Esto ya es casi un clásico: primer tomo de una serie nueva de Joann Sfar, de la cual no sale nunca (o no consigo) la continuación. En este caso, el Vol.2 de Las Lumiéres de la France (que es como se llama la serie en el idioma original) nunca llegó siquiera a anunciarse. Y eso que el Vol.1 salió en Septiembre de 2011...
Me da un poco de bronca, sobre todo porque este primer tomo es excelente. Hay tantos hallazgos, tantos toques de genialidad, que es una pena que la serie quede trunca. El Siglo de las Luces nos trae a un Sfar afiladísimo, como siempre con ganas de bajar línea sobre temas filosóficos y religiosos, pero además con mucho humor, mucha ironía, muy lindos toques de erotismo, una mirada descarnada sobre una época que se ve que investigó muy bien (mediados del Siglo XVIII) y hasta un guiño al lector que lo sigue desde siempre, en forma de un cameo de un personaje de otra serie (El Minúsculo Mosquetero).
Este primer tomo se centra en la condesa Epónima, una chica joven y sensual a la que le gusta mucho el sexo, y su marido, el Conde, un tipo volátil, bastante pusilánime, que se llena la boca reflexionando acerca de los negros y el maltrato que sufren y lo injusta de la esclavitud, pero gana fortunas con el tráfico de esclavos de Africa a América. La relación entre estos dos personajes (que cuando no garchan se tratan como amigos, no como pareja) es la más interesante del libro, pero hay varios personajes atractivos más, como la hijita de la pareja, la perrita de la Condesa (que habla, como cierto gato de Sfar, aunque sólo su dueña parece escucharlo) y el cura, lascivo y promiscuo, al que irritan las ideas filosóficas de los nobles, o cualquier cosa que parezca fruto del pensamiento y no de la fe. Sobre el final, en la última secuencia de cuatro páginas, Sfar introduce a dos personajes más, los inescrupulosos fugitivos de Cayena, que supongo que serán importantes en el desarrollo del Vol.2.
Por lo menos en este primer tramo, El Siglo de las Luces intenta contarnos en son de joda ese período de transición entre la Francia oscurantista, monárquica, colonialista, en la que las desigualdades sociales no escandalizaban a nadie, y la Francia moderna, la del iluminismo, el humanismo, en la que eventualmente flamearán banderas de Libertad, Igualdad y Fraternidad, aunque sea un ratito. Eso se puede hacer de modo didáctico, solemne y aburrido, o como lo hace Sfar, con aventuras, garches y situaciones desopilantes como la que vive el Conde cuando pide que lo pinten de negro con betún para ver qué sienten los africanos (a los que admira por el tamaño de sus miembros viriles).
Y el otro motivo por el cual quiero YA otro tomo de esta serie es por la calidad del dibujo. Posta, hacía mucho que no veía a Sfar dibujar tan bien. Esto está, sin dudas, al nivel de sus mejores trabajos. De hecho, se despega un poquito de ese grafismo suelto, casi desprolijo que habíamos observado en varias de sus obras reseñadas acá en el blog, para volver a un dibujo mucho más “careta”, más elaborado, con todo ese festival de las texturas logrado con el plumín, pero más sólido, mucho más lejos del boceto y a años luz del garabato. Acá Sfar respeta a rajatabla los márgenes de las viñetas (que no faltan nunca) y además mete muchas menos viñetas por página (nunca más de seis). La grilla dominante es la widescreen, en tres tiras que nunca tienen más de dos cuadros cada una. Al trabajar con menos cuadros, el autor le pone mucho más detalle a cada uno y además se anima a zarparse con globos de diálogo mucho más abultados, en los que a veces los personajes tiran extensos soliloquios, casi monólogos de Enrique Pinti, contenidos en una sóla viñeta. Esta vez, la paleta cromática que complementa a los trazos de Sfar no es la de Brigitte Findakly, sino la de Walter, el colorista de los primeros álbumes de La Mazmorra. Por otra parte, si te gusta el Sfar “mamarrachero”, ese que dibuja a mano alzada con una línea temblorosa, la edición española trae 10 páginas de bocetos y estudios de personaje realizados en ese estilo, algunos coloreados por el propio Sfar con unas acuarelas exquisitas.
Vuelvo al principio: ¿a quién hay que matar para que salga pronto el Vol.2 de esta serie? Esto está demasiado bueno para quedar así...
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4 comentarios:
Andrés, voy a esperar al segundo tomo porque me dieron muchas ganas de leer esta historieta. Sfar es un vicio: en un arranque de fanatismo me compré 5 tomos de ¨Pequeño Vampiro¨ (los de Oceano)y son para descostillarse (los leíste?), recomiendo ¨Y el sueño de Tokio¨ que es donde se va al recontra carajo jaja, un saludo.
Dolape
Leí muy poquito de Petit Vampire, porque no me cebó demasiado.
Del que me hice hardcore fan es de Grand Vampire, las historias del vampiro adulto...
Se viene Grand Vampire entonces! claro las del ¨petit¨ son mas naif como para pibe, pero esa impronta Sfar igual ceba a pleno, saludos!
Dolape
Hola Andres, ¿esto lo leíste en francés o en español? En todo caso quién lo editó en español? porque todavía no lo vi en ningún lado.
Gracias
J.
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