el blog de reseñas de Andrés Accorsi

sábado, 12 de febrero de 2011

12/ 02: DOOM PATROL Vol.3


El tipo que en los ´60 inventó la frase “la imaginación al poder” sabía –no tengo dudas- que en 1990 Grant Morrison iba a escribir estos comics. ¿Cómo lo sabía? Ni idea, pero lo sabía. Por ahí incluso había leído los guiones.
Lo que hace el escocés en este tomo desafía todos los parámetros. No es una tormenta de ideas, es una plaga de ideas, un gang-bang de ideas, un diluvio, un virus que se propaga totalmente fuera de control. Arranca tranqui, con una calle que está viva… y es travesti! Y después viene la saga más grossa (hasta ahora), en la que Morrison cierra el plot de la transformación de Rhea Jones, uno de los personajes que heredó de la etapa anterior. El argumento es sencillo: la Doom Patrol queda atrapada en el conflicto definitivo entre dos civilizaciones eternamente en guerra y Morrison aprovecha para ironizar acerca de lo ridículo de las divisiones y los odios entre naciones, hablando veladamente de nuestro mundo y sus super-potencias. Pero la guerra que viven Cliff, Rebis, Rhea y Crazy Jane no es el famoso super-clásico Rusos vs. Yankis, sino un conflicto entre los Huss del Kaleidoscape y los Anatemáticos del Mesh, que tiene lugar en un mundo en el que NADA se parece al nuestro. Y ahí el genio sale a matar.
Una droga que debilita el espacio al borrar las palabras que lo definen, la Sacrosanta Comunión de Feromonas, las guerras de pestañeos, los enjambres de vidrio, fantasmas de enfermedades que asolan los antiguos campos de batalla, proyecciones psicosomáticas, el webspacio, un cerebro de insecto como portal al paraíso, perfumes climáticos que gatillan las glándulas apocrine, orgasmos epilépticos, la zona de las palabras que matan, la ceremonia de Potlatch, el inminente Aenigma Regis, dendritas de un árbol del pensamiento, ángeles en forma de gigantescas rocas flotantes y una flor dentro de la cual quedó congelado el poder de la verdadera creatividad.
Bueno, Morrison lo descongeló y lo hizo historieta. No es para cualquiera. Son tantas las explicaciones acerca de las facciones enfrentadas, su historia, sus armamentos y sus batallas, que hay poco margen para la machaca e incluso para el desarrollo de personajes. Excepto Rhea, el resto llega a la página 190 muy parecido a como arrancó en la página 1. Pero todos esos diálogos y bloques de texto en los que los personajes de este bizarrísimo mundo explican todo lo que hay que explicar, están regados con conceptos tan geniales y alucinantes como los que enumero en el párrafo anterior y por muchos más que prefieron que descubras vos mismo. Acá la gracia es eso, el derroche de conceptos limados con el cual cualquier otro guionista se haría un festín, al desarrollarlos uno a uno, al tirarte uno por saga (uno por TPB), uno de vez en cuando. Como Eduardo Mazzitelli en Acero Líquido, Morrison elige no guardarse nada, revolear las ideas como si fueran papel picado, en un carnaval de la imaginación dispuesto a arrasar con todo.
Para que esto llegue a buen puerto hace falta un dibujante a la altura de las circunstancias y Richard Case, sin ser Alcatena ni mucho menos, se arremangó y cumplió muy decorosamente con el tremendo desafío que le plantearon los guiones de Morrison. En el numerito que no dibuja Case lo vemos a Kelley Jones, que en los papeles es mejor dibujante, fracasar en el intento de bancarse la locura del escocés (además su Robotman es cualquiera). Pero Case pela y muy bien. Hace ágiles las secuencias con mucho texto, delira casi a la par de Morrison para crear locaciones, criaturas y máquinas y ya está muy, muy canchero para dibujar a los personajes fijos de la serie. Algún día se reivindicará a este dibujante como se lo merece.
Y llego hasta acá, nomás. Los otros tres tomos los leí antes de empezar el blog, hace relativamente poco, y no me da para releerlos. Prefiero pasar a la versión actual, más integrada al mainstream de DC, a ver con qué me encuentro. Y repetir por enésima vez que la Doom Patrol de Morrison y Case es una fuckin´gloria, una lectura que –como los grandes clásicos- no envejece, sino que enriquece.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Uuuhh. Esta fue la primera saga que leí de la Doom Patrol y me resultó, al principio, inaccesible. Pero, tuve la suerte de conseguir el inicio de Morrison en la patrulla y al releerla hme pareció genial. Lo de la calle travesti que se transportaba en el espacio estaba muy bueno, pero la guerra entre esas dos civilizaciones y todas las fases por la que transcurren (esa en que el espacio circundante desaparece...)es imprescindible, recomendable al mango. Además de todos los prólogos y epílogos, que me recontra cebaban -el vuelo desaparecido, las voces que se escuchan en el teléfono, ¿habían unos cubiertos que se movian?,- son miles de conceptos geniales que desconozco si Morrison los desarrolla en números posteriores.
Una historieta como muy pocas.
Algún día voy a tener que hacer un desembolso y completar la colección.

Grande Andrés.

PB

Anónimo dijo...

se ve interesante

Carlos dijo...

Hace un par de años leí completa la estadía de Morrison en Doom Patrol Fue alucinante, con todas las pilas de un escritor innovador y con la libertad creativa suficiente. Eso, Animal Man y The Invisibles siguen siendo sus mejores trabajos. Rescato también Seven Soldiers, pero lo último (Final Crisis) fue muy flojito por comparación. Un refrito de sus propias ideas.

Anónimo dijo...

A mi The Invisibles -colección de la cual tengo sólo el primer arco- no me impactó tanto, ni mucho menos, aún con relectura posterior. Y siendo que únicamente leo en papel no me arriesgué a continuar su lectura.
No sé, tal vez debería darle otra oportunidad, pero en el caso de la Doom Patrol, de Animal Man, de Arkaham Asylum los guiones de Morrison actuaron sobre mi de manera más efectiva.

Saludos.

PB

Redskull dijo...

Me encantan estos comics, donde lanzan ideas sin filtrar casi nada, solo ordenando un par de cosas, apra que tengan ALGO de sentido. Asi es como me gustan los comics, pelis, y literatura en general.