viernes, 4 de noviembre de 2011
04/ 11: KICK-ASS
Me acuerdo que cuando salió el primer episodio de Kick-Ass lo leí y me pareció lindo, simpático. Y no leí ninguno más. Quedó ahí, en la lista del “Me lo compro cuando salga el TPB”. Entre eso y hoy, que finalmente leí el TPB, pasó tanto tiempo que hasta se hizo una película de Kick-Ass, que por supuesto no vi, porque casi nunca veo películas. Y, como lógica consecuencia, se habló muchísimo de la historieta. Yo traté de no escuchar, de no enterarme de nada, para llegar lo más virgen posible a la instancia de leer el TPB. Y por suerte pesqué poca data, o me olvidé de buena parte de la data que pesqué, porque a la hora del libro me encontré con un montón de sorpresas muy gratas.
Lo que en el primer episodio parecía la enésima incursión de Mark Millar en el subgénero “superhéroes en el mundo real”, ya para el segundo empieza a cobrar otra fuerza y para el tercero explota y se convierte en un comic importante, trascendental, definitivo. La clave está en cómo Millar trabaja al protagonista, el joven nerd Dave Lizewski. Desde ahí, desde de la relación entre Dave y su padre, sus amigos, su madre ya fallecida, la chica que le gusta, los comics, la profe de biología... desde ahí, decía, Millar arma una base tan sólida y tan atractiva que ya poco importa lo que pase después con Dave.
En general, en una historieta interesa o bien lo que pasa, o bien cómo pasa (el famoso Argumento vs. Guión). Acá lo que pasa está bueno (Dave, sin poderes ni entrenamiento ni experiencia decide crearse una identidad heroica y salir a combatir el crimen en New York) y cómo pasa es increíble. Millar aprovecha que su base es recontra-sólida para saltar mil veces al vacío y regalarnos sus escenas más viscerales, más jodidas, sus chistes más zarpados, el festival de las puteadas que nunca pudo meter en Vertigo (porque se fue antes de que el imprint habilitara las puteadas), la mala leche más putrefacta de la que había mostrado en Wanted, todo lo más heavy, lo más chocante, lo más incorrecto para un comic de superhéroes apuntado al públicos juvenil. Y lo hace perfecto, te arranca carcajadas, te quita el aliento, te hace levantar las cejas y caer la mandíbula, te hipnotiza, te pone nervioso, te hace sufrir. El guión es realmente excelente, con momentos intimistas, momentos grandilocuentes, las elipsis y los flashbacks calzados en los momentos justos, una montaña rusa de emociones que arranca tranqui, con una historia bien verosímil, bien abierta a la identificación ente lector y protagonista y que termina... bueno, termina para otro lado. En el medio hay muy sutiles reflexiones acerca de cómo el comic de superhéroes te cambia la vida, acerca de para qué sirve combatir al crimen en el mundo real y un montón de detallitos hermosos para los que gustamos de hilar fino. Pero todo, absolutamente todo, está eclipsado por el laburo magistral que hace Millar a la hora de definir a Dave. Los hallazgos son miles, pero destaco uno: Dave no está loco. No es el enésimo Don Quijote de nuestro tiempo al que le faltan un par de jugadores y le renunció el técnico interino. Dave entiende perfectamente lo que hace y a dónde se está por meter. Eso sólo ya pone a Kick-Ass muy por encima de otras historias parecidas.
Y otro lujo: el dibujante no es otro que John Romita Jr., el grande, el gigante, el que la rompió en casi todos los títulos grossos de Marvel. Acá Romita se adapta perfecto a la consigna de narrar de manera más clásica y además aporta su inmensa cancha a la hora de dibujar una New York creíble y peligrosa. Por supuesto, el guión lo lleva a dibujar las escenas más grim´n gritty de su extensa carrera, a años luz de lo que le vimos en series supuestamente bravas como Punisher o Wolverine. Y hasta lo vemos dibujar garches, que es algo que los dibujantes de superhéroes no dibujan casi nunca! En general, cuando un guionista quiere transmitir sensación de “este es el mundo real” opta por dibujantes más académicos, ya sean de la onda pictórica tipo Alex Ross, o de la onda Juan Carlos Flicker tipo Alex Maleev. Acá Millar apostó por un tipo que vivió más en el Universo Marvel que en el mundo real y se sacó la lotería: en cada viñeta Romita Jr. dejó la vida y demostró que la estaba pasando bomba. El color de Dean White y las tintas del maestro Tom Palmer también son brillantes.
Gratísimas sorpresas a granel, entonces, en un comic que olía a pochoclo pero que ofrece –además de esa lectura obvia, salvaje y sumamente ganchera- un montón de subtextos muy interesantes que le permiten trascender la machaca, la sangre, las torturas, los guiños geeks y los chistes groseros. Muuuy power.
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8 comentarios:
EL COMIC TIENE MAS HISTORIAS QUE LA PELICULA, ES DECIR SI ES UNA SERIE LIMITADA O LONGEVA?
No sé porque no vi la película.
El comic tiene 8 episodios y deja abierta la posibilidad de una secuela, que creo que ya salió...
De Caro le choreó a este?
Andres, no tiene que ver con la reseña, así que perdón por anticipado. Leiste Supergod de Warren Ellis?...Da para comprarlo?...Gracias!
No leí Supergod.
Difícil que De Caro le haya choreado a Kick-Ass porque escribió el guión casi dos años antes de que apareciera lo de Millar.
Ariel, Millar dijo que tiene pensado quiere hacer un arco de tres miniseries. Tambien dijo lo mismo de Chosen, y hasta la fecha solo lleva la primera. Se ve que el tipo no para. Respecto a Supergod va en la onda de No Hero, pero mas onda miracleman.
Vamos! Aguante Montaña Rusa.
Gracias a Andrés y Reznor por responder.
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