viernes, 18 de noviembre de 2011
18/ 11: DC COMICS PRESENTS GOTHAM NOIR
Volvieron los superhéroes, o casi. Porque Gotham Noir no es un comic de superhéroes. Es un Elseworlds en el que Ed Brubaker y Sean Phillips recrean la mitología de Batman en clave de hard boiled. Los comics de Batman, a través de los años, siempre tuvieron alguna mínima conexión, algún guiño, alguna intertextualidad (diría un académico) con la novela policial americana de los años ´30. En Gotham Noir eso se hace carne, pasa a ser lo central, lo definitivo.
Brubaker mete a Batman como personaje secundario en una historia donde están el ex-policía convertido en detective privado (más cerca de la botella de whisky berreta que de su familia), las femme fatales, los aprietes mafiosos, la corrupción política y un asesinato que salpica a medio mundo y tiene bastante de crimen pasional, con un garche prohibido escondido entre los pliegues del misterio. El detective al que se le vendrá la noche (y pocas veces la noche de Gotham fue más dark que en esta obra) es el mismísimo James Gordon, encargado de narrar la historia a través de excelentes bloques de texto, fieles al estilo clásico de Raymond Chandler, Dashiell Hammett y demás (aunque no todos escribían igual, claro). También tenemos muy buenas versiones de Selina Kyle (gatienzo, mal), Harvey Dent, el Jefe Zucco y hasta un magnífico origen alternativo para el Joker. Los roles de Batman y Bruce Wayne son chiquitos, pero coherentes, no se los ve demasiado metidos a presión.
Como suele suceder cuando Brubaker y Phillips se meten en la temática hard boiled, la historia es brava, áspera, y el pobre Gordon (que ya viene medio chapita por haber peleado en la Segunda Guerra Mundial) va a cobrar de lo lindo y a quedar varias veces al límite de la muerte, de la locura y –el límite que a él más le dolería cruzar-de la ética. Pero con huevos infinitos, juntará coraje para llegar al fondo del entuerto y para ganarse a un aliado fundamental en su cruzada contra los corruptos, que obviamente es Batman, en un efecto de espejo que refleja lo sucedido en Year One, cuando era el bati-oreja el que necesitaba a un cana honesto de su lado.
El dibujo no está al nivel de los mejores trabajos de Sean Phillips, pero bueno, son 64 páginas con muuuchas viñetas por página (casi nunca menos de 7). Seguramente hoy, 11 años después, con la dupla con Brubaker más afianzada, Phillips haría un trabajo mucho mejor. Igual esto está muy bueno, en parte gracias a la magia cromática del maestro Dave Stewart.
Como complemento, tenemos un unitario del Batman posta, que es parte de la recordada etapa de Brubaker junto a Scott McDaniel, esa cuyo primer año repasamos durante 2011 en este blog, gracias a las reediciones en TPBs para pobres. Acá de nuevo hay un rol importante para Catwoman y de nuevo vemos a McDaniel poner garra, sorprender con planificaciones de alto impacto, salir bien parado de desafíos narrativos complicados, y a la vez pifiarle a la anatomía de modo casi sistemático. El guión es básico: el enésimo regreso de Batman al callejón donde fueron asesinados sus padres, el obvio replanteo de “quién soy, por qué, cuándo dejé de ser Bruce para ser Batman” y giladas varias, esta vez con la variante de que el mensaje final, el broche, no es dark ni ominoso, sino esperanzador. Pobre Brubaker, no sé si sabía que tres meses después lo iban a rajar para darle cabida a la aberrante Hush, saga que catapultaría a la serie mensual de Batman a las ciénagas de la más fétida inmundicia.
Si no te compraste Gotham Noir cuando salió en formato prestige en 2000, aprovechá esta edición que es buena y barata. Esa historieta realmente vale la pena, más allá de que el paso de Brubaker por la serie regular haya sido algo desparejo.
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2 comentarios:
Andrés, esto es previo a Gotham Central, verdad? GC no te pareció glorioso?
Sí, esto es anterior.
Y sí, fijate en la reseña del Vol.1 de Gotham Central, que me gustó muchísimo. Pronto voy a leer el Vol.2
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