el blog de reseñas de Andrés Accorsi

martes, 10 de noviembre de 2015

10/11: CRONICAS DEL INXILIO

Hace unos días, el 26/10, veíamos una obra del Silvio Galizzi guarro, provocador, políticamente incorrecto. Hoy, en una panquequeada digna del PRO y la UCR, me encuentro con un Silvio Galizzi distinto, más reflexivo, más recatado, decidido a bajar la línea correcta. En Crónicas del Inxilio en vez de jugar a meterse en la piel de Drácula, Galizzi juega a repasar su juventud, que coincidió con la última dictadura militar que padeció Uruguay. Este libro ofrece, entonces, breves historias autobiográficas, sin vampiros, sin sexo, casi sin sangre, sin fantasía. Son fragmentos de la realidad que vivió Galizzi convertidos en 10 historietas.
La primera no tiene diálogos, es simplemente el texto de un poema utilizado para ilustrar de modo muy efectivo distintos momentos del golpe de Estado del 9 de Julio de 1973. La segunda (creo que es la más extensa) narra un viaje que emprende el joven Silvio junto a dos amigos, con poca plata y muchas ganas de pasarla bien. Es la historia que más daba para meter sexo, droga y rockanroll, pero no: hay sánguches, cigarrillos y murga.
La tercera recuerda la noche en que Sui Generis cruzó el charco para despedirse de sus fans uruguayos con dos conciertos, y acá Galizzi aprovecha para contraponer también cómo veían los jóvenes y cómo veían los viejos a la dictadura militar. Ah, y también hay un partido de futbol, que creo que deja a Uruguay afuera de una Copa América, y que no entendí bien cómo conecta con el resto de la historia. La cuarta es una breve anécdota del colegio secundario que incluye la primera visita del joven Silvio a una comisaría, también narrada con poco texto.
La quinta se centra en un acontecimiento histórico del Siglo XIX (el sitio de Paysandú) y al final parece conectar con el secuestro de un historietista. En la siguiente, Silvio y sus amigos terminan otra vez en una comisaría, donde se comen un garrón importante. La séptima repasa dos sucesos importantes de 1980: un plebiscito en el que pierde el gobierno militar y un campeonato de futbol (el Mundialito) que gana Uruguay de local. La historia más breve es la octava, apenas tres páginas en las que Galizzi recuerda cómo se decide a estudiar Derecho y cómo conoce a Cristina, quien fuera su mujer durante muchos años.
La novena historia, por el contrario, tiene 14 páginas y acá sí, la represión se pone heavy. Una manifestación de 1983 termina con Galizzi (y muchos uruguayos más) cagados a palos por la policía montada, detenidos y humillados por los militares. Y el epílogo, ambientado ya en democracia, tiene que ver con la impunidad, con el hecho de que la transición democrática uruguaya no incluyó juicios a los autores de crímenes de lesa humanidad, sino que siguieron circulando libremente por las calles.
Como siempre digo, en la historieta latinoamericana ya se exploró hasta el hartazgo el tema de “los milicos malos nos cagaron la vida”, pero la mirada de Galizzi suele escaparle a la mera denuncia o al mero panfleto y ofrece un panorama mucho más abarcativo (y por ende más rico) de la vida y las costumbres de los jóvenes uruguayos durante los años oscuros. Ese es uno de los méritos más salientes de este libro. El segundo es el trabajo del enorme rosarino Esteban Tolj en el dibujo. Tanto en las secuencias mudas como en las de diálogos extensos, Tolj aporta el brillo, la magia de su trazo. La documentación de época es impecable, el equilibrio entre blancos, negros y grises es magistral, la narrativa está cuidadísima, y lo más notable: la capacidad de Tolj para ponerle carnadura a un estilo no muy realista, pero repleto de gestos, detalles y rasgos 100% reconocibles. Esto es muy difícil de lograr y me hizo acordar a dos grandes dibujantes que lo hacían parecer muy fácil: Alfredo Grondona White y Paul Coker, uno de los capos de la MAD de los ´70 y ´80, que es con quien más relaciono el grafismo de Tolj. Excelente trabajo de este monstruo consagrado en la animación y al que me encanta ver coquetear con la historieta.
Si sos uruguayo, no cabe lugar ni para cinco milímetros de duda: tenés que tener Crónicas del Inxilio. Si sos fan de Galizzi, ni hablar. Y si te gusta la historieta autobiográfica con un espesor dramático posta, que vaya más allá del “fui a la panadería a comprar churros y como no había compré medialunas”, estoy segurísimo de que lo vas a disfrutar.

3 comentarios:

quique alcatena dijo...

Silvio es mucho más que Vlad Tepes. Ojalá tengamos pronto más libros escritos por él. Y el trabajo de Tolj es formidable.

Jorge dijo...

Me alegro por Esteban Tolj. Es un gran tipo, en todos los sentidos! Buscaré este libro para comprarlo acá en Rosario.

vlad tepes dijo...

Gracias por la reseña Andres! Dos cosas: aclarar que el golpe de estado fue el 27 de junio de 1973. Lo que pasa es que en la misma historia se cuenta el dia del golpe y luego lo que sucedió el 9 de julio en una gigantesca manifestación con una aun mas gigantesca represión. Y dos, agradecer a Quique sus palabras. Que un monstruo como el te diga eso, te da ganas de seguir haciendo.