viernes, 11 de noviembre de 2011
11/ 11: MANO A MANO
Este es un libro raro, de fines de los ´70. En sus páginas se mezclan un montón de historietas cortas, algunas de Carlos Giménez y otras de Alfonso Font. A fines de los ´70, Giménez ya era un número uno en España, pero a Font no lo conocía casi nadie, porque publicaba básicamente en el exterior. Recién en los ´80, con el boom de las revistas de historietas para adultos, este grosso se ganaría un lugarcito en el olimpo del comic español.
Los trabajos de ambos autores (muy amigos entre sí) no se parecen en lo más mínimo. Cada vez que aparece una historieta de Font, es una breve pieza de cuatro páginas, con viñetas grandes, un dibujo muy emparentado con el de los maestros franceses (con Jijé a la cabeza) y argumentos desbordantes de ironía y mala leche. Una especie de anticipo de lo que serán sus Historias Negras, aunque con un dibujo todavía no tan sólido como el que desplegará más adelante, sobre todo en las páginas de Cimoc. Sobre el final hay cuatro planchas de corte más humorístico, realizadas antes que las otras (en 1975), sin textos y con un dibujo un poquito más precario. Eso es olvidable. Las otras cinco historietas de cuatro páginas (todas de 1977) son fundamentales, especialmente Los Protectores y Deficiencia Ficción.
Por el lado de Carlos Giménez tenemos varias cosas distintas: primero, varias historietas de dos páginas, con muchas viñetas por página, y enroladas en temáticas costumbristas, historias ni dramáticas ni cómicas (o las dos cosas a la vez), de ambientación urbana, con un estilo de dibujo muy similar al que Giménez depuraría unos años después en Los Profesionales. Son historietas realizadas en plena transición, pero que no hablan de la represión, ni tocan ningún tema político. Se basan más bien en anécdotas, en personajes pintorescos de la ciudad, a los que seguramente Giménez conoció personalmente. La mejor dibujada es, lejos, Los Demonios Danzan en la Playa.
Y además de eso, hay ocho planchas de una serie llamada La Saga de los Menéndez. Esto está planteado claramente en joda, con un dibujo mucho más exagerado, mucho más próximo al de André Franquin. Cada página es una historia autoconclusiva (un chiste largo) protagonizado por la familia Menéndez, que se parece bastante a la familia de aquel entonces de Giménez. O sea que, una vez más, pero en una tónica totalmente distinta a la de Paracuellos, Barrio, o Los Profesionales, se vuelve a colar la autobiografía en la obra del genio madrileño. Y acá sí, Giménez baja un poquito de línea, sobre temas como el sistema de salud pública o la hipocresía reinante en la sociedad y cómo se traduce en la educación de los chicos. Pero todo eso empalidece bastante frente al dibujo del ídolo, acá totalmente endemoniado, jugado a claroscuros de alto impacto (la octava página parece una de las Ideas Negras de Franquin) y explosivo en la caricatura y el grotesco.
En apenas 48 páginas, Mano a Mano te lleva a pasear por los universos de dos autores, te bombardea con un montón de historias cortas, pasa por varios géneros y te gratifica con algunas historietas de inmejorables dibujos y otras de magníficos guiones. Una rareza, pero de las muy buenas.
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