el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 22 de octubre de 2013

22/ 10: MOCHA DICK

Se me acaba el pilón de historietas chilenas que me traje en Abril de mi visita al país vecino. Me quedan un par de historietas dibujadas por autores chilenos para otros mercados, que ya leeré, pero en cuanto a la producción generada en Chile, hasta acá llegamos. Y me toca cerrar el recorrido con un éxito editorial resonante, una novela gráfica reciente a la que le fue tan bien, que hasta tuvo edición argentina. Mocha Dick reúne a Francisco Ortega (guionista de 1899) con Gonzalo Martínez (dibujante de Road Story), dos de los referentes centrales de toda esta interesante movida que experimenta el comic chileno en los últimos años.
La historia se centra en la cacería de un inmenso cachalote blanco conocido como Mocha Dick, que vivió en las costas del Pacífico, cerca de la isla Mocha (de ahí su nombre) a principios del Siglo XIX. Se supone que los relatos de esta cacería son los que inspiraron a Herman Melville para escribir la clásica novela Moby Dick, de ahí el interés por indagar un poco más en el mito que, hace casi 200 años, rodea a este cetáceo albino. Por supuesto, Ortega no se limita a recopilar los datos duros, o científicamente comprobables: también incorpora a la trama personajes 100% ficticios, pensados en función del carácter aventurero de la trama, y la faceta mitológica, la que vincula a la ballena con la religión y la cosmogonía de los indios mapuches.
La aventura, el viaje iniciático de un joven hijo de balleneros que tomará conciencia de lo aberrante que resulta la cacería y la matanza de los cetáceos, está muy bien llevada. Arranca un poco tarde, en una de esas. En las primeras... 45 páginas, pasan unas cuantas cosas, pero las realmente relevantes se podrían haber sintetizado en 20 páginas, 25 a lo sumo. Y después sí, quedan por delante otras 60 páginas muy intensas, en las que Ortega no para nunca de tirar data ni de usar cada escena, cada diálogo, para definir con más claridad y hasta con notable profundidad a los personajes centrales.
Tener un guionista que no deja nunca de mandar datos (arranca en la primera página y no termina en la última, sino que sigue brindando toneladas de información adicional en un extenso glosario que arranca cuando se acaba la historieta) puede ser un arma de doble filo. Está bueno, porque te vende –además de la peripecia- un contexto histórico, geográfico y hasta social que uno por ahí no tiene muy presente, y a menos que seas un wachiturro lobotomizado, aprendés cosas nuevas (yo aprendí, por ejemplo, qué catzo son los Fuegos de San Telmo, a los que había escuchado nombrar varias veces). Pero también puede ser un embole, una canalización de una obsesión por parte del autor que se quiere “sacar un 10” y demostrarnos que nadie conoce mejor que él el tema que toca, que nadie se deslomó tanto por obtener TODA la documentación habida y por haber, etc. Bah, si intentaste leer From Hell no hace falta que te explique hasta dónde se puede llegar en estos trips obsesivos. Por suerte, Ortega se luce, pero no se zarpa. La información que brinda (acerca de los balleneros, los aborígenes de la Patagonia, etc.) está muy bien dosificada y no se convierte nunca en obstáculo para el disfrute de la aventura. Que no es genial, ni monumental, pero funciona y atrapa sin ningún inconveniente.
Por el lado del dibujo lo tenemos a Gonzalo Martínez muy suelto, muy canchero, muy afianzado en su estilo que tanto le debe al mainstream yanki cool y simpático (no al grim ´n gritty, ni a los Juan Carlos Flicker, ni a los que se zarpan sobredibujando). Acá, además de una narrativa a prueba de balas, una anatomía sin fisuras, un vasto repertorio de expresiones faciales y un excelente laburo para integrar la documentación fotográfica al grafismo del autor, tenemos muchos, muchísimos hallazgos en la aplicación de tramas y grises con la computadora. De pronto, el blanco y negro sólido y bien equilibrado de Martínez se ve realzado por toda una gama de grises y texturas (la del mar, sobre todo, está logradísima) que le agregan relieve, fuerza y belleza a las imágenes. Con su estilo limpio, claro, amistoso, el dibujante logró algo muy infrecuente: que nos resulte casi imposible imaginarnos esta novela dibujada por algún otro colega suyo.
Mocha Dick no es la novela gráfica definitiva, la nueva cumbre de la narrativa gráfica chilena. Es una muy buena historia, muy bien condimentada con un montón de información muy bien investigada, con un hermoso mensaje de respeto por la naturaleza, con muy buenos dibujos y con un plus muy interesante: puede ser disfrutada por lectores de todas las edades. Un trabajo notable de Ortega y Martínez pensado para seducir a todos los amantes de la aventura.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy triste y desubicado esta parte de tu nota:
"y a menos que seas un wachiturro lobotomizado, aprendés cosas nuevas"

Ojalá no vuelvas a repetir un comentario así.

Sacando eso la reseña es excelente.

Hernán

Andres Accorsi dijo...

No será la primera (ni la última vez) que meto comentarios de ese tipo en las reseñas, Hernán...
No te olvides de la Cuarta Regla de este blog, que dice:
"Este blog es, ante todo, un espacio para la libertad de expresión. Así como yo puedo opinar lo que se me cante, los lectores pueden hacer lo mismo. Acá no se modera, no se censura y no se elimina ningún comentario, ni siquiera los que me parecen ofensivos, desubicados o simplemente estúpidos. Todos tienen derecho a opinar libremente y bueno, después se verá quién queda como un intolerante, un ignorante, un quejoso, un boludo, o un cagón, en el caso de los que eligen el anonimato".

Anónimo dijo...

che, ya que lo nombraste a Moore (aunque sea para bardearlo, te la dejo pasar porque from hell no es de mis favoritas), ¿Top Ten no te parece sublime? hace poco la releí y me parece una genialidad que además es divertidísima
Me gustaría saber tu opinión y si alguien leyó la continuación que no escribió Moore ("Beyond the farthest precint" creo que se llama) para saber qué onda
gracias, abrazo

Andres Accorsi dijo...

Sí, Top Ten es una maravilla.

brunowayne dijo...

Si te gustó Top Ten, no dejes de leer "Smax", la miniserie que sacó el barbeta que continúa la historia de este personaje. Es una historia bellísima que, además de contar de dónde viene el gitante azul, te emociona, te hace cagar de risa, te sorprende, llena de elfos, duendes, dragones, y por sobre todo: personajes creíbles, con relaciones, con quilombos, con los que te identificás. Moore inspiradísimo. Y no sé si es tan conocida como todo lo demás que hizo en ABC.

Anónimo dijo...

la portada y contratapa de Mocha Dick son buenísimas! lastima que la edición local al menos los negros plenos son grises plenos... como the walking dead de ovni press no te meten un negro ni de pedo. facu

Andres Accorsi dijo...

Me compré Smax en la última Crack Bang Boom, Bruno. La voy a leer el año que viene.

Anónimo dijo...

che, sí, yo cuando decía Top Ten, me refería a todo lo que hizo Moore con esos personajes. Smax, coincido con brunowayne, es fantástico (literalmente). The Forty-Niners un poco menos, pero también garpa.
Top Ten es uno de los cómics que me enseñó a leer cómics. Quiero decir, yo iba directamente a los textos en general, pero cada viñeta de esta serie está tan llena de detalles geniales, de guiños geeks, de chistes, que te obliga a recorrerlas detenidamente...
abrazo