el blog de reseñas de Andrés Accorsi

viernes, 12 de febrero de 2010

12/ 02: SONAMBULO: SLEEP OF THE JUST


Hay veces que el mejor amigo del comiquero es la mesa de saldos. Es un terreno fantástico, en el que uno se lanza a la exploración, a la búsqueda de algún tesoro perdido. Nos acecharán graves peligros (revistas editadas por Pavón, o producidas por Extreme Studios), pero aunque sea con el agua al cuello, zafaremos al mejor estilo Indiana Jones y casi seguro esos 40 minutos perdidos entre parvas de bóñiga y esa mugre que tardaremos dos días en sacarnos de los dedos serán recompensados con algún hallazgo notable. Hace unos meses, una famosa comiquería mudó su local de la calle Talcahuano y lo convirtió en una especie de outlet, donde se podía ir a revolver, y donde si tenías mucho culo, te podías comprar este TPB por sólo siete pesitos. Yo no tenía la menor idea de qué me estaba por llevar, pero un TPB de u$ 15 a siete mangos, con una saga completa y una portada ganchera… no jodamos, me tiré de cabeza.
Lo que me encontré adentro (hoy, cuando lo abrí para leerlo) fue una grata sorpresa. Rafael Navarro (yanki hijo de mexicanos) es un omnivorus viñetus, un animalito que se leyó TONELADAS de comics y maneja un abanico de referencias amplísimo. Se le nota el amor por los grandes del claroscuro (David Mazzucchelli, o José Muñoz), por los maestros de los climas opresivos (Bernie Krigstein), surreales (Steve Ditko) o bizarros (Charles Burns). Leyó también a grossos de los ´80 (David Lloyd, Mitch O´Connell, Jaime Hernández, John K. Snyder), de los´90 (Dean Haspiel, Dave Lapham) y de Europa (Daniel Torres, Baldazzini)… bah, creo yo que los leyó… Por ahí este estilo que mezcla todo eso con las pelis clásicas del género noir (o hard boiled) lo inventó sin mirar a nadie, encerrado 15 años en un iglú…
Lo cierto es que funciona. Navarro sacude todo ese cóctel de próceres y le mete un elemento que lo hace más personal y más extraño: el protagonista actúa como un típico detective privado, pero usa máscara de luchador de catch. De hecho, antes de ser detective, era un famoso titán del cuadrilátero, que hasta filmaba películas bizarras como las de El Santo. Uno dirá “un choreo de El Borbah”. Pero no, porque El Borbah es en joda y Sonámbulo es en serio. Recién al final aparecen elementos demasiado sobrenaturales para encajar en los cánones del hard boiled, pero todo el resto lo podría haber escrito tranquilamente Raymond Chandler. Y esto es de los ´90, o sea, anterior a la gloriosa Lucha Libre (creada en 2005 por Thierry “Jerry” Frissen, el belga radicado en Los Angeles), con lo cual no se lo puede acusar de ningún latrocinio.
Al ver a un enmascarado que reparte trompadas, alguno lo comprará convencido de que es un comic de superhéroes. Tampoco. Navarro toma de este género el dinamismo a la hora de plantar las escenas de acción, y le da a Sonámbulo un superpoder: leer los sueños de los demás. Pero no funciona como comic de superhéroes, o por lo menos no se acerca a la estructura más típica del relato de este género. Ni siquiera lo veo encajando en Vertigo, por la gran cantidad de machaca que tiene... Esta es una obra muy personal, difícil de encasillar, aunque no tanto de digerir, porque Navarro no se las da de sofisticado, ni se hace el hermético. Cualquiera que maneje mínimamente las convenciones del hardboiled, a las cinco páginas se recontra-enganchó con Sonámbulo y no lo suelta hasta el final. Hay giros inesperados en el guión, sí, pero nada demasiado rebuscado como para que el lector se pierda, o quede de garpe. En todo caso, si hay algo que te puede distraer de la línea argumental es el impacto que producen los dibujos, que es realmente grosso. Un par de veces hice ese trayecto, del impacto al deleite y del deleite al cuelgue, a perderme en las proezas visuales del autor y olvidarme por unos segundos de la trama.
Aparentemente, Sonámbulo: Sleep of the Just es el primer comic autoeditado por Navarro, y el primero que se dio a conocer en el circuito no-under. Me metí en la web y vi que en los últimos años realizó varios comics más del personaje (hoy considerado “de culto”), y que hay lujosas reediciones de toda su obra. Ya me pongo en campaña para conseguirlas. Rafael Navarro, muchachos. Un tapado con 15 años de trayectoria al que una mesa de saldos repleta de aberraciones pre-devaluación me ayudó a destapar.

2 comentarios:

oenlao dijo...

Indudablemente que buscar libros/comics usados y encontrar algo que pueda gustarnos es un regalo de los dioses.
Comentaste en algun lado algo del autor de Elric de Melniboné? obvio que vengo de la comiqueando online.

Andres Accorsi dijo...

No, la verdad es que nunca leí nada de Moorcock. Sé que es grosso, porque me cansé de oir a Neil Gaiman hablar maravillas de él.
Esa nota nos la gestionó un amigo que tiene contacto con Moorcock, y salió originalmente en la Comiqueando de papel, allá por 2007.