Uh, complicado… Releo las reseñas de los dos primeros tomos (14/05/10 y 05/07/14) y la verdad es que hay poco para agregar. Por supuesto lo que se suma es más alegría, porque es un placer ver nuevas tiras de Lucha Peluche recopiladas en libro. Y después, lo de siempre: la magia del Niño Rodríguez para pelar cada tanto algún personaje nuevo (Pepe Blog, Remo el 10 Emo), que aporte frescura, sorpresa y nuevas variantes a una tira a la que realmente no le falta nada.
Ya hablé mucho y muy bien de Lucha Peluche en las reseñas anteriores, y esta vez no me queda otra que repetirme. De nuevo me encontré con tiras que me arrancaron carcajadas, con ideas brillantes, con chistes vinculados a la coyuntura de 2009 que aún hoy impactan por lo zarpados o lo absurdos… Sin dudas estamos ante una tira que soportó de modo impoluto el paso del tiempo. ¿La mejor tira argentina del Siglo XXI? Sigo convencido de que sí, de que ninguna otra la supera, y eso que en estos 15 años hemos tenido muchas muy buenas.
Sobre el final del tomito aparecen las dos ideas que más fuerte me pegaron: Rocamora, el mega-magnate de las empresas, ícono del capitalismo salvaje, sacrifica obreros en un altar consagrado al dinero. Y Dios trata de resetear el Universo porque se colgó el sistema y el Diablo mete la cola para complicarle la tarea. Veníamos de muchas tiras espectaculares, eh? Pero esas páginas donde el Niño aborda estos temas fueron –lejos- mis favoritas.
Bloggers, modelos, virtuosos del balompié con un témpano en el pecho, villas, elecciones, gripe porcina, grafittis, capitalismo salvaje, operaciones mediáticas, roscas entre gobiernos y empresas, astronautas, paco, soja transgénica, campañas políticas, plaga de mosquitos, cámaras de seguridad… El Niño demuestra una vez más que no hay límites, que no hay temas con los que no se jode, a veces desde el humor frontal, a garrotazo limpio, a veces desde un humor más sutil, y a veces sin la menor intención de sacarnos una sonrisa, sino más bien de invitarnos a reflexionar.
Todavía queda material aparecido en el efímero diario Crítica como para un tomito más de Lucha Peluche, así que sobran los motivos para bancar la colección, para comprar los tres tomos que ya salieron, atesorarlos y recomendarlos a full. Acá no hay relleno, no hay chamuyo, no hay ni siquiera la intención de quedar bien con nadie. Lucha Peluche reparte duro y parejo, y si no es más tremenda, es por lo lindo que se ve el dibujo, por el esfuerzo estético (infrecuente en las tiras diarias) que el Niño le puso al color, a las tipografías, al diseño de los fondos… Esto dibujado en un estilo más crudo, más desangelado (pienso, por ejemplo, en el estilo de Esteban Podetti en sus tiras de Barcelona), sería imposible de digerir, por el nivel de mala leche que tienen muchas de las tiras.
En fin, no te cebo más. El diario donde salía Lucha Peluche todos los días se fue a la B hace más de cinco años. Sin embargo, la historieta da revancha y De la Flor te ofrece la oportunidad única de descubrir ahora esta tira y cebarte con ella como si fuera la hiper-novedad. Si hace mucho que no consumís tiras de autores argentinos, y creés que todo es Gaturro, Macanudo o clones nostalgiosos de Quino y Caloi, te cuento que no, que en este siglo este país dio muchas tiras originales y excelentes. De todas esas, la que a mí más me gusta es Lucha Peluche. Ya fue todo.
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1 comentario:
Es verdad que tiene una mala leche dulcísima (yo todavía no leí el 2). Pensaba que la siguió sacando en algún lugar, no sabía que esto era todo material de Crítica.
Y por cierto, decir que Crítica se fue a la B es muy diplomático, quizás demasiado (para seguir con la línea de crudeza de Lucha Peluche podrías decir que Lanata se limpió el orto con los contratos de los periodistas y después, casi como Rocamora, los mandó a un circo romano donde los esperaban Dark Seid, Freezer, algunos gurbos y unos leones alimentados a yogur la última semana)
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