el blog de reseñas de Andrés Accorsi

domingo, 28 de marzo de 2010

28/ 03: DMZ Vol.6


Después de un tomo de transición, de pre-temporada, Brian Wood y Riccardo Burchielli se lanzan a sacudir una vez más el siempre precario status quo de esta Manhattan devastada por una segunda guerra civil. Esta vez el sacudón es doblemente impactante. Primero porque introduce un nuevo elemento a la ecuación, que es nada menos que la política. Acá nos enteramos quién gobierna la ciudad desde que se convirtió en zona de guerra y qué pasa cuando, para calmar las aguas, las facciones enfrentadas deciden llamar a un nuevo comicio para elegir autoridades locales. De pronto pareciera que la fachada de “Esto es ante todo una democracia” es más fuerte que la guerra. Los Estados Libres, los Estados Unidos, la mega-corporación Trustwell y varias de las tribus urbanas militarizadas parecen acordar la necesidad de una renovación política avalada por el voto popular de la gente que todavía (sobre) vive en la isla. Todo muy lindo pero, ¿qué pasa cuando las chances de que alguno de ellos gane la elección se ven eclipsadas por el surgimiento de un líder carismático que representa, no a los bandos enfrentados, sino a la gente de la ciudad?
Este tomo se trata exactamente de eso: de cómo se pone en marcha el proceso electoral, de cómo surge de entre los sobrevivientes la figura de Parco Delgado, y de cómo los que mintieron, bombardearon, asesinaron y torturaron para tomar el control sobre la ciudad, ven que se les escapa la tortuga. De pronto, la prioridad de todos (incluso de los medios de comunicación asociados ilícitamente a uno de los bandos en pugna) pasa a ser frenar la embestida electoral de Delgado, un líder que se inscribe claramente en el populismo, pero que no come vidrio.
De hecho, contrata para su campaña el asesoramiento de una de las máximas especialistas en marketing político: la mamá de Matty Roth! Y Matty, que ya venía bastante jugado por la propuesta de Delgado, termina de apostar hasta su último centavo de esperanza, toda su credibilidad como cronista y hasta su propio pellejo, por este negro afable y kilombero que se convirtió en el nuevo grano en la chota de los poderosos.
Y esta vez, además de los tiros y los misiles de verdad, se detona el armamento comunicacional. Los grandes medios nacionales (alineados con el gobierno de los EEUU) atacan o ningunean a Delgado, mientras Matty, solo como loco malo, lo ayuda a gambetear estos ataques y a mantenerse vivo, tanto en las encuestas como en la realidad, porque obviamente no falta el sniper que quiera bajar a Delgado con un buen par de tiros. Tanto el carismático Parco como la eficiente y distante mamá de Matty agregan sustancia a una ya jugosa interacción entre personajes, y el papel destacado de la runfla entre los canales de TV y el gobierno de los EEUU pone de nuevo en el tapete al papá de nuestro sufrido protagonista. O sea que hay un reparto de secundarios muy, muy bien laburado para hacerle el aguante a Matty.
Y el segundo sacudón brutal que propone este tomo: Termina bien! La apuesta de Matty resulta ganadora y se vislumbra un horizonte mejor para la gente de la ciudad, después de tantos años de padecimientos. No tengo idea de cómo seguirá la historia, no sé si a Delgado lo dejarán gobernar en paz o si pronto volverá a teñirse todo de rojo sangre. Lo cierto es que esta vez el libro termina con una sensación de optimismo, de que realmente presenciamos el inicio de un montón de cambios para mejor. Un poco de alegría después de tantos tragos amargos no está nada mal.
Ah, este tomo está totalmente dibujado por Burchielli, al que se lo ve más sólido que nunca. Otro lujo, el tano.

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