jueves, 8 de septiembre de 2011
08/ 09: TRAGEDIAS DEL ROCK Vol.2
Esta vez es el turno de la biografía de Michael Jackson, convertida en historieta por Diego Agrimbau y Horacio Lalia, dos grandes de distintas generaciones, a los que les tocó la dura tarea de sintetizar los 50 años del Rey del Pop en escasas 50 páginas.
A diferencia de Pol Maiztegui, Agrimbau opta por recorrer la vida de Michael de forma lineal, desde su nacimiento hasta su enigmática muerte. Y lo hace de la mano de un personaje misterioso, cuya identidad se nos revela recién al final, en un giro bastante impredecible. Este personaje fuerza a Michael a repasar su pasado, a revivir momentos dolorosos y momentos gloriosos, a refutar acusaciones muy graves, a replantearse esos arrebatos excéntricos, esos caprichos, que tantas veces eclipsaron a sus logros artísticos. Michael responde como un auténtico boludo. No sabemos si se hace el boludo, o si es un boludo, eso no lo aclara Agrimabu en su guión. Lo cierto es que nos presenta a Michael como un tipo de insuperable inspiración para la música y el show, pero que a la hora de razonar, de interpretar lo que pasa, de explicar lo que hace, tiene menos luces que la lancha del contrabandista.
Por suerte, Agrimbau no saca conclusiones apresuradas. Si llega a sugerir alguna, es la que los fans de Michael bancamos a muerte: el pobre pibe era un freak, un tipo mentalmente inestable, con serios trastornos de personalidad, fruto de los abusos de los que fue víctima en su infancia, o en realidad en su no-infancia, porque se la robaron y nunca se la dejaron vivir como a un chico medianamente normal. En general, el guión no cede a la tentación más obvia: cebarse a full con los escándalos y dejar de lado la faceta artística del ídolo. Va un poco rápido (para la página 17 ya estaba por salir Thriller), pero bueno, es mucha historia para condensar en 50 páginas.
El dibujo de Lalia tiene altibajos. Por momentos, parecieran lápices muy sueltos, hechos a los santos pedos, y reventados en el photoshop. Hay una textura rara, como de carbonilla, pero finita, que da una sensación de desprolijidad, atípica en los trabajos del maestro. La narrativa tiene algún tropiezo menor, los textos son menos y mejor dosificados que en la biografía de John Lennon, y por momentos Lalia logra subrayar el drama y la euforia de la vida de Michael con un buen trabajo de expresiones faciales. Pero aún así la faz gráfica se ve titubeante, como si faltara una etapa del proceso, un pulido, un pasado en limpio. El color de Marcelo Orsi Blanco tampoco ayuda demasiado: más de una vez enfatiza esa sensación de desprolijidad que transmite el dibujo, en vez de tratar de pilotearla. Tengo entendido que fue un trabajo realizado en muy poco tiempo, pero ese es un problema del autor (o a lo sumo del editor) que el lector no tiene por qué padecer.
De todos modos, no perdamos de vista lo más importante: esto no está pensado para seducir a los fans del comic argentino, sino a los fans de Michael Jackson. Y en ese sentido, no creo que el libro tenga mayores impedimentos. Los críticos y especialistas no lo pondremos entre las obras fundamentales de Lalia, ni de Agrimbau, y a la mayoría de los que la compren le chupará un huevo, la mitad del otro y el 62% de la poronga. Al fan del Rey del Pop le va a parecer una idea copada, original, y se va a entretener un rato, mientras –en una de esas- descubre facetas o datos sobre la vida del ídolo que desconocía. Lo más importante lo dijo Michael: Si querés que el mundo sea un lugar mejor, mirate a vos mismo y hacé un cambio.
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Argentina,
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1 comentario:
Yo diría que solo tiene bajos el dibujo de Lalia.
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