Este libro reúne las dos sagas de Parque Chas, el clásico ochentoso de Ricardo Barreiro y Eduardo Risso que apareció primero en Fierro y después en revistas de historietas de todo el mundo.
La primera parte consta de 11 episodios breves, de unas 8 ó 9 páginas, que al principio son muy autoconclusivos. No te digo que se pueden leer en cualquier orden, pero básicamente Barreiro remata cada capítulo como si fuera una historia unitaria y rara vez queda algo pendiente para resolver en el próximo, más allá de que hay un hilo conductor para toda la serie. Sin embargo, cuando faltan tres episodios para el final, los ingeniosos relatos de Barreiro no le pueden seguir esquivando el bulto a ese hilo conductor, y –como en un final de temporada de una serie yanki- llega la hora de meterse a fondo con la trama central, con la madre de todos los pequeños misterios con los que el anónimo protagonista se topó a lo largo de los episodios.
En esta breves historias aparecen ideas muy atractivas, como el auto asesino (un Falcon verde, nada menos) o el subte secreto que comunica a la Casa Rosada con Parque Chas. Y otras menores, claro. Y otras repetidas, como el truco (que Barreiro ya había utilizado en Ciudad) de mezclar no sólo distintas dimensiones espacio-temporales sino incluso distintos niveles de realidad. El gran problema que tiene esta serie (y su continuación, obvio) es que todo está ambientado en una Buenos Aires muy real, muy verídica a pesar de los elementos fantásticos, con calles, personas y hasta diarios reconocibles por cualquier porteño, y sin embargo hay un montón de diálogos en que los personajes se tratan de tú. El único que habla 100% porteño, con modismos lunfardos y expresiones bien argentas es el General Perón, co-protagonista de uno de los relatos.
La segunda parte no estaba en los planes de nadie, pero los editores franceses presionaron para que se hiciera (léase “pusieron un buen billete”) y así fue. Las diferencias con la primera parte son varias. El protagonista ahora tiene nombre (Ricardo, como el guionista), la enigmática Aitana ya no parece tan enigmática (aunque se guarda una sorpresa heavy para el final) y mucho de lo que antes no tenía mucha explicación ahora sí la tiene. Sin embargo, la diferencia más notable es que Barreiro ya no escribe en formato de episodios, sino que se trata de una novela gráfica de 56 páginas que va palo y palo hacia una única y definitiva resolución. Por supuesto cambia mucho el ritmo: Ricardo ya no es más un curioso que escucha relatos en un bar sino un héroe improvisado que debe adaptarse a una increíble vorágine de peligros, y en general, lo que en la primera parte era más sutil, en esta es más explícito. Cerca del final, Barreiro se da el lujo de bajar línea política y de acertar con la precisión de un francotirador: antes de que asumiera la presidencia Carlos Menem, él ya vaticinaba que se iba a limpiar el orto con sus promesas de campaña y a ponerse al servicio de intereses contrarios a los de la mayoría de sus votantes.
En cuanto a la faz gráfica, este es el trabajo que puso en el mapa a Eduardo Risso, que hasta este punto era un promisorio dibujante de aventuras de Columba. Risso se reinventa a sí mismo con un estilo 100% nuevo, pensado para blanco y negro y basado en no sólo en el claroscuro (que ya manejaba como los dioses) sino también en las texturas, logradas con técnicas muy variadas. Esto le insumía mucho tiempo, pero le daba al dibujo una profundidad alucinante y además contribuía al realismo, que Risso cuidaba mucho y que apuntalaba incorporando a los fondos mucha referencia fotográfica. Cualquier historia de bolonki espacio-temporal es difícil de dibujar, porque exige constantes cambios de climas y de ambientaciones. En una página estás dibujando naves espaciales y en la siguiente (de pronto, diría Barreiro) tenés que dibujar guerreros vikingos o mongoles. Bueno, Risso se bancó todo eso con una solvencia demoledora.
Con una primera parte originalísima y una segunda que resigna parte de esa magia para adquirir un perfil más típicamente aventurero, Parque Chas es una excelente historieta, un ícono de nuestro comic para adultos de los ´80 y un hito importantísimo en la carrera de estos dos grandes como son el inolvidable Loco Barreiro y el cada vez más consagrado Eduardo Risso. Animate a recorrerla.
lunes, 2 de noviembre de 2015
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