reseñar más adelante, acá en el blog.
jueves, 5 de febrero de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Pasó un tiempo desde este post, pero estaba de viaje así que comento ahora: este libro es un 10. Aunque continúe, aunque no haya certezas de que saquen el tomo 2, sigue siendo un 10, y un placer que se edite acá material europeo tan bueno y tan bien (similar a lo de Ott en Comicópolis)
Publicar un comentario