jueves, 4 de febrero de 2010
04/ 02: MORTADELO Y FILEMON: LO QUE EL VIENTO SE DEJO
A Francisco Ibáñez lo vi una sóla vez en mi vida, y no me la olvido más. Era un señor con cara de buena onda que firmaba libros sentado en un stand del Saló de Barcelona, flanqueado por una cola de fans sólo comparable a la que se formaría si en una Feria del Libro se pusieran a firmar Quino, Liniers, Caloi y Maitena juntos. Ibáñez estaba más allá de todo, incluso más allá de Stan Lee, elevado a emperador de un universo que se relaciona poco con el que pueblan los “comiqueros del palo”, pero que desde hace más de 50 años lo tiene como principal referente.
Ibáñez creó a Mortadelo y Filemón en 1958, para una revista de la mítica editorial Bruguera, y desde entonces le pasó de todo. Hizo historias cortas, se pasó a las sagas largas, toleró la aparición de historias apócrifas, dejó la serie en manos de ayudantes, retomó el control creativo, perdió los derechos a manos de un editor garca, los recuperó, supervisó series animadas, se enojó con los responsables de las pelis con actores, dejó de serializar las sagas por episodios para lanzarlas directamente como novelas gráficas y vio cómo sus historietas se publicaban en más de 10 idiomas. Y lo más loco: 52 años después, sigue realizando nuevas historias. No sé si hay muchos historietistas en el mundo que hoy estén continuando series que iniciaron hace 52 años…
Hoy nos ocupa una aventura serializada originalmente en la revista Mortadelo allá por 1980 y luego reeditada (junto a tres historias cortas) en el Vol.23 de la colección Olé!, de Ediciones B. Lo que el Viento se Dejó es recordada aún hoy por los fans como una de las mejores historias de todos los tiempos, y la verdad es que le sobran los méritos. Creo que desde que empecé con este blog, es la primera vez que leo algo que me hace reir en voz alta.
En las 44 páginas que dura la historia, Ibáñez se va al carajo no menos de 100 veces. Mortadelo y Filemón (ineptísimos agentes de la T.I.A.) y los villanos protagonizan más gags violentos en 44 páginas que Bugs Bunny, Silvestre y el Coyote en toda su historia. Caídas brutales, mordeduras de todo tipo de animales, inyecciones, explosiones, troncos de árboles que caen, cactus, piedras gigantes, portazos en los dedos… todos los recursos del subgénero humorístico conocido como “slapstick” se suceden en un vértigo, un frenesí, que no da respiro. En cada página hay tres o cuatro chistes “físicos”, a los que se suman los juegos de palabras y –acá de modo incipiente, pero en los ´80 y ´90 un poco más obvios- los chistes escatológicos. Ibáñez, además de fan de André Franquin (cosa que resulta obvia con sólo hojear un álbum suyo), es también fan de la MAD clásica, la de las magníficas parodias de Wally Wood, Bill Elder y demás animalitos, llenas de gags visuales en los fondos. Y así, entre los disfraces que pela Mortadelo y los chichones que colecciona Filemón, aparecen arañitas, ratitas o pajaritos haciendo boludeces, casi imperceptibles, en algún rincón de esas viñetas abigarradas, dibujadas hasta la saturación, como hacía Franquin, y como hace hoy un fan a muerte de Ibáñez, el ídolo Gustavo Sala.
Entre tanto kilombo de personajes, animales, líneas cinéticas y onomatopeyas fuera de control, pareciera difícil meter una historia, un hilo conductor que le dé un mínimo sentido a este pandemonium de la pantomima y el grotesco. Lo que el Viento se Dejó tiene algo así como un guión, obviamente opacado por el tsunami de gags, pero con la coherencia suficiente como para resolver en el final el planteo que dispara la historia en el principio. No me quiero extender en contarles de qué va la trama, pero sí decirles que transcurre en Villa Rebuzno, un pueblito rural de notable atraso, a cuyos habitantes y costumbres Ibáñez ridiculiza de un modo mil veces más cruel y más gracioso que cualquier chiste de gallegos que hayas podido escuchar en Argentina.
En la España de hoy, Mortadelo y Filemón son una institución. Algo así como el establishment, pero un establishment copado, al que no está mal ovacionar desde estas remotas pampas en cuyo devenir político la T.I.A. parece haber tenido tanto que ver…
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8 comentarios:
Se consigue acá en Argentina? A cuánto?
Yo lo consegui de casualidad, en lo de un dealer amigo al que le pintó un lote con un montón de álbumes de M&F. Y lo pagué muy barato... no me acuerdo si $ 15 ó $ 20...
Don diego, en fabula comics, a la vuelta de musimundo de corrientes, tienen kilos de reentapados de super mortadelo y filemon, y muchos libros tapa dura y blanda, como estos que describe Andres. Lo unico que te atienden para la mierda, y te lo cobran de 70 para arriba....
Cuanta grossitud!!
Esta es una serie que realmente te hace cagar de risa , no te alcanzan los ojos a veces para captar todos los gags visuales , estentóreas carcajadas acompañan mi lectura de Mortadelo , similares a las que me provocan leer Asterix o los segmentos de Toby en La Pequeña Lulú , me parece genial Andrés que hagas esta reseña y mas genial aún me resulta saber que alguien se caga de risa como yo .
Hernán
Eso de reirse en voz alta me hizo acordar a mí mismo y a mi hijo de 19 años, fan de Mortadelo y Filemón... es imposible leer una de estas obras y no carcajearse como boludo... genial el tipo...
este Ibañez se fue a la C. de su T.I.A
En Tristán Narvaja (Montevideo) encontré unos libros NUEVOS que incluyen 5 OLÉ cada uno a $20 argentinos...
PAPA FINA
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