Bueno, al final no era tan grave. Se podía leer este tomo después del Vol.4, sin hacer escala en los Vol.1 y 2 de FF, que van en el medio y recopilan esos 12 episodios en los que Spider-Man toma el lugar de Johnny Storm en el clásico cuarteto. Debe haber... un detallito o dos que Jonathan Hickman no explica y que tenés que deducir por vos mismo. Pero no se siente el vacío, no te encontrás con un status quo totalmente indescifrable. Lo que sí tenés que tener muy frescos son los episodios anteriores de Fantastic Four de Hickman, sobre todo los que vimos en los tres primeros TPBs, esos en los que pasaba poco y el guionista (e hincha de River) sembraba plots grossos a futuro y tiraba pistas sutiles de que se venía una saga de proporciones cósmicas.
Esa saga está acá. Todo lo que Hickman sembró, lo cosecha en los episodios reunidos en este TPB. Acá pasan tantas cosas que el regreso de Human Torch (que obviamente no estaba muerto) es casi un elemento menor. En realidad no, porque Hickman dedica 50 páginas (casi una novela gráfica, dentro del monumental n°600) a contarnos qué le pasó a Johnny en la Zona Negativa y cómo logró volver. Pero antes y después de eso, tenemos a Annihilus, la armada Kree, los Inhumans, Galactus y los Celestials en una machaca cósmica a todo o nada, con todo el universo en juego. La trama es compleja, y por ahí cuando la tiene que resolver, Hickman la simplifica un toque, porque se da cuenta de que si no, necesita 15 episodios para resolverla. Y así desaprovecha un poquito (no mucho) a una de las amenazas (los Kree).
El resto es todo un in crescendo, hasta llegar a momentos de una tensión impresionante, donde el guionista te tiene agarrado de la garganta y a cada nuevo giro o revelación, uno responde “nah, pará un poco, esto ya es demasiado”. El conflicto más grosso que yo recuerde en la larga historia de los Fantastic Four (que, nos cuenta Hickman, es desencadenado por algo que nos narró en su Vol.1 como si fuera una anécdota casi menor) no lo pueden resolver ni Reed y su grupo ni todos los héroes que se acercan a dar una mano. Lo va a resolver un personaje que viene de otra era, al cual Hickman ya nos había mostrado, y al que no quiero nombrar para no spoilear. Alcanza con decir que es un ser tan poderoso, que al final Galactus se convierte en heraldo suyo. Que Galactus sea tu heraldo es algo así como que Maradona sea tu chofer, Natalia Oreiro tu mucama y Quino vaya con vos a todas las convenciones para cargarte la mochila y las bolsas con lo que te comprás.
La verdad es que el final es tan fuerte, tan impactante y cierra tan bien todas las puntas que abrió Hickman en los tomos anteriores, que no tengo la menor idea de qué puede pasar en el Vol.6, el último que escribe el maestro antes de cerrar esta serie para irse a escribir a los Avengers. Necesariamente tiene que ser una aventura más chiquita, menos ambiciosa, pero ni idea de para dónde puede ir. Quizás para el lado del Dr. Doom, que es un personaje al que, en este tomo, Hickman mantiene inteligentemente en las márgenes del mega-conflicto.
En cuanto al dibujo, tenemos muchas páginas de un Steve Epting no a media máquina, pero por debajo de lo que nos mostró en Captain America y The Marvels Project. Hay páginas tan apuradas, sacadas tan “con fritas” que por momentos parece que amaga con volver el Epting de los ´90, el que dibujaba Avengers en la etapa de Bob Harras, ese que parecía un clon oscuro de John Buscema. Pero claro, en esa época no usaba fotos y acá abusa un poquito de ese recurso. Sin mirar siquiera una foto, Barry Kitson reemplaza a Epting en dos episodios muy bien dibujados, en los que el inglés pone mucho huevo y los coloristas dejan la vida. También hay una linda historia corta dibujada por Farel Darlymple y una muy breve (apenas 6 páginas) dibujadas sin demasiada onda por Leinil Francis Yu. Lo mejor del tomo a nivel visual son esas 50 páginas de Johnny en la Zona Negativa, dibujadas como la San Puta por Carmine Di Giandomenico, un talentosísimo artista italiano que, también sin tocar una foto, le pone onda y personalidad a un trabajo consagratorio para él y para el colorista Andy Troy, que también la rompe. Son 50 páginas casi sin fondos, pero con un nivel de dibujo estremecedor.
Ahora sí, ya estoy a un sólo tomo de terminar la etapa de Jonathan Hickman en Fantastic Four. Me quedan pendientes los tomos de FF, que me los voy a comprar sólo si los veo muy baratos. Prometo entrarle pronto al Vol.6, así ya paso a la (breve) etapa de Matt Fraction.
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2 comentarios:
yo lei el 600 para ver si me podia enganchabar con los ff, y esa idea de que spiderman estubiera en el grupo para que sigan llamandose ff,y como le isieron una movida marketinera grossa pense que lo iban a seguir pero como al toke traen a la antorcha, lo deje ahi, y desterre las ff de mi lectura para siempre.
Solo paso para decir lo mucho que disfruté la etapa de Hickman con los 4F. Sin inventarse nada nuevo, si no me equivoco todos los personajes que usa ya habían aparecido en la serie o vienen de otros títulos, el tipo cuando una historia muy divertida.
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