Tenía bastante abandonada a esta serie, pero bueno, a mí favor puedo decir que no es tan fácil conseguir estos libros.
Este tomo me gustó más que el anterior. Ofrece cinco episodios de la serie regular, una historia corta que salió en una X-Men Unlimited y la miniserie de dos números de Wolverine y Doop. Lo único que no escribe Peter Milligan son las 12 páginas de la X-Men Unlimited e incluso eso está muy bien. El guión lo escriben Mike Allred y Nick Derrington y lo dibuja este último, que no está ni por asomo al nivel de los otros dibujantes que meten mano en este TPB, pero no es horrendo ni mucho menos.
De los cinco numeritos de la serie central, los tres primeros forman una saga titulada The Moons of Venus, con mucho protagonismo para Venus Dee Milo y también para The Orphan, o Mr. Sensitive, o Guy Smith, quien vuelve al grupo después de su intempestiva salida en el tomo anterior. El argumento, una vez más, es perfectamente lineal y el guión está perfectamente ceñido a la fórmula tradicional de comic de superhéroes con grupito de personajes jóvenes. Milligan lima, como ya vimos, por el lado de los poderes de los héroes y villanos. Ese es el espacio que encuentra fértil para cultivar conceptos vanguardistas y arriesgados. Y por supuesto, mete diálogos brillantes, al límite del “nah, me estás jodiendo...”. “Somos un equipo de supehéroes posmodernos! Acá no hay lugar para la valentía!”, exclama en un momento The Anarchist. El mismo personaje tiene unas reflexiones geniales acerca de qué siente un negro machacando a otros negros durante una misión en Africa, y en la mini de Wolverine y Doop hay tantos chistes groseros que podría llenar una reseña entera sólo con eso.
¿Wolverine? ¿En serio? ¿No era que Milligan estaba creando un comic de autor dentro del mainstream? Bancá, que ya lo explico. Aparece bastante el Profesor Xavier, también, pero no hay traiciones. La independencia de esta serie no se negocia nunca. Además de la saguita inicial, hay dos unitarios excelentes: el primero jode a full con la industria cinematográfica y cómo esta toma a los superhéroes para convertirlos en cualquier otra cosa, a años luz de lo que son en las historietas. Y el segundo explora el pasado de U-Go Girl, la integrante del equipo caída en combate en los tomos anteriores. Acá también hay palos letales a Hollywood y un par de secuencias subiditas de tono, muy logradas. Este unitario cuenta con un invitado de lujo, el gran dibujante británico Philip Bond, que hace un trabajo notable.
En los otros cuatro episodios de la serie central lo tenemos al maestro Mike Allred en un gran nivel, como si no le pesara para nada la carga de las 22 páginas mensuales de lápiz y tinta. Allred es la síntesis perfecta entre lo bizarro y lo cool y por supuesto le sienta perfecto a esta serie, que parte de premisas cool y transita todo el tiempo la cornisa de la bizarreada, aunque con la suficiente ironía como para no caerse.
Y nos quedan los dos episodios de Wolverine y Doop, en los que Milligan forma equipo con uno de los mejores historietistas de todos los tiempos, un monstruo al que el talento no le entra en el cuerpo. Me refiero al ídolo canadiense Darwyn Cooke, quien acá deslumbra con sus homenajes a Will Eisner, combinados con una narrativa tipo Jack Kirby y unas minitas que nos recuerdan a Bruce Timm. El guión es una comedia deliciosa y punzante, de nuevo con la participación de un ser paranormal con unos poderes drogadísimos y el protagonismo muy bien repartido entre el petiso de las garras y la bola informe de color verde. No te digo que esas cuarentaipico de páginas valen lo que pagues por tomo el tomo, pero sí que son un cago de risa, repletas de acción, de situaciones desopilantes y obscenamente bien dibujadas por Cooke. Si se hace una vaquita para implantarle otro brazo a Cooke, así dibuja más historietas, cuenten conmigo.
Con Wolverine o sin Wolverine, a pesar de las X grandotas en la tapa y en los emblemas de los personajes, X-Statix avanza por el camino correcto: el del comic con una fuerte impronta autoral, en el que la temática superheroica (y el propio Universo Marvel) están encarados desde una óptica que no tiene nada que ver con ningún otro comic ni de esa época (2003) ni de ninguna otra. Será por eso que animalitos como Milligan, Allred y Cooke dejaron la vida en cada viñeta, cosa que no hubieran hecho sin Marvel los ponía a cargo del enésimo crossover entre 577 títulos mutantes. Pero claro, esto es de la época de Bill Jemas y Joe Quesada, cuando en Marvel había espacio para todo, incluso para los descuelgues experimentales como X-Statix. Hoy, esto no se publicaría ni en pedo, ni en Marvel ni en DC. En Image, por ahí sí.
domingo, 15 de julio de 2012
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2 comentarios:
En Kill Your Boyfriend el arte de Phillip Bond me parecio una cagada.
¿Es siempre asi y yo tengo un problema para apreciarlo o es un laburo flojo del tipo?
A mí Kill Your Boyfriend me pareció un laburo soberbio de Bond. Pero lo leí una sóla vez, hace más de 15 años. Tendría que revisitarlo, a ver qué me parece ahora.
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