martes, 24 de agosto de 2010
24/ 08: SHE-HULK Vol.3
Y sí, te entiendo, a mí me pasa lo mismo. Me nombrás a She-Hulk y automáticamente me viene a la mente la She-Hulk de John Byrne, la que sabía que era un personaje de historietas y se animaba a romper la cuarta pared. Esa es la etapa icónica de She-Hulk, la que demostró que con un personaje de la B Metropolitana también se pueden hacer comics gloriosos, si tenés un buen autor y un enfoque copado para la serie. Pero hay más, porque no nos olvidemos de que entre 1999 y 2005 Marvel vivió su tercera época de oro, la de Joe Quesada y Bill Jemas, y She-Hulk también fue parte de ese tsunami de calidad, de la mano de un equipo que la relanzó dos veces, a falta de una: el guionista californiano Dan Slott y el dibujante argentino Juan Bobillo. Los dos primeros TPBs reúnen los 12 números de una serie regular tempranamente abortada, porque se venía la hecatombe de Avengers Disassembled, y Marvel necesitaba a una She-Hulk descontrolada y peligrosa, no una mina copada y con sentido del humor. Por suerte, una vez pasado el temblor, se lanzó una nueva colección con los mismos autores, cuyos primeros números componen este tomito.
Los hallazgos de Dan Slott en She-Hulk son muchísimos, pero sin duda lo mejor que hizo fue aferrarse al concepto de “Jennifer Walters, abogada, se transforma en She-Hulk”. Slott aprovecha la profesión de Jen para tocar un tema alucinante, con un enorme potencial hasta entonces desaprovechado: la abogacía en un mundo en el que hay gente con superpoderes, clones, humanoides, viajes en el tiempo, dimensiones paralelas y entidades cósmicas. A partir de ese enfoque, puebla la serie con un montón de secundarios a los que trabaja mucho y muy bien y orquesta las tramas de modo que lo más importante no es la machaca contra el villano de turno.
En este tomo, sin ir más lejos, lo central es un juicio a la propia She-Hulk, que transgrede una de las leyes de los viajes en el tiempo, al intentar advertirle a un viajero temporal (Hawkeye, que viene del pasado, cuando estaba vivo) sobre cómo y cuándo va a morir. Esa trama no sólo se la aguanta tres números (uno de ellos doble), sino que además Slott se las rebusca para mantener alto el ritmo de comedia que muestra la serie desde el primer tomo. Los viajes en el tiempo, y los riesgos que estos suponen para la continuidad del universo, son terreno fértil para los chistes y hay muchos, y muy buenos. El tema de que los abogados usan los comics de Marvel para informarse acerca de los poderes y las actividades encubiertas de héroes y villanos también está muy bien usado. “¿Cómo vamos a trabajar mes a mes, si están todos esperando los recopilatorios?! ¿Estamos todos en pedo! Eso va a matar a la industria, te lo juro!”, dice el empleado del estudio jurídico a cargo de la historieteca.
No me quiero extender en el rubro Guiños Geeks, pero hay cientos, entre ellos tributos a Mark Gruenwald, Stan Lee, John Byrne y Peter David. Y además, un número entero que nos cuenta qué fue de la vida de Jennifer Walters entre Avengers Disassembled y el relanzamiento de su propia serie, un episodio mucho más dramático, de una intensidad emotiva poco frecuente en los comics de superhéroes actuales.
Juan Bobillo, con Marcelo Sosa en tintas, pela acá su estilo más “línea clara”, más jugado a la composición y a la narrativa que al despliegue visual y la estridencia de otros trabajos. También hay un aporte interesante de Scott Kolins, y paginitas sueltas de varios dibujantes invitados, entre ellos dos que a mí me encantan: Lee Weeks y Eric Powell. Pero a nivel visual, lo más interesante es ver a Bobillo en esta faceta más tranqui, más intimista, con la versatilidad suficiente como para pasar del courtroom drama a la comedia y de la comedia a la machaca superheroica sin despeinarse, sin que se resienta el flujo del relato ni que pierdan coherencia los personajes.
Pero repito: el mérito mayor le corresponde a Dan Slott (¿te acordás de los comics de Ren & Stimpy que escribía en los ´90? Eran lo más!), que supo encontrar un enfoque original y atractivo, en el que funcionan tanto She-Hulk como Jennifer Walters como un montón de héroes y villanos invitados de los más extraños confines del Universo Marvel. La She-Hulk de Slott y Bobillo te ofrece por lo menos tres TPBs de inmejorable diversión, y la verdad es que no es una oferta “pa´dispriciar”, como decían las viejas...
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5 comentarios:
Y suena un material fresco y divertido como el que hacía Byrne. Son pocas las ocasiones en que el comic de super-heroés se rie de si mism,con éxito, solo se me viene a la memoria la JlA de Giffen y Dematteis.
Se te pasó el enojo por lo de Sue Richards? fue una broma nada más. Si te ofendió, mis mas sinceras disculpas Andrés.
¿Qué enojo? ¿Yo me enojé con alguien?
Recién me entero...
Andrés, se me presentó la oportunidad de comprar el segundo tomo de Valérian de Pierre Christin y Jean-Claude Meziéres de Norma. ¿Se puede arrancar a leer por ahí? Me lo cobran 100$ ¿Es barato?
A ver, si en España vale 20 euros o más, está barato. Si no, no.
Y sí, se puede arrancar por ahí sin mayores inconvenientes.
Que bueno yo pense que te molestaba mi mala opinión de Susan , yo la reemplazo por cualquiera She Hulk andaba ben en los FF, sigue siendo broma pero Sue no me gusta es de los pocos personajes Marvel que no me gustan, otro vendría a ser Wonder-Man post resurección Busiek, es que nunca me agradó que se quedara con Wanda asi no mas y la Vision solito el pobre.
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