A todo esto, nunca comenté nada de la convención que motivó mi viaje al sur de California. Los artistas que me recomendaron la WonderCon me la vendieron como un evento grande, poco contaminado por la gilada que confunde a las convenciones comiqueras con eventos grandilocuentes en los que estalla la calentura por las películas, las series de TV y los videogames. Y en ese sentido, debo decir que no me mintieron para nada.
El evento se realiza en un predio majestuoso, mucho más amplio, cómodo y con el espacio mejor distribuído que la New York Comic Con. El primer día, la cola para entrar era de unas ocho cuadras, algo que yo sólo había visto el día que Soda Stereo tocó en River después de 10 años separados. Adentro, toda esa horda estaba cómoda, no había colas molestas para entrar a las salas, ni a los baños, ni para comprar algo de morfar.
El sector de stands está muy bien, pero no transmite ese vértigo, esa sensación sobrecogedora de que –con paciencia y billetera- vas a poder encontrar TODO lo que se te cante, cosa que sí sentí en la NYCC. Acá estaban los stands que faltaban en New York: Boom!, IDW, Last Gasp, Valiant, Avatar, hasta Zenescope... pero no estaba Marvel! ¿Cómo carajo Marvel no pone stand en la WonderCon? Ni idea. También faltaban Viz, Vertical... todos los que le dan bastante bola al manga. Y al igual que en la NYCC, había poco comic alternativo, poca merca que escapara de la trilogía superhéroes- zombies- jedis. De todos modos, recorriendo un poquito, había stands muy bien presentados, tanto de editoriales como de comiquerías y dealers de remeras, muñecos, merchandising raro y originales.
El sector de los artistas (el Artists´Alley) era mucho más chico que el de la NYCC, y a la vez más cómodo para recorrerlo. Por supuesto, no había tantas luminarias como en NYCC ocupando sus mesitas, pero me encontré con ídolos como Sergio Aragonés, Mark Waid, Paul Gulacy, Dan Brereton, Humberto Ramos, Tommy Lee Edwards, Rick Burchett, Felipe Smith, Yannick Paquette, Steve Lieber, Cully Hamner, Marc Silvestri, y el inefable Rob Liefeld, entre otros. En el stand de DC (el único que realmente sorprendió con la cantidad y calidad de autores que se acercaron a firmar) estaban Jim Lee, Gail Simone, Francis Manapul, Tony Daniel, Cliff Chiang, el maestro Marv Wolfman... un desfile bastante intenso de autores con mucha convocatoria.
Las salas donde se hacen las charlas son espectacu-
lares, sin nada que envidiarle a las de San Diego. Elegí para ilustrar la nota una foto en la que aparecen Manapul, James Robinson y Tony Daniel, en una charla muy interesante en la que también estaban Mark Waid, Kelly Sue DeConnick y Robert Venditti. También había salas dedicadas a juegos y proyecciones, imagino que habría un amplio sector para que desfilaran los cosplayers (había muchos y con muy buenos disfraces) y para que firmaran autógrafos algunos actores y celebridades de la B Metropolitana. Lo que lamentablemente no vi (pero a esta altura nadie se lo exige a los eventos yankis) es un sector con muestras de originales.
En general, fueron tres días muy comiqueros, en un lugar muy lindo y muy cómodo, en el que a los periodistas nos trataron muy bien, con buenas actividades, mucha onda, mucha gente que la pasó bárbaro, sumado a la posibilidad de interactuar con una veintena de autores grossos y de comprar muchísimo material a precios que –comparados con lo que se paga hoy en Argentina por el comic yanki, traducido o no- parecen una cargada. No te digo que ya estoy al palo, sacando pasaje para la WonderCon 2015, pero sí que es un evento que se disfruta a pleno y que además es una excelente excusa para irse a tomar un poco de sol a las hermosas playas de California.
Mañana sí, vuelven las reseñas de libros, caiga quien caiga.
sábado, 26 de abril de 2014
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