Este libro es raro, no es exactamente de historieta, pero es glorioso. Allá por 2010-2011, el maestro Pasqual Ferry estaba atravesando una depresión (sospecho que por la pérdida de un ser querido) y empezó a garabatear en una libreta, para boludear, para sacarse un poco la amargura. De ahí salió Mr. Bulb, este hombre-bombita de luz, que empezó a protagonizar dibujos cada vez más zarpados, pero totalmente espontáneos, sin boceto, dibujados directamente en birome. Ferry encontró en este monigote un vehículo para dialogar consigo mismo, siguió llenando libretas con nuevos dibujos y un día hasta se puso a colorearlos. Cuando tuvo un montón, dijo “uia, acá hay un libro”, lo llevó a Planeta y se lo publicaron.
Los dibujos de Mr. Bulb ocupan una o dos páginas, casi no tienen texto, y son como pedacitos de historias, o remates de chistes, aunque no son necesariamente humorísticos. No hay secuencias, no hay globos de diálogo, no hay una continuidad entre un dibujo y otro. Pero de a poco, Ferry construye un universo para este y otros personajes que lo van a acompañar (los monstruos, los seres de ectoplasma, Mr. Egg, etc.). Lo más interesante que tienen estas imágenes es que se prestan a múltiples interpretaciones. Vos creés que Ferry está tratando de tirarte un mensaje X, pero capaz yo creo que lo que está diciendo es Y. La relación entre las imágenes y los textos abre el juego a una ambigüedad muy interesante, donde Ferry juega muy finito en el límite entre la moraleja y la ironía, entre la melancolía y el desenfreno.
A nivel visual, Ferry se va al carajo y más allá. Esto no se parece ni a lo que hacía para las revistas españolas cuando era autor integral, ni a lo que hizo después para los muchos comics de Marvel y DC en los que le tocó meter mano en calidad de dibujante. Esto es Ferry desencadenado, pasado de rosca. El arte de este libro es maravilla pura, con un trazo libre, suelto y a la vez muy preciso, potenciado por un sinfín de efectos digitales logrados con la computadora. Hay dibujos más simples, otros más elaborados, otros directamente demenciales. Todos desbordan de imaginación y talento y algunos directamente te dejan babeando como un idiota. Algunos narran casi sin querer, porque Ferry es un narrador y no lo puede evitar. Y otros no tienen pies ni cabeza, son delirios gráficos del autor, que por ahí le sirven para practicar con alguna técnica de coloreado digital o con alguna textura o efecto que le interesa probar. La verdad es que acá hay tantas genialidades, que si Ferry llega a dibujar una historieta extensa en este estilo, pone en juego la contextura de la realidad misma.
Extraña mezcla entre disparate, reflexión, exorcismo y auto-conocimiento, a Mr. Bulb le sobran méritos para compensar el hecho de que acá, en vez de contarnos una historia, Pasqual Ferry se lanza a explorar un mundo nuevo. Si sos fan de este monstruo oriundo de Barcelona, internate en su obra más personal y vibrá al ritmo de un festival de climas, ideas y técnicas gráficas absolutamente inolvidable.
martes, 3 de noviembre de 2015
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