domingo, 21 de marzo de 2010
21/ 03: MY INNER BIMBO
Sam Kieth está hecho mierda, mal. Es disléxico, tiene serios desequilibrios emocionales y un montón de problemas más. Pero tiene tres cosas a favor: Es muy buen tipo, labura como una bestia y tiene un talento descomunal. En la década pasada, se puso las pilas y produjo muchísima obra: Zero Girl, Four Women, Wolverine/ Hulk, Batman: Secrets, Scratch, Ojo, Batman/ Lobo (su único faux pas) y la que hoy nos ocupa que –cómo no- es sin duda la más idiosincrática, extraña y difícil de digerir.
My Inner Bimbo se propone algo muy difícil de lograr, algo que Kieth ya insinuara en The Maxx: un comic 100% psicológico. El conflicto, la “aventura”, lo realmente interesante de la trama, sucede en la psiquis de Lo, el protagonista, un cincuentón que un día descubre que tiene dentro suyo a una bimbo, la típica rubia que está buenísima, pero cuyo intelecto rivaliza sólo con el de los chicles que mastica. Lo está casado con una mujer un poco mayor que él, y por momentos se da una especie de triángulo amoroso en el que le mete los cuernos a su mujer… con la otra parte de su psiquis! A tal punto llegan estos bizarros desdoblamientos de personalidad, que hay que prestarle mucha atención al comic para tener claro qué sucede en la realidad, qué sucede en la mente de Lo, qué es imaginación, qué es mentira, qué es delirio febril. En ese sentido, parece una peli de David Lynch.
El guión, así, puro y duro, es difícil de sobrellevar. A todas esas secuencias que suceden en la mente de los personajes, se suman los flashbacks a la juventud de Lo y su esposa, como para complicar un poco más el panorama. De ahí puede salir bien parado sólo un guionista magistral, y Kieth todavía no lo es, aunque le hace el aguante a los más grossos en un rubro importantísimo: la construcción de personajes. Ya desde los tiempos de The Maxx, los personajes de Kieth son más humanos, más creíbles, más complejos y más sutiles que los de casi todos sus colegas. Acá esa virtud es llevada al extremo. En medio de las alucinaciones, obsesiones, traumas y demonios a medio exorcizar, la increíble carnadura humana de Lo (con sus defectos y todo) funciona como ancla para que sigamos enganchados con lo que Kieth nos quiere contar.
Y por supuesto, hay un gancho infalible, que es el dibujo. Lo que dibuja esta bestia no tiene nombre, está más allá del bien y del crack. Kieth pasa del boceto crudo, brutal y minimalista a unas viñetas en las que se dibuja la vida, con tintas, sombreados, tramas, crosshatching, efectos de photoshop, todo lo que se puede hacer sin salir del blanco y negro, lo hace y lo hace perfecto. Lo ayudan dos chicos jóvenes, que le terminan algunas viñetas para que la cosa quede un poquito más pareja, pero en todo se ve la mano del genio. Y además todo funciona armónicamente, porque hay un cuidado enorme para que las páginas tengan coherencia y este despliegue de imágenes (potentes, bellas, hipnóticas) no interrumpa el desarrollo de la narración.
My Inner Bimbo es un experimento de un maestro de la desmesura que se pasó de vanguardista. Difícil internarse en el guión y no salir con alguno de todos los problemas psicológicos que rondan por el mismo. Esto es enfermizo, de verdad. Pero además es auténtico, es la mente deforme de un genio plasmada en una historieta ¿autobiográfica? de una belleza plástica y un vuelo poético sumamente infrecuentes en el medio. Honestidad brutal, emoción en estado puro, con el corazón en cada trazo y los huevos arriba de la mesa. Cuando el diccionario incorpore la definición de “comic de autor”, la van a ilustrar con la portada de My Inner Bimbo.
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3 comentarios:
Y no será que el guión no está del todo cocinado porque tiene dislexia?
En realidad, lo que le vine a preguntar, Sr. Accorsi, es si sabe dónde conseguir números sueltos de The Maxx, porque me reencontré con el par que tenía de hace años y quiero completar la historia. El dibujo de ese comic es una locura, y según esta reseña, veo que el autor mezcla siempre recursos gráficos variados. Muy bueno el blog, lo leo casi todos los días.
En las comiquerías virtuales suelen conseguirse muy baratos. Navegá por las páginas de gente que vende comics y seguro vas a encontrar todo, menos los dos números inconseguibles, que son el 21 y el 35.
Bueno, la verdad es que me lo baje, lo lei y me parece que Stray Toasters de el viejo Bill Sienkiewicz le pisa la cabeza en cuanto a lo fumeta...claro que el pobre de Billy se volvio lurias despues de tratar con el barbado Moore...pero eso es otra historia. Es como decis vos andres, lo que es grafica se va a al carajo (creo, personalmente) que es uno de los mejores laburos de Kieth. Muy buena la reseña, muy bueno el blog, de hecho, me baje el comic por que lei la reseña tuya. me gustaria comprarlo. nos estamos leyendo!!
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