Hoy breve, porque tengo poco tiempo.
Acá termina Greek Street, la serie en la que Peter Milligan se proponía revisitar las clásicas tragedias griegas desde una óptica y una ambientación contemporáneas. La idea era buena, el primer tomo era espectacular y aún así, la noche se vino en el decimosexto episodio, muy temprano para mi gusto. ¿Cómo pilotea Milligan esto de tener que darle un final prematuro a una saga que –se nota a ocho cuadras- estaba pensada para el muy largo plazo? Bien, porque las propias tragedias griegas le brindan el elemento capaz de resolver todo en pocas páginas: la intervención de los dioses en los asuntos de los humanos, que es lo que –para mi gusto- le da tanta onda a la muchachada del Olimpo (me refiero a los de Zeus y Atenea, no a los de Martín Rolle y el Bombón Rosada). El deus ex machina, al que tanto se recomienda evitar en los finales “normales”, acá tiene muchísimo sentido.
Tanto que Milligan vuelve sobre Medea, Eddie, Sandy, Dedalus y los Fureys cuando le quedan apenas dos episodios, 44 páginas, para cerrar la serie. Los tres episodios restantes componen una saga que prácticamente no tiene ningún contacto con lo que veníamos viendo hasta el momento. Acá Milligan nos presenta a una especie de Aquiles, que en vez de a la guerra de Troya va a la guerra contra los talibanes en Medio Oriente. Como en sus mejores episodios de Hellblazer, el guionista hunde un impiadoso escalpelo en un tema socio-político sensible: el siempre polémico tema de la guerra, el patriotismo y los negocios que ciertos avechuchos hacen en torno al horror y la muerte que significan todo conflicto bélico. Y por supuesto baja la línea correcta, lo cual, sumado a una trama realista, fuerte, atrapante, da por resultado un arco argumental magnífico, probablemente lo mejor que se haya visto en Greek Street.
Para esta saguita, Milligan no cuenta con el siempre sorprendente Davide Gianfelice, sino que entra como suplente Werther Dell´Edera, dibujante muy competente que pareciera haber estudiado bastante a David Lapham y a Howard Chaykin. Me gustó, quiero ver más trabajos suyos. Voy a repasar sus números de Loveless, que no me los acuerdo, a ver si ahí ya era bueno. Y para el cierra de la saga principal, reaparece Gianfelice para dar su última cátedra, otra vez repleta de cadáveres trozados, peleas sanguinarias y minitas semidesnudas con cuerpos de actriz porno.
En fin, una pena. Greek Street daba para más. Tenía un guionista no siempre regular, pero muchas veces genial. Y un dibujante de la San Puta, de los que no abundan en las series mensuales. Digo, más allá de tomar como materia prima a las historias primigenias, las de siempre, las que definieron a la cultura de Occidente hace 2500 años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Hablando de " deus ex machina ", que te parecio en forma integral " ex machina "? Es recomendable gastar un dinerillo y comprar la version absolute?
Yo leí hasta el Vol.7 y son 10 (en la versión TPB). Hasta ahora, te diría que sí, que re-vale la pena. Por ahí derrapa al final, pero no creo...
Publicar un comentario