el blog de reseñas de Andrés Accorsi

jueves, 4 de marzo de 2010

04/ 03: SHOWCASE PRESENTS: THE HOUSE OF SECRETS Vol.2


Abrimos una puerta hacia la bizarreada y nos vamos a la primera mitad de los ´70, cuando DC publicaba dos antologías “de misterio”. No se podían llamar “de terror”, no podían mostrar sangre, decapitaciones, torturas, vampiros, zombies ni hombres lobos, pero se suponía que nos tenían que asustar, o al menos incomodar. Recién en las últimas historias recopiladas (este tomo llega hasta el n°119, de 1974) aparece alguna mención a un vampiro o algún monstruo medio demoníaco. Pero en general, la consigna es “terror light, descremado, desgrasado, descafeinado y diluido en Sprite Zero, por las dudas”. No es fácil escribir con tantas restricciones, y por eso es notable la labor de esos guionistas que, bajo la guía del maestro Joe Orlando, pelaban varias historias cortas para cada número de esta revista y de su hermana, House of Mystery.
En esta etapa ya no están ni Len Wein ni Marv Wolfman, pero ahí andaban veteranos ya cansados como Arnold Drake, Jack Oleck o Joe Albano, junto a pibes que recién empezaban como Steve Skeates o David Michelinie, sin poder escribir sagas largas, ni retomar personajes de las historias anteriores, sin siquiera poder salir de la fórmula que se repite mil veces: un avechucho ambicioso elimina a alguien para quitarle algo, ese alguien vuelve del más allá, o pasa algo sobrenatural y bizarro, y el avechucho termina muy, muy mal. Lo bueno es cómo “lo sobrenatural” varía historia a historia: desde pactos con Satanás hasta talismanes, fantasmas, momias, muñecos vudú, gorilas, mutaciones o hasta bombas atómicas, todo vale para que lo improbable suceda y el avechucho pague cara su turrada. Por supuesto, para el lector actual los guiones son sumamente anodinos, con más agujeros que la ventana de un bosnio, y si nos dijeran que fueron escritos en los ´40, pocos desconfiaríamos. Lo cierto es en que cada Showcase hay decenas y decenas de ideas que nacen, se desarrollan y mueren en menos de 12 páginas y sí, algunas no sirven ni para un chiste de una página, pero cada tanto aparece una de esas con las que cualquier guionista de hoy te vende una serie regular de 60 números.
Entre los dibujantes también hay algunos próceres de los ´50 y ´60 en retirada (George Evans, Ramona Fradon, Mike Sekowsky) y hasta Bernard Bailey, el creador del primer Hourman. También capos de aquel entonces como Jim Aparo y Sergio Aragonés, y pibes a los que les esperaban promisorios futuros como Arthur Suydam. Pero la inmensa mayoría de los guiones iban a parar a manos de la Legión de Dibujantes Filipinos, mano de obra barata y cumplidora que el maestro Tony De Zuñiga le proporcionaba a DC en cantidades industriales. Si querés repasar nombres y estilos de TODOS los dibujantes filipinos de que pegaron en EEUU en los ´70, este libro es la Biblia. Está De Zuñiga (obvio), el magnífico Alfredo Alcalá (al que tanto vimos entintar, pero dibujando todo él), el alucinante Rudy Nebres, Luis Domínguez, Néstor Redondo (capo total), Ernie Chan, Gerry Talaoc, E.R. Cruz, Fred Carrillo… media guía telefónica de Manila. Los filipinos se mataban en cada detalle, en cada fondo, en cada primer plano, y todo tenía una sensación de elegancia, de cosa finoli (también influye el hecho de que muchas historias estuvieran ambientadas a fines del Siglo XIX), a años luz del terror cabeza y visceral de la Creepy (donde en vez de filipinos había españoles a rolete).
Y entre tanto virtuoso del estilo clásico, se destacaba el raro, el distinto, el genio: un Alex Niño pasado de rosca daba cátedra de claroscuro y de puesta en página vanguardista, hipnótica y recontra-impactante. Las historias de Niño desentonaban, pero bien, como desentonaban esos unitarios de Meglia en la Skorpio de hace 30 años, llena de hiper-clásicos como Zanotto, García Seijas y Del Castillo. Qué injusto que hoy se hable tan poco de Alex Niño…
En fin, como asustarte, difícilmente algo de todo esto te vaya a asustar. Pero está bueno para descubrir un rincón bizarro de la producción de DC de los ´70, con autores muy de esa época y con una onda que, ni bien se logró gambetear con éxito a los organismos censores, mutó tanto y tan rápido que hasta parece que nunca hubiera existido. Pero la realidad es que existió y dio origen a cosas muy copadas. Sin ir más lejos, Swamp Thing apareció por primera vez en House of Secrets…

1 comentario:

Mauro Vargas dijo...

Muy buen post! Soy un fanático de Alex Niño y si, es cierto, esta injustamente olvidado, las cosas geniales que se mando este tipo no tienen desperdicio. Después termino para Disney haciendo diseños para películas como Atlantis. De la escuela filipina lo mejor.
Un saludo Andrés!

Mauro Vargas.