viernes, 30 de septiembre de 2011
30/ 09: SUPERMAN/ SAVAGE DRAGON: CHICAGO
Todo muy lindo, muy grosso Erik Larsen, pero esta era muy brava, incluso para él. No sé si Superman/ Savage Dragon: Chicago es mejor que el team-up ambientado en Metropolis aparecido varios años antes, porque aquel se veía tan poco atractivo que jamás me animé a leerlo. Tampoco sé si era importante leerlo para que este me resultara menos blandito, menos intrascendente. El tema es que –nueve años tarde- me jugué por este librito, simplemente por fan de Larsen, sin saber con qué me podía llegar a encontrar, y me encontré con un guión entre remanido, predecible y chato.
Lo más copado es cuándo elige Larsen ambientar el team-up. Esto es, claramente, 1991, o principios de 1992: Luthor ya perdió una mano pero todavía no fue reemplazado por el pelirrojo melenudo que dice ser su hijo, Lois ya sabe el secreto de Clark, y Doomsday todavía está lejos. Era una muy linda época para leer comics de Superman (aunque cuatro comic-books por mes era medio zarpado) y Larsen estuvo bárbaro (o muy pillo) al elegir ese momento para insertar esta historia. Por supuesto, en 1991 no había comics de Dragon, ni siquiera existía Image. Pero si leíste Dragon, te enteraste por flashbacks mucho de lo sucedido antes de la miniserie en la que empieza la leyenda que (milagrosamente) sigue hasta hoy. Igual creo que en la continuidad de Dragon, esto engancha más adelante, porque Larsen establece que Antonio Seghetti FUE el Overlord, en tiempo pasado. Medio raro, pero bueno, son distintos universos.
Larsen también opta por el recurso que a mí menos me copa cuando se juntan personajes de distintas editoriales: todos actúan como si siempre hubiesen compartido universo. Uno en Metropolis y el otro en Chicago, Superman y Dragon siempre escucharon hablar uno del otro. Incluso los villanos de uno y otro se conocen desde siempre. Me gusta más lo otro, la extrañeza de que uno sepa que el otro no pertenece a su universo, que hay una anomalía, una invasión, algo que no cierra. Y la otra elección bizarra de Larsen es que obvia por completo la infaltable pelea entre los buenos. Ese clásico malentendido, que termina cuando los héroes bajan un cambio y deciden guardar las trompadas para los villanos, acá no está. Y había mil formas válidas de meterlo, eh?
El argumento gira en torno a un éxodo masivo de los villanos de Superman a la ciudad de Dragon, un hiper-super-villain-team-up entre todos ellos más los enemigos del verdoso para masacrar a los buenos y una revelación final que explica quién hizo venir hasta Chicago a a los Malos Metropolitanos y para qué. Al final, casi nada es lo que parece. Pero todo tiene gusto a viejo, a trillado, o a traído de los pelos. Y que la oficial de policía Alex Wilde sea la quien salve a los héroes, tampoco da ni un poquito.
Entre una cosa y otra, tenemos toneladas de machaca, bien power y estridente, que es algo que Larsen aprendió de Jack Kirby y le sale cada día mejor. Acá se revolean trompadas por centenares, y el que no destruye una pared, no existe. Por suerte, el lungo creador de Dragon mecha estas páginas con otras donde muestra que, además de peleas pasadas de rosca, sabe contar otras cosas. Entre las splash pages grandilocuentes se cuelan páginas de 9 y 10 viñetas, páginas con viñetas horizontales, verticales y con la clásica grilla de Kirby, de seis cuadros iguales. La acción casi no deja lugar para el desarrollo de personajes y el poco que hay se lo llevan un par de villanos del Vicious Circle y Luthor, que seguramente encajaría mejor en el universo de Dragon que su némesis kryptoniano. Pero a nivel narrativo y sobre todo a nivel dibujo, estamos ante un comic muy, muy atractivo, que no decae en ningún momento.
Lo único que no me cerró fue el guión, pero en tan pocas páginas no sé si se podía pedir mucho más. El fan de Dragon está acostumbrado a mejores guiones, sin dudas. El de Superman… depende de qué épocas haya leído. Al lado del Superman pre-Byrne, por ejemplo, esto es Watchmen. Al lado del Superman post-Zero Hour, no sé si es Watchmen, pero tampoco apesta. Y el fan de la machaca superheroica sin mayores pretensiones, o de los team-ups entre héroes de distintos universos seguro lo va a disfrutar.
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