Se me ocurren cien, mil, un millón de formas de contar esta misma historia en muchas menos páginas, de un modo mucho menos enroscado, más simple, más directo, pero esta mezcla entre laberinto y montaña rusa que propone Osamu Tezuka no está nada mal. Me falta un tomo para terminar y lo único que me hace sospechar que estamos cerca del final es el avance en las fechas. Empezamos en 1936 y ya estamos en 1944, cuando al Tercer Reich ya le queda poco tiempo de vida. Todo el kilombo de la serie pasa por unos documentos que supuestamente prueban que Adolf Hitler tiene sangre judía, y ya sabemos que Hitler va a morir (o algo así) en Abril de 1945. Veremos si la historia llega a esa fecha, o si Tezuka la resuelve antes (o después, nunca se sabe).
Mientras tanto, Adolf es un culebrón interminable, donde cada cosa que parece resolverse en realidad no hace más que abrir nuevas puntas argumentales. Esta vez, el periodista japonés Toge tiene pocas escenas, aunque importantes. Y de nuevo, el que se ve sometido a las situaciones más jodidas, más extremas, es Adolf Kaufmann, el chico nacido en Japón, ahora al servicio del führer en Berlín. Tezuka le dedica las últimas 90 páginas del tomo a este personaje cuyas convicciones se sacuden a medida que se mete más y más en el círculo interno de Hitler, lleno de traidores, garcas e inescrupulosos.
¿Y Adolf Kamil? Pobre, nunca logra hacer pie en la trama. En el espacio que supuestamente le toca protagonizar al chico judío que vive en Kobe, de pronto gana prominencia un personaje nuevo, Yoshio Honda. Tezuka desarrolla a este joven muchísimo más que a Adolf Kamil y -unas 100 páginas después- decide darle un final… de esos que te hacen pensar si realmente era necesario sumar un personaje más (que incluso tiene sus propios personajes secundarios) a una trama ya tan compleja.
Para el final del tomo, Adolf Kaufmann está en pleno viaje de regreso a Japón. Un viaje repleto de peripecias absurdas, groseramente estiradas, pero que lo va a llevar al reencuentro con su madre (uno de los personajes secundarios mejor planteados) y al esperado cara a cara con Adolf Kamil. Así que, aunque ya sepamos lo que le espera al führer y sus planes de conquista global, esas dos situaciones, las del plano humano, íntimo, le pueden poner al Vol.5 la pimienta suficiente para hacerlo explosivo.
El dibujo está tan bien como en los tomos anteriores, y quiero subrayar dos cosas. Primero, la escena del bombardeo a Pearl Harbor, contada por Tezuka con mucha distancia, quizás aferrado a una versión japonesa de los hechos, en la que los yankis mandan esos barcos al muere, sabiendo perfectamente que los japoneses los iban a cagar a bombazos. Los dibujos de esa secuencia están todos copiados de fotos, pero la fuerza gráfica que les pone el Manga no Kamisama es impresionante. Y después… uno supone que los personajes del Dios del Manga están dibujados en un estilo semi-funny, o por lo menos sin demasiadas pretensiones de realismo. Y eso es cierto todo el tiempo, menos cuando aparece Richard Sorge, el capo de la red de espionaje comunista, que está dibujado con rasgos mucho más trabajados, no como si estuviera copiado de una foto, pero sí como si Tezuka lo hubiese “importado” de un manga mucho más realista. Se me dirá que esto es así porque Sorge existió en la realidad, pero Hitler y Franklin D. Roosevelt también, y Tezuka los dibuja en un estilo muchísimo más caricaturesco.
En fin, con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial a la vuelta de la esquina, estamos a poco más de 200 páginas de enterarnos cómo va a cerrar Osamu Tezuka un argumento complicadísimo al que superpobló de personajes, tramas y subtramas, pero también de emociones fuertes y secuencias de alto impacto emotivo. Prometo entrarle al Vol.5 antes de fin de mes.
lunes, 14 de septiembre de 2015
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Lo que no entiendo es porqué si las páginas están espejadas, las esvásticas están bien. Los que hicieron la adaptación las corrigieron una por una, o Tezuka las dibujaba al revés?
Esto se pensó como un libro, no para leer en fetas
Tezuka va armando el viaje de cada personaje y los junta al fina. Hay que dejarlo respirar al final
Tenele fe que al final garpa
Que falta de respeto esas tapas, seguramente del hijo o hija acomodado del jefe, contento por saber usar el photoshop. En fin, lo que a mi gusta de esta historia es la mirada japonesa de los eventos, muchas veces dejada de lado, siendo ellos parte fundamental del conflicto. Y siempre me llamo la atención como se hace cargo del "después" y lo políticamente incorrecto que elige contar. Para no mezclar comentaré mas cuando reseñes el último tomo. Abrazo y felicitaciones por superar los 2000!
Publicar un comentario