Pintó un experimento raro, pero salió bien.
Una guionista francesa y un dibujante español presentaron un proyecto para una serie de álbumes al típico estilo europeo. La respuesta de la editorial fue “No, la verdad es que lo que estamos buscando es una serie para publicar en blanco y negro y en tomos chiquitos de muchas páginas, tipo manga”. Los autores, en vez de decir “Nah, me estás jodiendo, andá a cagar”, dijeron “Uh, qué grosso! Bueno, la adaptamos y la hacemos en esa onda”.
Y así surgió esta atractiva bizarreada llamada Lolita H.R. (siglas de Human Resistance), un “euro-manga” que nos lleva a un futuro no tan lejano pero bastante distópico, donde hay un extraño virus, un gobernante despótico, robots manipulados por el gobernante mala onda, y una resistencia humana todavía no muy organizada pero que tiene como cara visible a una (y acá viene un tópico clásico del manga, tanto del bueno como del que da náuseas) adolescente que canta rock.
Esta primera parte gira mucho en torno a Lolita, la rock star rebelde y conflictiva, que cautiva con su voz, baja línea con sus letras y estremece a propios y ajenos con las cifras de venta de sus álbumes. ¿Quién es Lolita? ¿De qué juega? ¿Por qué es un ícono cuya popularidad supera ampliamente a la de los cantantes robots? Y lo más importante: ¿a qué intereses responde? A estos enigmas le dedica casi todo el tomo la guionista Delphine Rieu y la verdad es que todo tiene bastante más sustancia de la que podría parecer a simple vista.
También está bastante trabajado el tema de esta sociedad distópica, con mucho énfasis en la vida de los pobre tipos y minas que, infectados con el extraño virus marabú, se ven marginados del resto de los habitantes y forzados a (sobre) vivir en zonas especiales, donde no sobra absolutamente nada. A través del personaje de Medhi, quien seguramente se va a convertir en protagonista del siguiente tramo, Rieu nos mete a fondo en este ghetto y logra escenas que –además de aportar intriga a la trama- nos dejan pensando y nos conmueven.
La narrativa de Lolita H.R. tiene poco que ver con la del manga, sobre todo porque pasan muchas más cosas que en el tankoubon promedio. Son 176 páginas de historieta en las que pasa lo que normalmente sucedería en... dos tomos de una típica serie de álbumes franceses, de 48 ó 56 páginas llenas de viñetas microscópicas. Hay mucha acción, muchas escenas tranqui, largas secuencias que la guionista usa para establecer el universo en el que sucede la historia, bastante desarrollo para los personajes que componen el entorno de Lolita (principalmente Iris y Ethan) y bastantes pistas acerca de quiénes son los villanos y cuál es su plan.
Todo esto representa un gigantesco desafío para Javier Rodríguez, aquel gran dibujante que en los ´90 contara la historia de Love Gun, una historia también ambientada en el futuro, con una minita como protagonista y repleta de acción, comedia y machaca. Después de eso, Rodríguez se dedicó a asistir o a colorear a sus amigos que estaban a full laburando para EEUU (Germán García, Javier Pulido, Marcos Martín) y medio que desapareció del mapa. Con Lolita HR lo redescubrimos afiladísimo, mucho más sólido que en los ´90, con un gran manejo de climas, escenarios, planos muy variados, rostros muy expresivos y un trabajo monumental con las tramas mecánicas. Te guste o no el manga, acá vas a vibrar de la mano de un dibujante de gran plasticidad, gran sutileza y gran sintonía con lo que le pide la guionista.
En suma, un muy buen primer tomo para esta serie, cuyo devenir resulta ágil, dinámico y muy ganchero, a pesar de la gran complejidad que –felizmente- muestra la trama. Tengo por ahí el Vol.2 para entrarle pronto.
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