Más de 800 días escribiendo un blog sobre comics y nunca había reseñado nada de Juan Giménez. Cuando alguno me vea por ahí, cágueme a latigazos, por favor...
La verdad es que el maestro mendocino no tenía un gran promedio en materia de obras en las que además de dibujar, escribió los guiones. Me acuerdo de Leo Roa, El Cuarto Poder, Elige tu Juego... todas historietas hermosas para mirar pero flojitas para leer. Acá, felizmente, pegó el salto. Este primer tomo de Yo, Dragón tiene todo lo necesario para seducir al lector exigente y dejarlo dispuesto a dar la vida por los dos tomos que faltan.
Lo que más me gustó es la ambientación medieval. Por ahí podrido de ser encasillado como “un maestro de la ciencia-ficción”, Giménez se tiró sin paracaídas a la epopeya medieval, con castillos, caballeros y –hasta ahora- un único elemento fantástico, que son (obvio) los dragones. El resto es todo muy real: señores feudales poderosos, caballeros valientes, cortesanos intrigantes, curas medio pasados de rosca, conspiraciones, destierros, enfermedades espantosas de esas que hoy reemplazamos con atrocidades similares tipo Radio 10, duelos, banquetes, sitios... No falta nada.
El primer tomo se toma el trabajo (bastante exhaustivo, por cierto) de presentar todo este entorno, y a un elenco protagónico compuesto por unos 9 ó 10 personajes, de los cuales tres no llegan enteros (lo cual no quiere decir que mueran) al final del tomo. Acá están casi todos los hallazgos de Giménez: en la construcción de los personajes (fuertes, bien definidos) y en la creación de situaciones que permitan la interacción entre ellos de modo razonable y creíble. Todavía no está 100% claro si algunos de los protagonistas son “buenos” o “malos” y tampoco qué rol jugarán los dragones, que hasta ahora aparecen poco y tienen poco peso en la trama. Se supone que en una saga llamada “Yo, Dragón”, su participación va a ser por lo menos relevante.
Además de presentar tooodos estos elementos, el ídolo mendocino hace avanzar un par de tramas: una tiene que ver con una pariente descastada del rey Fernando de Belmonth que quiere tomar el control del imponente castillo de Rosentall, y la otra va para el lado de un romance entre Silvia, la princesa del castillo, y el caballero Rob Bonn Magister, del cual hasta ahora sabemos bastante poco. No me extrañaría que este muchacho ocultara algún secreto heavy metal. Por supuesto hay más puntas a desarrollar, más cositas menores que pasan, o que uno intuye que están por pasar y todo está muy prolijo, muy claro, muy bien orquestado para crear un efecto dramático que capture la atención del lector.
Como sucede de vez en cuando, si Yo, Dragón en vez de un guión atractivo tuviera un mamarracho irredimible, escrito por un subnormal invertebrado que dejó su última neurona en una partida de Dungeons & Dragons allá por 1993, también habría que comprarlo. Hace más de 30 años que el dibujo de Juan Giménez justifica cualquier cosa y hace llevadero cualquier garrón que te tengas que comer a nivel guión. Acá “el Pelado” no baja ni medio cambio respecto de su trabajo más aucinante, la infinitamente grossa Casta de los Metabarones. La ambientación es otra, pero siguen ahí el laburo inhumano en espadas, armaduras, ejércitos, fondos, cuerpos y hasta vemos unas figuras humanas en acción con un dinamismo poco frecuente en las páginas de Giménez. Como siempre, el golpe letal, la fatality, nos la hace con su alucinante manejo del color, con esos engamados en los que predominan los colores fríos u opacos (marrón, gris, celeste, blanco) y cada tanto irrumpe un rojo furibundo o un amarillo descontrolado y explota la viñeta al carajo y más allá.
Hablando de viñetas, si bien este es el típico álbum francés (le pongo la etiqueta de “Argentina” de puro caradura) , no abundan las páginas de 183.000 viñetas microscópicas. Hay una de 10 viñetas y, fuera de eso, muy rara vez Giménez mete más de 7 cuadros por página. ¿Cómo hace para que en 54 páginas de no tantas viñetas pasen tantas cosas? Lo vas a tener que comprobar por vos mismo.
Yo me limito a ponerle una vela a San Jorge para que el Vol.3 salga pronto en Francia (parece que un conflicto entre la editorial y el autor lo está demorando) y para conseguir el Vol.2 (ya sea en castellano o en francés) a un precio razonable. Y a recomendar a pleno el Vol.1, obviamente.
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6 comentarios:
Lo vi hace unos días esta historieta en una comiquería a 80 pesos, casi me lo compro, ahora leyendo tu reseña me arrepiento de no haberlo comprado, me imagino lo distinto que debe ser ver a Giménez sin naves, sin tanta ciencia ficción de su propia autoría maravillosa.
Una pregunta Andrés un poco descolgada, ¿leíste el Tercer testamento de Xavier Dorison?? En caso de que si, ¿es recomendable??, porque hace rato que la tengo en la mira.
Gracias y un abrazo!!!!
Sí, Matías. Lo leí y lo reseñé acá en el blog el 26 de Enero de 2010. El texto está también en la página 32 del primer libro del blog.
Andres, sabes algo de esa ¿editorial? Prensa del comic??? Vuelve DC a Argentina???
No, no sé nada. Escuché rumores, nada más.
Por Dios me compre ayer Yo, dragón y es muy atrapante, pero los dibujos de Gimenez son descomunales, lo que pinta este Señor es de no creer, es una bestia con todas las letras, me impacto el arte mas que otra de sus obras, gracias Andrés por esta reseña que gracias a ella me lo compre, la verdad pocas veces me impacto tanto un artista del noveno arte en su manera de pintar, el dinamismo que tiene en las figuras, es un groso con todas las letras Juan Giménez!!!!
Decime dónde lo compraste, así paso a cobrar mi porcentaje ;)
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