Vamos con otra bizarreada: 10 días, 10 reseñas, una para cada tomo de Sandman, el clásico de Neil Gaiman que arrancó como un título raro de DC y se convirtió en uno de los Padres Fundadores de Vertigo.
Empezamos (como no podía ser de otra manera) por Preludes y Nocturnes, que es el principio, la primera saga, esa que al propio Gaiman no le termina de cerrar aún hoy. Yo, sinceramente, no le veo grandes problemas. Quizás ese número con Mister Miracle y J´onn J´onzz quedó medio descolgado. Había que conectar a Morpheus con el rubí del Dr. Destiny de alguna manera y –a la luz de la resolución de esa punta argumental- quizás mezclar a Sandman con la Justice League (encima en la época en que era en joda) no fue la decisión más afortunada. El resto funciona muy bien, sobre todo si pensamos que era la primera vez que este muchacho inglés escribía una serie regular para una editorial de EEUU.
El primer episodio se hace un poco largo, pero la verdad es que siembra no sólo para la saga que vemos en este TPB, sino incluso para sagas posteriores, así que hay que bancarlo. Después vienen esos episodios de exploración, en los que Morpheus va a tratar de recuperar primero sus poderes, después sus objetos y en el medio, a tratar de darse cuenta de cómo viene la mano, de cómo le conviene reinsertarse en un universo que cambió bastante durante su ausencia.
¿Los picos más altos? Obviamente el duelo con el demonio Choronzon y, ya más cerca del final, la extensa secuencia del Dr. Destiny y los parroquianos de aquel bar a los que le va a hacer vivir horas inolvidables. El combate (por así decirlo) entre Dream y el villano no es particularmente emocionante y sienta un precedente importante: acá la cosa no pasa por la machaca. De hecho, esta será la última vez que Sandman se enfrente a un supervillano en el sentido tradicional del término. El plan de Gaiman para esta serie era claramente otro.
Al término de este primer arco argumental tenemos un unitario, el n°8, al que ya nos encontramos en otro libro, reseñado el 12/02/15. No me quiero repetir, así que recomiendo releer ese parrafito en la citada reseña.
El dibujo arranca raro, de la mano de un Sam Kieth que tampoco había dibujado nunca una ongoing para una editorial grande, y que se luce sobre todo en los efectos de iluminación y en los riesgos que asume en la puesta en página. El propio Kieth narró que los guiones de Gaiman le resultaban complejísimos y pesadillescos, y tras entregar el n°3, pidió el cambio. Finalmente dibujó hasta el n°5 y entró en su reemplazo un dibujante todavía menos conocido, Mike Dringenberg. Sin esa impronta medio cartoony de Kieth, Dringenberg también era un dibujante raro, que oscilaba entre un estilo más visceral, más grotesco, más salvaje y uno más careta, más pendiente del realismo fotográfico. Y además se tiraba MUY para atrás a la hora de dibujar fondos. Pero entre tantos saltos al vacío, dudas y desprolijidades, hay algo maravilloso que es menester rescatar: esta colección de TPBs ofrece todo el material recoloreado. Olvidate de ese color de los ´80 que te lesionaba las retinas, que se te tiraba a las canillas como Orión (el de Boca, no el de New Genesis) saliendo de abajo del arco. Ahora este comic, otrora hundido en el fango por culpa de un colorista de lesa humanidad, se ve infinitamente mejor.
Y así arrancaba Sandman, con la humilde pretensión de hacerse un lugarcito en el sector dark-místico-tétrico del Universo DC, a fuerza sobre todo de ideas innovadoras que exceden ampliamente el género del terror fantástico. Ya desde este primer arco, lo que mejor le sale a Gaiman es combinar seres poderosos envueltos en trasfondos mitológicos y ancestrales, con gente común, enroscada en la miseria, en la berretada y en la intrascendencia de todos los días. De acá en más, esa impronta se va a potenciar hasta elevar a Sandman a ese status de clásico del que goza aún hoy.
lunes, 7 de diciembre de 2015
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9 comentarios:
Lo que pasa es que a Gaiman no le interesan los superhéroes, es probable que a esos personajes los haya incluido por orden de DC, quizá para que el universo de Sandman estuviera mechado con el de DC, y el solo aceptó. No es que le falte un conocimiento de ese mundo... Pero después es obvio que la cosa fue por otro lado, no me parece que el universo de Sandman en adelante sea el mismo en el que viven los demás personajes de DC. Yo creo que si hubiera sido por el, nunca los hubiera incluido de ningún modo. No lo sé, es lo que yo pienso.
Yo no creo que vaya por ahí la cosa. Lyta y Hector Hall son parte central de Sandman y hasta el final hay referencias al DCU (con incluso ese crossover encubierto con Zero Hour).
Gran idea la de reseñar clásicos!
Qué poronga espantosa que es el recoloreado digital. Se nota que los dibujantes laburaban pensando en colores sólidos y no en esos degradados horribles que le metieron por todos lados.
Si alguno tiene ganas de hacer un canje mano a mano de su tpb viejo por mi tpb recoloreado porque como a Andrés tiene problemas con los coloristas de los 80 me avisa que lo entrego sin dudarlo.
¿Tanta diferencia hay? El cambio en el de The Killing Joke si que me pareció acertado, y creo que muchos clásicos, como el Prince Valiant de Foster, deberían pasar por un recoloreado. En el caso de Sandman, yo era chico cuando lo leí por primera vez, y fue un préstamo de mi primo; no recuerdo como era el tema del color. Solo tengo los actuales y honestamente no tengo modo de comparar una edición con otra. Que loco que genere reacciones tan opuestas...
Acá hay unas comparaciones:
http://goodcomics.comicbookresources.com/2012/01/07/checking-out-the-annotated-sandman-volume-1/
En esta nota hay comparaciones sobre otro caso parecido:
http://comicsalliance.com/whatever-happened-to-barry-windsor-smith-in-the-comics-conversation/
Aprovechen, muchachos! Si tienen los TPBs viejos coloreados para el ojete, cámbienselos a Ariel por las nuevas ediciones recoloreadas.
Hacen un negoción.
Que grossa la versión annotated que tiró el man. Se me hace que leer Sandman en blanco y negro debe ser re poderoso. Ojala que nunca hagan esa película con el chabón ese que no puede abrir bien los ojos, sería muy triste.
A mí no me gustó el recoloreado digital tampoco. Será que soy daltónico o que no tengo pupilas, haw haw.
Para gustos, colores.
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