el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 6 de marzo de 2012

06/ 03: QUEEN & COUNTRY Vol.3

En realidad no es el Vol.3, sino el tercer tomo de la Definitive Edition, que trae los que originalmente fueron los TPBs 7 y 8. Y más de 160 páginas con los guiones originales de Greg Rucka, bocetos de los distintos dibujantes y demás. Entre una gilada y otra, el libro se va a 400 páginas, de las cuales sólo 236 son de historieta.
Pero lo que hay se disfruta a pleno. Queen & Country es una verdadera maravilla, probablemente la mejor historieta de espionaje jamás escrita. El personaje de Tara Chace es un compendio de hallazgos, fruto de un laburo tan desbordante de dedicación como de talento y –sobre todo- de amor. Si Rucka me dice que no está enamorado de Tara, no le creo. Ya en las primeras sagas Tara parecía mucho más persona que personaje. Imaginate a esta altura de la serie, en la que la revista ya tenía más de 30 números publicados y había dado origen a dos novelas no gráficas sino 100% literarias.
La estructura de Queen & Country se parece mucho a la del Suicide Squad: en una agencia de inteligencia, un jefe decide mandar a sus operativos a una misión jodida, a hacer un trabajo sucio, generalmente en un lugar inhóspito y peligroso. Los agentes no pueden ni tirarse un pedo sin permiso de este jefe (acá es Paul Crocker, otro personajón), pero este a su vez responde a capos más capos que él, dentro de una jerarquía de poderes que termina en el Primer Ministro, porque esta serie es de espías británicos. Acá los agentes (minders) no tienen superpoderes ni armas locas, ni se pueden categorizar como héroes o villanos, pero el funcionamiento es muy parecido al del Squad. Y como en aquella mítica serie de DC, no es infrrecuente que los agentes vuelvan de sus misiones en silla de ruedas, ataúdes o bolsas de consorcio.
Rucka no les ahorra sufrimientos a sus personajes, por el contrario, los somete permanentemente a escabrosas torturas físicas y psicológicas. En este último rubro son magistrales los numeritos en los que Tara se toma vacaciones y va a esquiar a Suiza con su mamá. Okey, en un momento logra desenchufarse de todo y se levanta a un chongo que le pega una hermosa galopada. Pero son dos páginas de fiesta contra 40 de tensión, discusiones, mala onda y fuego cruzado entre la agente top de los minders y una cincuentona a la que le sobra la guita y se hace la pendeja curtiendo con un pibe de 28. De esos contrapuntos salen escenas memorables, que le agregan aún más tridimensionalidad a una Tara a la que vemos crecer de saga a saga.
Por suerte, y como en Gotham Central, Rucka desenfatiza la machaca en favor del procedimiento. Acá todo cumple con un protocolo. Para todo hay que conseguir permisos, autorizaciones, todo se informa a la autoridad competente, siempre respetando una estricta cadena de mandos. Desde la elección de las misiones hasta detalles que hacen a la vida (o muerte) de los minders, todo requiere el visto bueno de Crocker, quien a su vez debe rendir cuentas de sus actos (y omisiones) a los capangas que están por arriba suyo. Y de acá, de estos diálogos protocolares, Rucka también saca secuencias sumamente jugosas, en las que los jetones de saco y corbata intercambian –como si fuesen estocadas- frases muy heavies y retruques de altísimo nivel. Cuanto más los humaniza Rucka, menos nos cuesta entender por qué la política internacional toma los rumbos que toma y eso es muy notable.
Por el lado de los dibujantes, en la saguita de las vacaciones en Suiza tenemos a Steve Rolston, cuya única chapa es haber dibujado la primera saga de Queen & Country. La verdad, un error garrafal poner a un dibujante tan limitado a la hora de dibujar expresiones faciales justo en una historia en la que todo pasa por los diálogos y las emociones.
El segundo arco tiene como dibujante a Mike Norton, un tipo correcto, que durante varios años metió mano en varios proyectos sin descollar en ninguno y que ahora está pegando fuerte como dibujante de los comics basados en la serie animada de Young Justice. Lo que hace acá es muy competente, aunque un poquito frío.
Y en la tercera saga, la más dark, tenemos a otro dibujante con bastante trayectoria pero pocos éxitos resonantes: Chris Samnee, un autor mucho más versátil, más intenso, más comprometido con el relato, con los climas. Un tipo que maneja muy bien el claroscuro, una especie de David Lapham más realista, más cercano a Michael Lark. Ahora está a full en Marvel, por si lo querés buscar.
Me falta un sólo tomo para completar Queen & Country, que no sé si lo voy a comprar porque no está todo escrito por Rucka. Por ahí lo dejo en stand-by, para capturarlo sólo si lo veo obscenamente barato. Hasta acá, estos tres mega-tomos de la edición definitiva, son un lujo para todos los que compramos historietas por los guionistas. Y una lectura indispensable también para los amantes del género de espionaje.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El cuarto tomo son historias del pasado de algunos personajes, la joyita es la Paul Crocker. Pero para mi lo mejor de esta serie esta en los dos libros de prosa. Una maravilla, nada que envidiarle a una pelicula tipo las de Jason Bourne.

Seba

The Killer dijo...

Lo unico que se le puede criticar a la serie es la falta de un dibujante estable, y qeu ademas sea bueno.

Leandro dijo...

Ahora que reseñás una obra de Rucka y que nombrás a la maravillosa Gotham Central aprovecho para romperte las bolas: Porqué carajo no entró Gotham Central en los 100 Comics de la Década!!! No, en serio, no puedo creerlo: GC es de una calidad tremenda. Pregunto, especialemente, porque dentro de la lista hay algunas bóligas innombrables.
Queen & Country se puede agarrar de cualquier lado? Son arcos independientes o todo tiene una ilación y es vital agarrarla del 1?

Andres Accorsi dijo...

Ni idea de por qué Gotham Central no entró en los 100 Comics de la Década. Por ahí había pocos escribas que la hubiesen leído... No me acuerdo, fue hace mucho.
En cuanto a Queen & Country, mi recomendación es empezar por el principio. El dibujo de la primera saga es tirando a choto, pero igual conviene empezar por ahí.