Este libro reúne dos sagas realizadas por Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena para las antologías italianas de la editorial Aurea: Sangre Negra y Syridiana, ambas ambientadas en un mismo universo, con personajes y situaciones en común. La clave son los Maralha, una raza superior, una especie de nazis de un mundo fantástico, especialistas en esclavizar, torturar y sojuzgar a los otros pueblos gracias a su astucia y su habilidad para el combate. Soberbios, crueles e invencibles, los Maralha marcarán el pulso de los dos arcos argumentales que integran el libro.
El primero, Sangre Negra, explora los secretos de los Maralha y la osada decisión de suicidarse, para dejar a un único descendiente de la estirpe, el niño Barnabás. A lo largo de siete episodios, veremos tres historias en paralelo: la del fin de los Maralha, la vida de Barnabás desde que es niño hasta los… 40 ó 45 años, y las desventuras de Dorival el Inmutable, el asesino que durante años murió y volvió a la vida mientras intentaba sin éxito liquidar a Barnabás. Con la típica ironía de Mazzitelli, el personaje que más hizo para erradicar definitivamente a los Maralha se termina por convertir casi en uno de ellos, en una historia muy intensa y para nada predecible.
El segundo arco es mucho más extenso y más ambicioso. Es un enorme flashback narrado por Dorival, situado en la época de mayor auge de los Maralha, cuando lo único que los separaba de la conquista absoluta era la casta guerrera de los Dulé. Arranca en una onda Thanos Quest, cuando la princesa Syridiana toma el poder y se lanza en la búsqueda de cinco objetos mágicos que le permitirán abrir una grieta dimensional y reclutar para sus propios fines a las más siniestras y destructivas criaturas de la dimensión oscura. Bella, implacable y de descomunal inteligencia, esta princesa (una de las pocas chicas realmente protagónicas en la carrera de Mazzitelli y Alcatena) cumplirá su cometido: el exterminio del clan Dulé, que asegura la hegemonía indiscutida de los Maralha. Pero vos sabés cómo es esto: cada vez que hay dos clanes que se odian a muerte, destinados a matarse unos a otros, aparece el mito de Romeo y Julieta y se complica todo. Dicho y hecho, Syridiana se enamorará del único Dulé que en vez de guerrero es artista y la trama romántica enturbiará ese exterminio que amagaba con ser prolijo e irreversible.
Para la mitad de la saga, Syridiana se convierte en personaje secundario y Mazzitelli elige centrarse en su novio, Dardanel, el último de los Dulé, que moverá cielo y tierra para vengarse de los que traicionaron a su clan y le habilitaron los objetos mágicos a la princesa de los Maralha. Dardanel es un personaje ingenioso, brillante, que piensa “por afuera de la caja” y sus aventuras están llenas de ideas maravillosas. Para el tramo final, se viene el choque inevitable: la venganza de Dardanel no estará completa mientras viva Syridiana, y el triunfo de los Maralha no será tal mientras viva Dardanel. No te quiero contar cómo resuelve Mazzitelli este fatídico dilema, pero sí subrayar que está muy bien.
Fiel a su estilo, Mazzitelli manda a sus personajes a combatir contra amenazas extremas: los guerreros más poderosos, los genocidas más temibles, las criaturas más abominables, los ejércitos más numerosos… y siempre sin enfatizar la machaca, sin hacer hincapié en el esfuerzo que requiere ganarle a esos oponentes. Tanto desenfatiza este aspecto el guionista, que pareciera que los protagonistas sortean todos los obstáculos con excesiva facilidad, sin esa tensión que te provoca la posibilidad latente de que el héroe falle en su misión y se vaya todo a la mierda. Es un recurso raro, pero a Mazzitelli le funciona bien hace muchos años.
La epopeya a todo o nada, finamente matizada con apuntes filosóficos, metafísicos y hasta poéticos, brilla una vez más en los guiones de Mazzitelli, y por supuesto en los dibujos de Alcatena. A sus anchas en estas historias fantásticas en las que puede inventar absolutamente TODO, Quique nos brinda otro festival de criaturas, palacios, armas, trajes y maravillas varias. Entre muchos diseños perfectos, me quedo con el de Xem Faradit, el monje, que parece un héroe de la Legión de los años ´60. Con su plumín prodigioso y una puesta en página siempre ajustada al ritmo que requiere el relato, Alcatena arriesga mucho más de lo que habitualmente arriesga un dibujante ya afianzado, con décadas de trayectoria. Uno supone que a esta altura Quique ya resuelve de taquito trabajos como este, pero lo que distingue a esta bestia de otros grandes dibujantes es que Quique se especializa en subir la apuesta, en desafiarse a sí mismo en cada historia para hacer cosas cada vez más difíciles, que nunca antes había intentado. Y claro, le sale todo obscenamente bien.
La Estirpe Maralha es un hermoso libro, que requiere un tiempo de lectura bastante prolongado, y recompensa con creces cada minuto que le dediques a los fascinantes textos de Mazzitelli y a los fastuosos dibujos de Alcatena. La corona de estos dos genios de la historieta mundial suma una nueva gema, por fin publicada en nuestro idioma.
miércoles, 1 de abril de 2015
01/ 04: LA ESTIRPE MARALHA
Etiquetas:
Argentina,
Eduardo Mazzitelli,
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Quique Alcatena
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4 comentarios:
A este lo estuve ojeando y me quedé con MUCHAS ganas porque ando con una malaria bárbara y tengo que ahorrar por unos meses
Cual es el laburo mas recomendable de la dupla? Barlovento es el único que leí y me gusto muchísimo.
Hay muchos muy buenos.
Revisá las reseñas del blog, que hay unas cuantas.
Acero Líquido Andres G. Es la fucking gloria. Es un gran libro lleno de buenas ideas.
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