el blog de reseñas de Andrés Accorsi

miércoles, 10 de febrero de 2010

10/ 02: WOLVERINE: LOGAN


Cuánto hacía que no leía algo reciente de Marvel!
A ver, la mano viene así. Por algún vericueto fumado del destino, Logan está en Hiroshima, en Agosto de 1945. Conoce al Teniente Warren, un duro soldado yanki, juntos escapan de una prisión y Logan conoce a una hermosa joven llamada Atsuko. Enseguida pinta el amor, hasta que Warren, sacado y más malo que las secuelas de Matrix, atraviesa a Atsuko con una katana. Logan monta en cólera y se desata la machaca sanguinolienta. Durante la misma, descubrimos que a) Warren también es un mutante con infinito poder regenerativo y b) ese avioncito yanki que pasa por ahí arriba no es otro que el Enola Gay y acaba de soltar una hermosa bomba atómica. El combate se suspende por holocausto, ya que ambos contrincantes son virtualmente atomizados por el impacto y la radiación de la bomba. Eventualmente Logan se reconstituye y, sin poder consumar la venganza contra el asesino de su amada, se vuelve a su casa sufriendo como un hincha de Gimnasia, afiliado a la UCR y con un hijo gay.
Hasta acá, una linda historia, ideal para 36 ó 40 páginas, de esas que en los ´80 salían en un annual o, como mucho, en un prestige de 48 páginas. Pero ahora hay que justificar el TPB de u$ 15, entonces 40 páginas es poco. Y para estirar hasta 67 páginas, se intercala con la historia de 1945 una historia en el presente donde Wolverine (que recuperó los recuerdos de esta y de un montón de otras peripecias vividas antes de la operación en la que le implantaron el adamantium) vuelve a Hiroshima a jugar la revancha con Warren, que ahora es un poderoso mega-freak de fuego y radiación. Esta vez gana el canadiense, aunque sin garantías de que Warren no vuelva una vez más a hacer de las suyas (convengamos en que un tipo que sobrevive al Ground Zero de una bomba atómica tiene pocas chances de morir definitivamente). Nada de todo esto tiene mucha onda, excepto el final, donde Wolverine tiene que tomar una decisión crucial y –muy ingeniosa y elegantemente- los autores dejan que el lector se meta en la mente del héroe y responda la pregunta que Logan no puede responder.
¿Cómo se sostiene la saga hasta el final? En parte porque el guionista es Brian K. Vaughan, que escribe muy, pero muy bien. Cualquiera diría que escribió a Wolverine toda su vida. Como todo comic de Vaughan, este está estirado, pero el autor tiene tan buen manejo de los tiempos y los climas (y casi cualquier otro recurso que haya que aprender a pilotear para convertirse en un buen guionista), que todo ese tramo al pedo se sufre poco. Y además dibuja Eduardo Risso, uno de los grandes maestros de la historieta contemporánea. No es su mejor trabajo, ni a palos, pero se luce por varios motivos. Primero, nunca había visto a Risso dibujar una historieta de la Segunda Guerra Mundial. Segundo, después de tantos años de verlo dibujar a gente que charla, fuma y chupa en bares y fondas (les acabo de resumir una década de 100 Bullets), verlo dibujar una buena machaca al aire libre, es una bocanada de aire fresco. Y tercero, Risso nunca tuvo un colorista tan bueno como Dean White. Este tipo (como Dave Stewart en Hellboy) entiende DE VERDAD cómo funciona el claroscuro y en vez de estropearlo, lo potencia. Su aporte a cada uno de los climas que propone la historia es realmente enorme y hace que visualmente, este sea el más atractivo de los trabajos de Risso para el mercado estadounidense.
Que no te vendan esta saga como si fuera La Gloria, porque no da. Pero si sos fan de Wolverine, la vas a amar. Y si sos fan de Vaughan o de Risso (o de los dos) los vas a encontrar a los dos muy afilados, muy compenetrados, sin escatimarle nada a una historia que se parece poco a lo que hacen habitualmente, pero que en manos tan eficientes logra satisfacer incluso a los que normalmente no tocamos un comic de Wolverine ni encañonados por Cable, Deadpool y Bishop.

9 comentarios:

Joe dijo...

Solo porque acabo de leerlo... Aguante el Sindrome Gustavino!!!

jlg

Anónimo dijo...

Lo del hijo gay me parece un poco desubicado, lindando lo directamente homofóbico. Creo que pierde completa seridad tu análisis y que podés recurrir a alguna idea un poco más elaborada a la hora de hacer humor. Crítica constructiva de una lectora regular.

Andres Accorsi dijo...

El tema del hijo gay es que el padre del hijo gay suele sufrir muchísimo. El pibe por ahí no, por ahí lo vive con total naturalidad. Pero el padre invariablemente sufre la condición homosexual de su hijo.
De homofóbico no tengo nada, está todo más que bien con los chicos y chicas homosexuales. Ahora, con los padres que se toman a la tremenda la elección sexual de sus hijos NO está todo bien, por eso son blanco fácil para el gaste.
Gracias por la crítica constructiva, estimada Anónimo.

Micaela dijo...

No creo bajo ningún punto de vista que un padre "sufra" invariablemente la condición sexual de su hijo. Incluyendo todas las definiciones de "sufrimiento" posibles. Pero esta idea tuya -discutible- es un poco contradictoria con la siguiente: esto de no estar de acuerdo con que los padres se tomen a la tremenda la elección sexual de sus hijos -con lo que en prinicpio coincido-. No me termina de quedar claro qué pensás. Pero agradezco que me hayas respondido amablemente. Ahí me presenté.

Andres Accorsi dijo...

Fácil, Micaela: Pienso que la elección sexual es algo que sucede. No es una enfermedad, ni un accidente, ni una fatalidad. La mayoría de los padres, la careteen más o menos, sufren terriblemente cuando sus hijos eligen "para el otro lado", porque en su formación casi siempre retrógrada, la relación homosexual está mal, es algo sucio, algo que hay que esconder. Eso los incomoda,los hace sentir que fallaron en algo, y sufren. No tanto por los hijos, que en una de esas encuentran con novios del mismo sexo la felicidad que de otra forma no encontrarían. Sufren por ellos mismos, por el "qué habré hecho mal", o el "que dirán". Y son patéticos, y egoistas, y arcaicos y muy, muy pelotudos.
No todos, obvio. También habrá padres que no se hagan mayor drama, o que incluso les parezca bárbaro (no creo, pero bue...). Pero la inmensa mayoría lo vive como una tragedia, como si el hijo en vez de gay fuera ciego, cuadriplégico o deficiente mental.
¿Se entendió?
Ojalá, porque la verdad que me incomoda explicar un chiste. Creo que prefiero explicar la saga del Clon de Spider-Man...

Micaela dijo...

Se entendió. Pero creo que lo que nos diferencia es que, para mí, simplemente no es gracioso. Quienes se rían quizás sean los que piensen exactamente lo contrario a tu explicación. Saludos y gracias

brunowayne dijo...

Dejate de joder, Micaela. Es un chiste nada más, no intentes descubrir matices que no hay. ¡Qué sensible está la gente, mecachendié!

Andres Accorsi dijo...

Claro, la diferencia es que a mí no me importa en lo más mínimo a quién le causa gracia lo que escribo y a quién no. Ni tampoco si le causa mucha gracia, o sólo un poquito. Yo mando lo que A MI me parece divertido, y ya fue. Si a alguien le resulta muy idiota, muy zarpado o muy fumado, y bueno, la vanguardia es así.
De última, es apenas un blog donde un boludo escribe boludeces... Uno entre MILLONES de boludos que escriben boludeces en sus blogs.No hará falta ser un genio para encontrar formas de entretenimiento más serias y más edificantes que leerme a mí...

Dante Ginevra dijo...

Ahora explicá la saga del Clon de Spider-Man.