Mister X fue un fenomenito menor dentro de lo que fue el boom del comic independiente en los ´80. Nunca tuvo el impacto de American Flagg, ni de Nexus, ni de Love & Rockets, pero igual la creación de Dean Motter (con apenas 14 números publicados en la cuasi-ignota editorial Vortex) se las ingenió para armar un lindo kilombito, al punto de tener fans en Argentina. En 2005, la intermitente editorial iBooks reunió la serie original (más un epílogo) en dos tomos y yo hace poco capturé el segundo. El primero no me lo compré porque coincide a grandes rasgos con el TPB llamado The Return of Mister X, que tengo y leí hace décadas.
Y claro, al leer el segundo me doy cuenta de que muchísimo de lo que pasa acá deriva directamente de aquel primer arco del que (lógicamente) no me acordaba una chota. Tenía todavía frescas en las retinas las maravillosas imágenes de Jaime Hernandez (dibujante de los primeros episodios de la serie) y el resto lo fui recomponiendo a los ponchazos a medida que avanzaba en la lectura de este extenso Vol.2. Por eso si nunca leiste Mister X, no se te ocurra empezar por el Vol.2: sí o sí hay que arrancar por el Vol.1, que trae la saga dibujada por Jaime y co-escrita por Motter y los otros dos Bros. Hernandez, más dos unitarios en los que también pasan cosas importantes.
El argumento es realmente complejo. Hay una ciudad futurista que es producto de los sueños y pesadillas de un grupo de arquitectos, entre los que no sólo hubo feroces internas, sino incluso cambios de identidad. Con el correr de las páginas, Motter revela que de los… 25 personajes que aparecen o se mencionan en la serie, por lo menos 10 eran una misma persona, un hiper-impostor que asumió distintas identidades y fingió las muertes de aquellos personajes que ya no le servían más. A esto hay que sumarle drogas re-heavies que producen insomnio, o pesadillas tremendas, o que te permiten morir y resucitar tipo zombie, y otras que te ayudan a alterar tu apariencia para asumir más fácilmente identidades falsas. Entre flashbacks, secuencias oníricas y varios personajes que resultan ser uno sólo, no es difícil perderse en los laberintos del guión.
Por suerte está ese último episodio en el que Motter pasa en limpio algunos puntos oscuros de la serie. Y por suerte también a lo largo de todo el tomo hay buenos diálogos, personajes bien trabajados y un criterio excelente para dosificar la acción y la información. Incluso para decidir dónde termina cada escena, dónde clavar cliffhangers para acentuar el suspenso… También se nota que esto está pensado como serie regular que iba a durar años o décadas, por eso hay mucho subplot, mucha secuencia breve en la que cada 60 ó 70 páginas reaparecen personajes que no llegan a conectar nunca con la trama central, a los que Motter desarrollaba sin apuro, convencido de que ya tendrían su oportunidad de brillar.
El que no se pierde la oportunidad y brilla a full es Seth, por entonces un autor joven y promisorio, con la responsabilidad de reemplazar nada menos que a Jamie Hernandez. El dibujo de Seth se parece poco a lo que veríamos más tarde en sus obras más personales, pero igual es hermoso. En vez de mirar a Jaime, Seth mira a los autores de la línea clara posmoderna: Daniel Torres, Sento, Michael Cherkas, Serge Clerc, y sobre todo Rian Hughes, todos capos a la hora de imaginar el futuro en una clave estética aferrada a los años ´40 y ´50. Con el correr de las páginas Seth va soltando cada vez más el trazo, dejando que sea el pincel el que defina los contornos, y así gana en plasticidad. Por otro lado, la ambientación casi siempre nocturna en una ciudad repleta de edificios monumentales le permite a Seth jugar a pleno con las sombras, que tienen un peso gráfico enorme en la composición de las viñetas e incluso de las páginas, además de las inevitables reminiscencias al cine expresionista alemán. Y en el episodio final, Motter renuncia a su estilo para imitar el de Seth y lo simplifica mucho, pero –dentro de todo- le sale bastante bien.
En fin, cada tanto Dean Motter retoma a Mister X y las secuelas ya abarcan casi 30 años y unas cuantas editoriales. Sin dudas el concepto básico es tan bueno, que da para seguir explorándolo. Y si encima tenés dibujantes como Jaime Hernandez, Paul Rivoche o Seth, la intrincada saga retro-futurista se convierte en un tour-de-force.
domingo, 8 de noviembre de 2015
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7 comentarios:
hola, podrías despedir el año con alguna reseña de algún comic de alan moore? saludos y muy bueno el blog
Puede ser, no lo descarto.
Durante 10 días de Diciembre vamos a tener reseñas de 10 libros que componen una saga fundamental. No es de Alan Moore, pero está muy bien.
O podrías hacer un top ten de reseñas: las que despertaron más cotroversia, la más elogiada, la más criticada, etc. O pedir a los lectores que las propongan.
Además de las reseñas, me gustaron mucho la serie de notas que comentaste acerca de la era Perfil, me hubiera gustado una serie similar sobre la era clásica de la revista Comiqueando, pero a estas alturas ya no creo que tengas tiempo. Es una idea...
Por cierto, no me acuerdo de donde me sonaba Dean, pero nunca había escuchado acerca de esto (Mister X).La verdad que me dejó muy cebado.
Me gusta tu idea, jcarlos.
Sobre todo lo de "pedirle a los lectores que las propongan".
Vamos a ver cómo le doy forma.
Gracias!
Lo de una serie de notas acerca de la Comiqueando Clásica... no sé, el año pasado, cuando se cumplieron 20 años de aquel número 1, me hicieron unas cuantas entrevistas al respecto y no sé si me queda mucho por contar. De última mandame preguntas puntuales y te las respondo, Astro.
OK Andrés, aviso que no voy a mandar ningún mail para que ningún gracioso tome mi lugar. Mirá, estuve leyendo algunas entrevistas de nuevo y también escuché una telefónica que hay en YouTube que desconocía, y la verdad que ahora no sé que preguntar. Supongo que pedí esa nota en un arrebato de nostalgia noventosa, sabiendo que pronto no se va a poder hacer, pero me doy por satisfecho con lo que encontré en la web.
Restaría volver a pedir lo que ya han hecho otros, si en algún momento hay una oportunidad, sería genial tener algún tipo de material impreso de la Comiqueando. Ponele, un número que toque los mejores comics de la década, al estilo de la nota que hicieron en la online o algo así, más atemporal. La comiqueando online es muy buena, pero hay un ritualismo, una necesidad de tener algo más que no se llena con la version digital.
Gracias.
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