Como ya dije varias veces (y como es de público conocimiento) en Argentina se edita muy poco comic europeo. Poquísimo. Casi nada. Por eso, cuando algún editor se arriesga, uno se inclina casi como en un tropismo para el lado de la ovación, del aplauso cerrado. Imaginate hasta dónde puede crecer la euforia si además lo que se edita es una joya del Noveno Arte como esta obra de Thomas Ott originalmente publicada en Suiza en 2008.
El Número es una novela gráfica completamente atípica, que en sus más de 120 páginas no contiene un sólo diálogo, un sólo bloque de texto ni una sóla onomatopeya. Ott prescinde totalmente de las palabras y con la imagen como único recurso, se juega a contarnos una historia cautivante, marcada por fatídicas coincidencias y bizarros caprichos del destino… y de los números. Todo el protagonismo que no tienen las letras, Ott se lo otorga a los números. A esos números, a esa secuencia de números que se va a repetir una y otra vez a lo largo de toda la obra de las formas más disímiles e impredecibles.
La única contra que tiene El Número es la misma que tiene cualquier otra historieta muda: se lee muy rápido. Uno ve los dibujos de Ott y quiere que esto dure para siempre, casi tanto como una eternidad. Y sin embargo, dura… cuatro, cinco estaciones de subte como mucho. De todos modos es una contra menor, porque ese rato que dura El Número es un rato en el que te sumergís a pleno en la historia, que vivís y respirás ese universo blanco y negro de Ott. La historia está tan bien contada que aunque no quieras te atrapa, te mete en la página, te obliga a ser parte de lo que le está sucediendo a este atildado ejecutor que de pronto se ve envuelto en la vorágine de los números 73304-23-4153-6-96-8.
No quiero contar nada del argumento así lo disfrutás más cuando lo leas. Me quedo con lo otro, con ese clima cada vez más enrarecido, más turbio, más intrigante, que propone Ott. Con los trucos narrativos, esas transiciones arriesgadas, esos primerísimos planos impactantes. Y por supuesto con el dibujo, que es MORTAL. Ya me tocó babearme con los prodigios gráficos de Ott en la reseña del 14/04/11 y no me quiero repetir. Pero es increíble, de verdad. La técnica de esta bestia, el virtuosismo, la sabiduría que hay atrás de cada raspadita del bisturí sobre la cartulina negra, es inconmensurable. Encima cuando vino a Comicópolis Ott trajo unos cuantos originales de El Número y si los viste seguramente te pasó lo mismo que a mí: no te imaginabas ni en pedo que fueran tan chiquitos, prácticamente del tamaño en el que se imprimió la edición argentina. Es MUY, pero MUY difícil dibujar tan bien y con tanto detalle en una superficie tan chiquita, y para este animal eso es lo más normal del mundo.
Nada, no te hago perder más el tiempo. Aprovechá que esto está editado en Argentina y se consigue fácil y a buen precio y dejate hipnotizar por la fuerza expresiva, la magia y la locura de este genio del Noveno Arte, que en El Número brilla como nunca. Frente a obras así sobran las palabras, sobre todo en esta historieta, que es toda muda. Una maravilla.
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3 comentarios:
Otro librazo. Venís ligando bien con lo reseñado recientemente eh?
Visualmente es muy bueno, no lo lei pero lo vi, y coincido con lo de que se leen muy rapido (como smart monkey, obra de otro euripeo editado en el pais)
Para monquis, a mí me gustó Motor Lab Monqi.
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